Vacunación y poder

libardo Vargas Celemin

Muchas personas estaban convencidas de que la pandemia del Covid 19 iba a transformar la humanidad, a volverla más solidaria, generosa y dispuesta a pensar en un verdadero futuro para el hombre, pero en las últimas semanas han recibido golpes que desvirtúan ese sentimiento optimista y han visto con preocupación, cómo las vacunas han exacerbado las fibras más egoístas de algunos seres que, por encima de toda consideración, anteponen sus mezquinos intereses y traban la lucha por alcanzar la meta de inmunizar a la mayoría de personas y derrotar al virus.
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Las farmacéuticas son un ejemplo de insensibilidad y oportunismo con sus prácticas del “capitalismo salvaje”, al tasar la vida al mejor postor, privando a los países pobres de una inmunización oportuna contra el Covid 19, por no poder competir en la compra de los biológicos. Las naciones poderosas, amparadas en un falso altruismo, han acaparado más de las dosis que necesitan. Prima la avaricia frente a la solidaridad; el negocio sobre la ciencia; y la deshumanización sobre la ética. Los vendedores de cada laboratorio despliegan sus capacidades de mercaderes y adelantan la puja para firmar convenios e incumplirles a los países más débiles. Esta situación ha provocado el despertar de la voracidad de los corruptos que campean por todas partes.

El primer escándalo surge en el Perú con el “vacunagate”. El año anterior, el Ministerio de Salud recibió 3.600 dosis del laboratorio Sinapharm, repartidas entre la Embajada China y altos funcionarios de la salud y del gobierno en transición. Entre los colados figura el expresidente Martín Vizcarra, quien de paso hizo vacunar a su señora y a su hermano. El segundo caso es el de Argentina denominado como “Vacunación VIP” donde el Ministro de Salud convirtió su despacho en un punto de vacunación para sus funcionarios, políticos, empresarios y amigos. Este escándalo desató un debate que le costó el puesto al Ministro  y a otros altos funcionarios.

Chile se convirtió en modelo de los planes de vacunación en la región, sin embargo, la semana anterior se supo que inexplicablemente fueron vacunados 37.306 personas que no figuraban como de alto riesgo, ni eran mayores de 60 años, ni funcionarios de salud. Aunque no se han dado resultados, las investigaciones siguen. 

Este panorama de corrupción de quienes tienen el poder de distribuir las vacunas, recién comienza. En Colombia, a pesar de las pocas dosis llegadas, ya aparecen denuncias sobre pérdida de biológicos. Solo se espera que no hagamos parte de las estadísticas de la infamia y que el show mediático que ha montado el  gobierno y los políticos en las inauguraciones, se acabe y se dediquen a conseguir las dosis que se necesitan para lograr el objetivo de vacunar al 70% de colombianos.

LIBARDO VARGAS CELEMIN

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