El hambre acosa

Alfonso Marín

Son verdaderamente preocupantes las cifras de la FAO en materia de desnutrición y hambre de la población colombiana, como quiera que ocupa el primer lugar con un porcentaje de 10.5 en los dos últimos años. Cuando todos imaginábamos justamente lo contrario dadas las cifras de crecimiento del sector agrícola y las políticas anunciadas por el Gobierno nacional para estimular la producción del campo, estas cifras nos obligan a evaluar de otra manera la visión que hasta ahora hemos tenido de este crecimiento o por lo menos de la forma como están llegando hasta la población estos productos del campo.

Cuando visitamos nuestros supermercados abarrotados de productos de todas las clases y de todos los climas, la imagen que nos llega es de completa abundancia que contrasta según lo muestra la televisión, con los estantes vacíos de algunos lugares de Caracas, en donde según las mismas noticias de la FAO, este problema está completamente erradicado. Son muy pocos los países de América que todavía luchan por erradicar definitivamente este problema, que era uno de los objetivos trazados al finalizar el segundo milenio. Cuando escuchamos hablar del volumen de nuestras exportaciones agrícolas, nos parece que estamos hablando de exportar unos excedentes después de haber atendido todas nuestras necesidades básicas, lo cual parece no se cumple en la realidad. Entre los muchos objetivos que con optimismo hemos venido construyendo para celebrar el bicentenario de la Batalla de Boyacá en cinco años, creo que no sobra insistir en la importancia de llenar este vacío que no le permite a nuestra niñez especialmente vislumbrar un futuro promisorio como todos lo deseamos. El liderazgo que Colombia está ejerciendo en muchos campos de la actividad humana, no debe verse empañado por un problema que podemos resolver en el corto plazo, tal como ya lo han hecho la mayoría de los países del hemisferio.

El hambre acosa seguramente no solo en Colombia, sino también en muchos otros lugares del mundo, hasta el punto de que el Papa Francisco se ocupara del tema en la presente semana, llamando la atención de los líderes del mundo para que hagan causa común para resolver este problema de simple solidaridad humana.

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