La importancia de la memoria y la justicia

Héctor Manuel Galeano Arbeláez

La Corte Interamericana de Derechos Humanos CIDH acaba de condenar a Colombia como responsable, no solo por omisión sino también por acción, del exterminio de la Unión Patriótica, UP, que se tradujo en la violación de los derechos humanos de más de 6.000 víctimas y militantes que fueron asesinadas, desaparecidas, torturadas y/o desplazadas, violando sus derechos políticos, la libertad de pensamiento y de expresión y cuyas máximas víctimas fueron los candidatos presidenciales Jaime Pardo Leal y Bernardo Jaramillo Ossa.
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La responsabilidad del estado colombiano, dice la sentencia, se desprende tanto de la participación directa de agentes estatales y no estatales en lo que considera un crimen de lesa humanidad, donde hubo una clara ausencia de investigación y persecución penal de los hechos por parte de la justicia colombiana.

En el fallo también se destaca que el Estado violó el derecho a conocer la verdad en perjuicio no solo de las víctimas sino de la sociedad por la falta de justicia, y esta conclusión nos lleva a recordar que en este país la justicia no funciona hace mucho tiempo y su desprestigio  tiene su máxima expresión en los que se ha llamado “el cartel de la toga”.

Y a propósito del exterminio de la UP, hay que recordar ese famoso episodio entre el entonces comisionado de paz Carlos Ossa Escobar y el general Rafael Samudio, quien ante la preocupación del consejero por los asesinatos sistemáticos de miembros de la UP, el general respondió: “A ese ritmo no van a acabar nunca”.

Ese y otros hechos llevaron a Ossa a suscribir en una notaría de Bogotá un documento donde asegura que el exterminio de la UP se dio por una alianza entre Fuerzas Militares, el narcotráfico y grupos paramilitares.

La memoria de todo cuanto nos ha ocurrido en materia de violencia es de suma importancia para no repetir las tragedias, pero los colombianos parecemos amnésicos y por eso a diferencia de otros países que logran superar sus conflictos internos, nosotros no hemos podido. Recordemos que la guerra es la locura del hombre.

Es necesario insistir en preservar la memoria de nuestro pasado, la historia de cada región y especialmente en lo relacionado con la defensa de la vida, que es un tema en el que estamos fallando como lo demuestran los asesinatos diarios de líderes sociales en todo el país.

Ñapa: se inicia el turismo cultural en el Corredor de Arte Rupestre Rafael Parga Cortés, que comprende los municipios Purificación, Prado, Dolores y Alpujarra, con la colaboración de las instituciones educativas y dirigentes cívicos de  dichos municipios.

 

HÉCTOR GALEANO ARBELÁEZ

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