Diálogos de improbables

Hugo Rincón González

La situación de crispación en la que viven muchas regiones producto de la polarización, el reciclaje de la confrontación armada y los innumerables conflictos sociales en los territorios ponen de presente la necesidad de trabajar en la resolución de estas conflictividades. Vemos en los medios de comunicación la delicada situación que se presenta en la zona esmeraldera de Boyacá. Según estos, la invasión de guaqueros a las minas de esmeraldas privadas ha generado un polvorín que ya ha tenido estallidos violentos con enfrentamientos entre ellos, el Esmad y los empresarios.
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Este lunes 30 de noviembre se creó una mesa de diálogo entre guaqueros, autoridades locales y departamentales, empresas esmeralderas, una comisión del alto gobierno encabezada por el Ministerio de Minas y el Programa de Desarrollo y Paz de Boyacá, Boyapaz, entidad hermana del Programa de Desarrollo y Paz del Tolima y su ente gestor Tolipaz.

Esta circunstancia que ahora mismo se presenta en Boyacá donde se promueven conversaciones entre personas y grupos diferentes en contextos polarizados en función de buscar una estrategia en común para lograr transformaciones de largo aliento, es lo que se conoce como diálogos de improbables, una metodología desarrollada por John Paul Lederach, un académico estadounidense, especialista en mediación de conflictos.

Este tipo de diálogos se soportan en 10 principios que se han trabajado en algunos programas de desarrollo y paz como el del Cesar y sería útil tenerlos en cuenta en medio de la polarización existente en nuestro país y cuando sea necesario en nuestra región, donde es posible que emerjan conflictividades generadas especialmente por los proyectos minero-energéticos en varias zonas.

Dentro de estos principios se destacan en un primer bloque: 1) la vida es sagrada, por lo tanto se debe respetar en todas sus manifestaciones por encima de cualquier interés o justificación; 2) la No-violencia es la opción, de tal manera que se condena la violencia en todas sus expresiones, venga de donde venga y debe rechazarse como método para resolver los conflictos sociales; 3) las diferencias son nuestra mayor riqueza, por ello se debe proteger el derecho que tiene cada uno a expresar sus ideas y a disentir, sin que ello traiga señalamiento, discriminación o censura; 4) el diálogo es el camino para la convivencia, este debe ser sincero y respetuoso; 5) la participación fortalece la democracia, con ella se reconstruye la confianza, el pluralismo, la inclusión y la solidaridad.

En un segundo bloque de principios están: 6) la promoción del pensamiento crítico, reflexivo e innovador frente a las diversas realidades; 7) lo público se respeta, reivindicando el bienestar colectivo sobre el particular; 8) la igualdad de derechos, reconociendo y respetando a las personas, los pueblos y grupos poblacionales; 9) la naturaleza se respeta para garantizar la conservación y recuperación del ambiente; y, 10) la cultura como fuente de cohesión que permite la reconstrucción de la confianza y el tejido social.

Estos principios presentados surgieron del diálogo de improbables del Cesar; sin embargo, en cada región podrían surgir otros que sean el producto de una conversación, en la que se va paso a paso para que los distintos actores encuentren puntos de coincidencia hasta lograr la capacidad de soñar un futuro juntos.

En sociedades polarizadas para establecer los diálogos de improbables, es necesario identificar quién tiene la confianza de las partes que están en conflicto. Se necesita, por tanto, encontrar personas allegadas a los grupos enfrentados, sin tener que sentar a la mesa de conversación a los principales en disputa. Se debe avanzar en la construcción de confianza como un elemento clave, de esta manera, aunque exista polarización en la mesa de negociación se cultiva el terreno del diálogo.

La metodología de diálogo de improbables se viene trabajando en varias regiones desde los programas de desarrollo y paz, es un instrumento para resolver los conflictos y debemos tenerla en la mira para implementarla en nuestro departamento cuando emerjan conflictividades que han estado latentes. Hay varias experiencias que se vienen consolidando con las cuales podríamos hacer intercambio de conocimientos para fortalecer la convivencia y la reconciliación.

 

HUGO RINCÓN GONZÁLEZ

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