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Hay diferencias en la forma de ser de una mujer, comparada con las de los hombres. Desde el punto de vista psicológico, la mujer es más emocional, sentimental, amante del mundo social.
Hay una desigualdad de fondo, que es explicable por diversos factores y hay poco espacio para tratar el tema. Pero es mi deseo retomarlo, y continuar la columna de la semana anterior, sobre la violencia de la que son víctimas las mujeres.
Los medios de comunicación y las redes, diariamente describen situaciones de violencia creciente que vive el país en la actualidad y, entre los 18 tipos de violencia posibles que ya enumeramos, una de ellas, la de la violencia contra la mujer (de género), por el hecho de pertenecer al género femenino, causa estupor e indignación.
Los feminicidios, la violencia física de los golpes, las humillaciones públicas, lo insultos, la violencia sexual por violaciones, siguen vigentes a pesar de tantas normas que favorecen la convivencia, el trato digno.
El plan nacional de desarrollo vigente declaró la emergencia por violencia de género pero poco se ha avanzado en el desarrollo de las estrategias establecidas para aminorar este fenómeno indignante.
Pocas veces se focaliza sobre tantos problemas que afectan a la mujeres, principalmente las mujeres que son cabeza de hogar, que según el DANE (2021), equivalen a un 43.1%, donde es la mujer la que está respondiendo por la atención de los infantes y adolescentes y por todo cuanto hay que hacer para que funcione un hogar.
¿Quién remunera a las mujeres que dedican tanto tiempo a este trabajo no remunerado? Si a su trabajo de todas las horas, desde el amanecer hasta varias horas de la noche se le suma el maltrato, en el caso de quien tiene un compañero o esposo de corte machista, la trata violentamente.
Las cifras que se conocen sobre violencia contra la mujer, son muchas.
En el diario El Nuevo Día del lunes anterior se divulgan las cifras de “más de 1.800 casos de maltrato hacia las mujeres, una cifra bastante alta y que genera preocupación en las autoridades”, tal como lo dice la Secretaria de la Mujer, Janeth Sabogal, quien recurre a diferentes fuentes para declarar esta cifra abrumadora, en los ocurrido el presente año en el departamento.
Igualmente, me produjo indignación el caso de la joven actriz, Verónica Velásquez, que ha puesto en conocimiento público, la situación de violencia intrafamiliar que está viviendo con su expareja, con el agravante de que su bebé, ha sido seriamente maltratado y abusado, cuando su ex esposo se lo ha entregado envuelto en cinta de enmascarar, en su cabeza y con una papa cruda, con las iniciales de ella y de él en plastilina , dentro del pañal del bebé.
¡No hay derecho! ¿Dónde está el cumplimiento de las funciones de Bienestar Familiar, en la protección de los niños, niñas y adolescentes?, seguimos siendo un país curativo, a pesar de las leyes y las normas que cada día son más fuertes en el papel, pero más débiles en su cumplimiento.
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