El “juego” de los avales

Hugo Patarroyo Murillo

Cada vez, es más confuso el manejo electoral colombiano. Existen reglas y contra reglas en la normatividad de las elecciones. Disposiciones, van y vienen.
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Sanciones, cargos, dobles militancias, etc, etc. Se inventan cualquier tipo de interpretación, para “enredar la piola”. Actualmente, son alrededor de 40 los partidos y/o movimientos políticos los que pueden avalar candidatos. Antes, eran los Liberales, los Conservadores y un poquito los del PC, los que dirimían las elecciones. 

Hoy en día, precisamente, en la búsqueda de una mayor participación de los colombianos en las urnas, el sistema permite que, cualquier tipo de mezcla política se presente: liberales medio godos, godos medio afros, afros de origen ghanés, afros con origen somalí, godos medio liberales, verdes medio verdes, godos medio comunistas, izquierdistas medio liberales, liberales medio medio, todos, untados con LGTBI, unos con plus (+), otros con Q+, etc, etc. Sin contar, los candidatos que van por firmas, cuyos nombres de los movimientos en cada región, haría interminable la lista. Lo cierto es que, ahora sí… si los colombianos no quieren votar, mejor dicho, no participan en las elecciones, es porque definitivamente no les importa y, porque el hastío del tema político, sumado a su impotencia frente a los malos manejos del erario, hacen que la gente no intervenga en el futuro de su región. Eso está claro. 

Lo más curioso de todo es, que ahora se juega, no a buscar un respaldo o sino, a que no se le dé el aval, a otro candidato… a que no se acredite a una persona que puede ser “un peligro” para los intereses de tal o cual grupo político. Casos se ven, todos los días. 

Tal parece que nuestro departamento del Tolima, es campeón en esas triquiñuelas. Mejor dicho, en “meterle el palo a la rueda”, a las pretensiones de un individuo que quiera servirle a su comunidad desde un punto de vista independiente. El caso más reciente, el más protuberante, es el de el exconcejal, Rubén Darío Correa, quién fue el que, con el ánimo de servirle a los Ibaguereños, hace cuatro años buscó y buscó por todos lados la forma y , le tocó aceptar, el aval de un partido como el ADA , que, era prácticamente un “ilustre desconocido” en la política del Departamento. “Rubencho” sacó casi 39.000 votos (quedando de segundo) y, por insistir en su discurso anti-corrupción, tuvo que asilarse políticamente en los Estados Unidos.

Pues bien, hoy en día, el ADA, con argumentos “chimbos” no respaldó a Correa, en su renovada pretensión de servirle a la “Ciudad Musical” y, por el contrario, se fue a acreditar a una candidata del “establecimiento tradicional”. Ahí no hubo principios, ni coherencia ideológica, ni traspaso de líneas rojas, ni concordancia discursiva, ni nada de nada. Fue un Partido que se “colgó” al Pacto Histórico (aparentemente de izquierda democrática) y que canjeó el aval del “gordito”, quién sabe por qué cosas a cambio.  Son “jugaditas” que, precisamente coadyuvan a que el electorado no vote. A que se pierda el respeto y la credibilidad en el sistema político de nuestro país.

De todos modos, como dice la letra de “Pedro Navajas”: “ la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida ¡ay Dios! ” y a veces, con diente de oro y todo “el que ríe de último, ríe mejor”... 

 

HUGO PATARROYO MURILLO

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