El Tolima, entre “Clanes” y “Carteles”

Hugo Patarroyo Murillo

Definitivamente, la pobreza lexicográfica de muchos de los llamados “comunicadores” sociales, deja mucho qué desear. Ahora todo se relaciona con “carteles” y “clanes”. Y, no se sabe con exactitud, de dónde proviene ésa “calificación”. Muy seguramente proviene del gran ejemplo promovido por la familia “Corleone” en las películas de “El Padrino” o, la herencia mafiosa que nos legaron, los señores de Cali y de Medellín. Tenemos por ejemplo que, para el tema político, a cualquier “grupo de interés” (Jean Meynaud – Les Groupes de pression - 1958 ), se le está llamando Clan.
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Eso está plasmado en los integrantes de el vértice superior de la pirámide. En nuestro departamento, tenemos: que, el Clan Barreto, que el Clan Hurtado, que el Clan Jaramillo, que el Clan del Golfo, que el Clan de Yuli etc., etc., todos ellos, con su debida orientación política. Y…. cuando el tema es de un talante mayor, se le bautiza como “cartel”. Que, el cartel de la gasolina, que el cartel de las chunchullas,  que el cartel de la lechona, que el cartel de la toga, que el cartel del micrófono, que el cartel de los “sugar dady ibaguereños ( los gay, ya mayorcitos), etc., etc., etc. 

Lo cierto es que, cada vez que se reúne un grupo de personas con algún propósito específico, se le tilda como “la reunión del Cartel”, orientada por equis o ye, Clan familiar !!! Habrase visto singularidad similar? Que la respetable familia Hurtado del Municipio de Lérida,  decida separarse de sus iniciales promotores políticos y armar “tolda aparte”, eso es, crear un “Clan”? Nada que ver. Son grupos políticos que emergen dentro del normal recambio figurativo. La “rueda de Chicago”, en los que unos van subiendo, otros van bajando y, otros se van apeando, es algo normal tanto en la economía (Paul Samuelson 1945 ampl. 1983) , como en la política. El tema radica en que hay unos que quieren quedarse “dando vueltas” y no dejan subir a los demás. Eso sí, se torna “rocambolesco” y entonces, empiezan a darse las demandas, contrademandas, impugnaciones, tutelas y en fín, todo tipo de cuestionamientos de orden jurídico que, éste país de jurisconsultos, permite. Sobre todo, cuando se presentan unas elecciones, como las que acaban de llevarse a cabo en Ibagué, comicios en los que resultó vencedora, la Dra. Johana Aranda . A los “Clanes familiares”, no les gusta perder figuración. Y…. menos cuando no les favorecen los escrutinios.  Para utilizar dos términos que  no reconoce la RAE (Real Academia Española de la Lengua) se “Colinean”, como decimos por éstos lares. Quedan “Rabones” y, buscan y buscan y buscan la manera de “torpedear” un resultado electoral. Eso, en el Sur del Tolima, se le denomina: “patadas de ahogado”.

Adenda: El escaso resultado de William Ospina para la Gobernación del Tolima, dice una vez más, del limitado conocimiento cultural que tienen nuestros “paisanos”. La pedagogía que hubo de utilizarse al presentar el nombre del afamado escritor,  fue una de las “talanqueras” en la promoción de su reputación. La constante fue: “Quien es ése señor de gafitas?”,  “Qué hizo?” “Qué escribió?”.  Increíble ….. No ? Tal vez, en sus épocas,  le hubiese sucedido lo mismo a Gabriel García Márquez si, se hubiera presentado como candidato a la Gobernación del Magdalena!!!

HUGO PATARROYO MURILLO

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