¡Qué alivio!

Camilo González Pacheco

Por estos días de retroceso en los avances de la humanidad en democracia y derechos humanos, constituye un verdadero bálsamo para las heridas y la desesperanza, volver a escuchar al Presidente Obama. En especial, en su discurso de conmemoración del natalicio de Nelson Mandela, donde sustentó conceptos trascendentales en los cuales todos los soñadores e idealistas del mundo también creemos:

“En el cumpleaños cien de Madiba, nos encontramos en una encrucijada; un momento en el tiempo en que dos visiones muy diferentes del futuro de la humanidad compiten acerca de quiénes somos y quienes debemos ser. Creo en la visión de Nelson Mandela; creo en una visión compartida por Gandhi, King y Abraham Lincoln; creo en una visión de equidad y de justicia, libertad y democracia multirracial, construida en la premisa de que todos nacemos iguales y fuimos dotados por nuestro creador con ciertos derechos inalienables… Él llegó a encarnar las aspiraciones universales de los desposeídos alrededor del mundo, con la esperanza de una vida mejor y la posibilidad de una transformación moral de la conducta humana.”

Señaló igualmente, que vivimos tiempos extraños e imprevisibles, en los que el cinismo y la creciente política del miedo atacan la democracia, como la menoscaban también los que llamó “hombres fuertes”, aquellos que desconocen las instituciones y violentan los derechos humanos.

Obama tiene razón. Abundan ciertamente, los “hombres fuertes” que se aferran al poder con todo, pisoteando, incluso, el respeto y decoro que deben observar quienes encarnan una nación. Para la muestra varios botones: Al-Sisi ha amordazado la prensa internacional y cerrado periódicos; en una sola jornada, soldados de su régimen mataron a 700 opositores; estima que debe primar la seguridad nacional sobre las libertades (algo semejante a lo que sostienen por estos lares futuros ministros). Rodrigo Duterte, presidente de Filipinas, ha promovido escuadrones de la muerte y aplica la pena máxima a los drogadictos. Putin, bien formado en la KGB, considera a las democracias débiles, manipulables y tramposas, por eso creó una en la que él se reserva todo el poder. Maduro ha tomado descaradamente todas las ramas del poder público. Y, Danielito Ortega, que parece revivir a Somoza.

Y la tapa: Trump impulsando la discriminación, la persecución y criminalización de los inmigrantes; la separación de familias; que insulta a las mujeres, a los periodistas, a los países pobres y latinoamericanos e incluso a sus amigos y aliados; que incumple con la arrogancia de matón de barrio tratados y convenios; que miente y deshonra su palabra.

En ese ardiente bullicio dictatorial, resulta refrescante volver a escuchar la voz sonora de Obama con palabras de paz, esperanza e igualdad. ¡Qué alivio!.

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