Un buen libro para entender la desigualdad

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Quienes me leen saben que uno de los temas que me preocupan como economista es la desigualdad, permanente reflexiono sobre sus causas y sobre cómo superar este fenómeno, indago sobre él y busco en el estado del arte estudios e investigaciones que me ayude a comprenderle.

El último trabajo, y que desde ya recomiendo leer a quienes comparten mi interés es ‘El Capital en el siglo XXI’, del economista francés Thomas Pikkety. Tan interesante es que ya tiene en la comunidad académica y de las ciencias sociales seguidores y detractores, e inclusive ya se le compara con Karl Marx y su obra ‘El Capital’.

Al inicio del libro queda claro que este es el resultado del trabajo mancomunado con otros co-autores realizado durante los más recientes 15 años, en los cuales se ha dedicado a recopilar incansablemente información detallada acerca de la evolución histórica de la distribución de la renta y la riqueza en 20 países.

Hasta ahora la desigualdad se ha estudiado y entendido desde el incremento en la desigualdad de las rentas del trabajo, Piketty pone la distribución de las rentas del capital como determinante de la desigualdad.

Como el título del libro lo indica el sistema económico estudiado por este economista es el capitalismo, y en términos generales concluye que este es un gran sistema para crear riqueza pero tiene el problema de no corregir la desigualdad. Para su concepto, los descensos en la desigualdad requieren de “la voluntad política de introducir un sistema impositivo muy progresivo y unas décadas de crecimiento económico excepcional”. Es decir que para reducir la desigualdad los que tienen mayores ingresos debieran colaborar al Estado con mayores recursos para que se impulsen las inversiones y el consumo necesario para que la economía de un país crezca más.

Así las cosas, el futuro de la desigualdad depende tanto de la economía como de la política, reflejadas estas en las medidas fiscales que los gobiernos y congresos adopten.

Piketty señala que en el futuro la evolución de la desigualdad dependerá de cómo evolucione la tasa de retorno del capital (neta de impuestos) y del crecimiento de la economía (productividad más crecimiento demográfico). Es decir, depende de cómo invierte el Gobierno los impuestos y como se mejora la relación entre la producción y la mano de obra con el fin de aumentar el crecimiento.

Piketty concluye que de persistir un nivel de desigualdad alto se corrompería el funcionamiento de la democracia y cercenaría la igualdad de oportunidades. Situación que empíricamente sabemos es cierta, al revisar el fenómeno en un medio como el nuestro.

No existe duda de que este estudio invita a propios y extraños de la economía a preocuparse por la desigualdad y llama la atención sobre un fenómeno que sin lugar a inquietudes lesiona no solo el bienestar de la sociedad sino, también, a las instituciones y la democracia.

Credito
JAIME EDUARDO REYES

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