Cumbre de las Américas ¿para qué? J

Yo he venido insistiendo en que el debate sobre el giro que debe darse en la política antidroga debe abrirse.

El tema de la presencia o no de Cuba en la Cumbre de las Américas ha ido tomando cada vez más espacio en los medios de comunicación y de alguna manera distrae la atención que debe prestársele a otros temas de la agenda hemisférica, que con el perdón del pueblo cubano, revisten una importancia mayor y más inmediata a los demás países.

Las variaciones en los indicadores de seguridad y convivencia ciudadana en el continente, así como las amenazas provenientes de diferentes tipos de organizaciones mafiosas deben ser el centro del debate y definición de planes de acción cada vez más concretos. No se justifica el esfuerzo logístico y diplomático de una reunión como ésta, si de ella sólo se derivan declaraciones en las que se reconoce la gravedad de los problemas y se promete hacer esfuerzos en abstracto para la solución de los mismos.


Un punto de partida es garantizar que no existan trabas legales entre los diferentes Estados para la cooperación, especialmente en materia judicial; así mismo es importante avanzar en la definición de acuerdos para el patrullaje conjunto de las fronteras como el que tiene Colombia con Perú, para optimizar los recursos existentes y cerrar espacio a las organizaciones criminales y terroristas.


Pero la reunión debe permitir avanzar hacia temas nuevos. En la medida en que el libre comercio entre los Estados se va convirtiendo en la regla general, debemos establecer condiciones nuevas para que el ejercicio del mismo se haga en condiciones de equidad (comercio justo). En ese sentido es necesario abrir una agenda social y económica continental que impida, por ejemplo, que los países edifiquen sus ventajas comparativas a partir de un deterioro de la calidad del empleo.


Así mismo, en este escenario vale la pena explorar opciones como la creación de un mercado único de medicamentos o agencias regionales para la compra de los mismos, que permita enfrentar la posición dominante que tienen algunos laboratorios multinacionales en ciertos países. O bien crear un holding empresarial continental para el desarrollo de nuevas formas de energía limpia.


Yo he venido insistiendo en que el debate sobre el giro que debe darse en la política antidroga debe abrirse. La forma de hacerlo sin que ningún país vea amenazada su posición actual, es trabajar en un convenio internacional enfocado en la prevención del consumo. Ese es el primer paso que hay que dar.


Estos son los temas que deberían ocupar la agenda de la Cumbre y sus preparativos y no el hacer el juego a triunfos mediáticos de la diplomacia cubana que rechazó ser parte de la OEA luego de que la mayor parte del continente le dio la bienvenida a pesar de su evidente déficit democrático.


 (*) Senador

Credito
UAN MANUEL GALÁN P.

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