Callejón con salida

El segundo acuerdo alcanzado en La Habana entre el Gobierno y las Farc envía un claro mensaje al pueblo colombiano sobre la posibilidad de salir del conflicto.

Ver al General Jorge Enrique Mora y al Comandante guerrillero Iván Márquez hablando coloquialmente al final de la ceremonia en las que ambas delegaciones anunciaron el acuerdo sobre el punto de participación política envía un mensaje de tranquilidad sobre el grado de tolerancia y respeto en el que se está adelantando la negociación, leer los puntos acordados y ver que no son imposibles ni inconveniente despeja muchas inquietudes sobre el nivel de compromiso de las Farc y del Gobierno en buscar un acuerdo real en el marco de la Constitución Política de Colombia.

Una primera apreciación de lo que está lográndose en La Habana es que los delegados han encontrado un punto de confianza para adelantar las negociaciones, las Farc confía en que el gobierno del presidente Santos y el pueblo de Colombia pueden otorgar las garantías para su lucha en el marco de la democracia y el Gobierno confía en que las Farc pueden incorporarse a la vida civil dejando sus actos al margen de la ley.

Este tema, el de la confianza, es fundamental para salir del callejón del conflicto. El documento entregado anuncia que un acuerdo final implicará la dejación de las armas y la proscripción de la violencia como método de acción política y también implica que el Estado deberá garantizar la seguridad integral de los militantes del grupo político creado por ese grupo guerrillero. En este aspecto hay algo claro; nunca más se reeditara aquel equivocado concepto de la combinación de todas las formas de lucha para alcanzar el poder político y del Estado.

Una segunda lectura, aterrizando lo acordado a la complejidad del Tolima, es que es muy probable que el sur del Departamento sea una circunscripción transitoria especial de paz. Los mismos argumentos utilizados para hacer de esta región una zona de consolidación sirven para pensar que allí habrá una circunscripción de paz. En este aspecto es importante saber que ya se advirtió que las nuevas fuerzas políticas desarmadas y desmovilizadas competirán sin ventaja y bajo mecanismos de supervisión y seguridad con las fuerzas políticas tradicionales por las curules otorgadas a dichas circunscripciones.

Aunque es claro que surgen muchas preguntas alrededor de lo acordado, sobre todo en los detalles, y que también falta por diseñar muchas estrategias para concretar lo allí expuesto, los colombianos podemos advertir que se ve una luz al final del callejón del conflicto y que todo pareciera indicar que éste tiene salida.

Finalmente, no hay duda que este paso es uno que acerca a la meta de acordar el fin del conflicto y por lo tanto el anhelo de vivir en paz en Colombia pero no es el definitivo como quiera que la misma paz tiene enemigos y aún faltan puntos de la agenda por acordar.

Credito
JAIME EDUARDO REYES

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