Vale la pena despertar

Se volvió normal y se justifica la utilización de la violencia para sostener a los que estén en el poder, así gobiernen contra los intereses del pueblo. Pero se hace a nombre de lo que llaman democracia, término cuya utilización es cuestionada por jóvenes de varios países.

Se volvió normal y se justifica la utilización de la violencia para sostener a los que estén en el poder, así gobiernen contra los intereses del pueblo. Pero se hace a nombre de lo que llaman democracia, término cuya utilización es cuestionada por jóvenes de varios países. Tan cuestionado, y de pronto más que el capitalismo, sistema en el cual el ser humano solo es un objeto para hacer dinero aun a costo de su degradación y de su vida. Su poder les ha permitido el control de las economías y los gobiernos hasta el punto que las transnacionales imponen normas en los países adonde llegan corrompiendo autoridades, destruyendo culturas, tejido social y medio ambiente y, además, utilizando la violencia y la corrupción y controlando los ahorros de los pobres y los servicios públicos. La crisis económica y social del mundo y la falta de bienestar de la sociedad tienen a los jóvenes protestando contra el capitalismo y su democracia. Una voz de alerta que merece atención y apoyo de quienes quieren un mundo mejor.

Y en Colombia, ¿qué? Basta una corta mirada a la explotación de los recursos naturales no renovables y a la situación del campo. ¿Qué dejaron al Chocó, a Antioquía, al Valle del Cauca y al Cauca, solo como ejemplos, las transnacionales del oro, en algunos casos asociadas con empresarios colombianos? Despojo de tierras, degradación social y ambiental, miseria, epidemias, terrenos no recuperables, corrupción y desolación. Trate de recordar lo que le significó a esta región la explotación del oro durante la conquista, la colonia y la república. Tal vez sí hay dos cosas para recordar. La iniciación de la Expedición Botánica en el Real de Minas El Sapo (Valle de San Juan) en los ratos que le robaba José Celestino Mutis a su labor de minero para dedicarlos al jonjoleo con flora y fauna; y la primera liberación de esclavos en América realizada por José Antonio Galán en la mina de Mal Paso de Mariquita.

Ahora el turno llegó al Tolima con Anglogold, una empresa con pasado oscuro, que fletea periodistas y vividores que le tiran el petate al mejor postor, como las que van de feria en feria, que tiene a su lado a un procuradorcito agrario y que metió al costal al representante de los comerciantes en el Consejo Superior de la UT.

No esperaba que le salieran al paso, en defensa del medio ambiente y del futuro del Tolima, el Director de Cortolima, el Gobernador, los alcaldes de Ibagué y de Piedras, la Universidad del Tolima, los agricultores y un movimiento ambiental cada día más fortalecido. Le sobra dinero para comprar fincas y conciencias, pero eso no es suficiente, así en el Congreso y el Gobierno central tengan quien les corte leña para impulsar la locomotora puesta en marcha para destruir el Tolima. Solo falta ver qué hacen los elegidos con el voto popular y las llamadas vivas del Departamento.

Mientras tanto podemos tejer pendejadas tomando en serio el cuento de restitución de tierras. Una mirada de reojo a quienes las han robado desde 1936 y los veremos atacando por todos los flancos, así sea con sus sus ejércitos privados. Tienen el poder y las armas para impedirlo invocando la defensa de la democracia. La respuesta violenta a las protestas dan la medida y destapan los intereses en juego. ¡Lo del pueblo vale un carajo!
Cantaleta.- Sorprendentes las medidas tomadas frente al robo de unas piezas arqueológicas y patrimonio cultural de la Nación del Museo de la UT: se suspendió la venta de tamales y de cosméticos en el museo que permaneció varios años sin prestar servicios.

Credito
HÉCTOR GALEANO ARBELÁEZ

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