¡Feliz cumpleaños Ibagué!

Tan feliz alumbramiento se produjo, en una primera instancia en 1.550 en el exacto lugar que hoy ocupa el municipio tolimense de Cajamarca, para, un año después, ante los ataques de sus primigenios moradores indígenas, en 1.551, ser trasladado a un nuevo lugar, esta vez a un paraje localizado a 1250 metros sobre el nivel del mar, con una temperatura media de 21ºC, protegido por la cadena de montañas que lo circundan y a orillas del rio Combeima,, en donde actualmente se extiende por un área de 1.498 Km², frente a una amplia y soleada llanura conocida como la meseta de Ibagué.

Como es bien sabido y como lo ha historiado Alfredo Bocanegra, nuestro raizal cronista, su primer gobernante fue el hispano Don Juán Bretón.

De entonces a hoy, y de unas pocas chozas pajizas con muros de cal y canto, canjilones de piedra y adoquinadas, limpias, alineadas y bien dispuestas calles, iluminadas con candiles de cebo, se ha pasado en 473 o 474 años, según la data de la efemérides que se escoja, (la de su original fundación o de la segunda, luego del obligado trasteo), a una desordenada urbe rodeada de montañas que hacen parte integral como se dijo, de la cordillera central, cuya polación ya se acerca al millón de habitantes desempleados o subempleados, pobre en industria, en donde la energía eléctrica escasea casi tanto como el agua, aun cuando poco menos que la salud o la educación, con una calle central, peatonalizada de años atrás, plena de vendedores ambulantes y basuras mil diseminadas por doquier, al igual que  los alrededores de sus plazas de mercado conocidas como las de la 14, la 21 y la 28, todas ellas con olores criollos a lechona y tamal que crecen y se incrementan “…como crecen las sombras cuando el sol declina…”, al decir del poeta, o sea de manera permanente, bajo la tolerante cuando no complaciente mirada de sus autoridades que poco hacen para mejorarlas.

No obstante, no debe creerse que de aquel alumbramiento glorioso ya es poco lo que queda como que motive nuestro orgullo, porque de esa mezcla de sevillano con nativo, algo muy bueno tenìa que resultar: la vocación por la música, como lo evidenciaron el éxito de la Cuarta edición de su “Hay Festival” y la bella serenata con la que en pasados días la homenajearon 200 de sus cantores de la bellísima “Coral Ciudad Musical” , hijos todos de Euterpe, la musa e inspiradora de la de la poesía coral

¡Feliz cumpleaños Ibagué !