Colombiano en Miami

Hermógenes Nagles

Porque siempre he considerado a “El Nuevo Día” la mejor ventana de opinión del Tolima y porque desde el 2015 profeso gran empatía, admiración y aprecio por sus directivos, staff de edición y redacción, encabezado por Edwin Ballesteros, su editor periodístico, estaré escribiendo una columna para mis lectores, paisanos y hermanos tolimenses.
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La idea de comentar aconteceres, opiniones o simples ocurrencias de inmigrante en USA, llegó en buena hora en este apocalíptico encierro del Covid 19. Apocalíptica, digo, eufemísticamente, porque es el fin para quienes experimentábamos el inmenso placer de hacerlo todo en la calle: caminata y oración matinal en la iglesia Catedral, desayuno de trabajo, rebusque de negocios, gimnasia bancaria y cine nocturno en pantalla gigante. El fantasma del Covid 19 no desaparecerá antes de dos años, dicen los sabios epidemiólogos y si esto es así, pues todos seguiremos viviendo en eterna cuarentena.

De acuerdo con el pronóstico de los filósofos globales que entrevista CNN o publica New York Times, después de esta emergencia sanitaria el mundo no volverá a ser el mismo. Trump será sacado a patadas de la Casa Blanca, los sistemas de salud volverán a ser regulados y administrados por el propio Estado (ya no más SaludCoop, IPS y EPS), mamá y papá trabajaremos desde nuestros portátiles y la pasaremos todo el día en videoconferencia. De cuando en vez haremos compras por e-commerce.

Los empresarios suprimirán oficinas para reducir al más bajo logaritmo los gastos administrativos de sus compañías. Pobres y ricos acudiremos al banco virtual mientras los niños recibirán sus clases de matemáticas o de inglés por zoom. Los libros, periódicos y revistas se leerán desde nuestros Apps. Asumamos desde ya este gran cambio de vida. Bienvenida la increíble vida de la aldea global.

Poniendo sobre el escritorio el primer ciber-tema, noticia o chisme, déjeme decirle que me ha llamado mucho la atención el insólito anuncio hecho por el gobierno Trump de ofrecer un gran número de visas de trabajo, miles de visas están dispuestas para traer a USA, exclusivamente, médicos extranjeros y/o científicos, enfermeros o personal paramédico.

Tan pronto leí esto, enseguida pensé: como anillo al dedo para que inviten a nuestro científico estrella del Tolima y de Colombia, el doctor Manuel Elkin Patarroyo, no porque no lo queramos ver más echando labia por RCN o Caracol sobre las bondades de la vacuna sintética de la malaria. No. ¡Ni más faltaba! Es que, visualmente, Estados Unidos está postrado en guerra, con miles de contagiados y moribundos de Covid 19 en Nueva York o Miami.

Trump necesita ser el primer presidente del mundo que grite “Tengo la vacuna”. Es tal su desespero que prefirió echar por tierra su política de cero inmigrantes con tal de que Manuel Elkin, y demás sabios de nivel mundial y tras ellos un selecto ejército de médicos y enfermeros, lleguen cuanto antes a curar a las víctimas del Coronavirus.

Esta idea, antes de escribirla, la solté primero a mi hermana Leyla para convencerla de que mi sobrina, la médica ibaguereña, Leidy Johana presentara de inmediato papeles a la Embajada americana, pero ella de inmediato me respondió con este genial apunte muy tolimense, por cierto: ¡Noooo, usted no está ni tibio si cree que voy a mandar a mi hija a contagiarse en ese país, al lado de ese cerdo de Trump.

HERMÓGENES NAGLES

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