Instantes de buenos momentos

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Me senté frente al computador con la intención de escribir sobre el segundo período del presidente Juan Manuel Santos que comienza el 7 de agosto próximo. De describir que seguramente será un cuatrienio peor del que está terminando: muchas promesas, muchísimas mentiras, mucho juego de tahúr en el poder, comportamiento virreinal y de estrato 15 desde él y sus ministros para abajo, con total desconocimiento de lo que es el país real, de verdad, de las regiones, y no el de las cifras macro, los indicadores y todo lo demás que sólo le ha servido al cinco u ocho por ciento de la población que concentra la riqueza.

Pero algo me hacía caer en cuenta que sería escribir sobre lo obvio, lo mismo de siempre, lo sin sentido y vaguedades que no merecen gastar palabras ni tinta ni papel. Mejor dicho escribirlo es lo menos importante e intrascendente porque es una película de un mal gobierno de la cual ya se conoce su final. Ojalá que lo único en que nos equivoquemos es que se llegue a firmar el acuerdo de negociación con las Farc y el ELN y a partir de ahí sí comenzar la búsqueda de la equidad social, económica, política y de derechos del ciudadano y las víctimas de esta guerra absurda, para en unos años sí lograr la paz verdadera.

Por eso, importante es hablar del amor, los sentimientos, los afectos, los seres queridos, aquello que se nos hace tan cotidiano que a veces lo olvidamos torpemente. Eso que es transcendental en la vida y que el acelere, el mundo de las obligaciones, los compromisos, las deudas, el estrés nos hacen olvidar. Dedicar unos pocos momentos y unas líneas a recordar esas cosas bonitas que nos llenan de alegría, ternura, esperanza, risas, que compartimos con nuestras esposas, hijos, madres, padres, hermanos, familia y amigos es una actitud que deberíamos imponernos más seguido para saber distinguir entre las cosas que son realmente importantes y las que no.

Darnos un momento de esparcimiento, un solaz de locura para abrazar, besar, compartir, tocar, dialogar, ejercitar el cuerpo, bailar, caminar, comer o simplemente no hacer nada o hacer pereza junto a quienes amamos. Esos son temas y actividades sobre las que vale la pena escribir, dedicar tiempo, expresar, socializar, comentar y difundir. Hacerlo no solo contribuye a nuestra salud física, si no a la espiritual y la mental. En eso sí debemos invertir tiempo o recuperar el perdido, hacer un alto en el camino y retomar el rumbo, respirar de nuevo con profundidad. Seguir más los “Instantes” de Jorge Luis Borges: “Si pudiera vivir nuevamente mi vida, en la próxima trataría de cometer más errores.

“No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más. Sería más tonto de lo que he sido, de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad. Sería menos higiénico, correría más riesgos. Haría más viajes, contemplaría más atardeceres, subiría más montañas, nadaría más ríos. Iría a más lugares donde nunca he ido, comería más helados y menos habas. Tendría más problemas reales y menos imaginarios. Yo fui una de esas personas que vivió sensata y prolíficamente cada minuto de su vida. Claro que tuve momentos de alegría, pero si pudiese volver atrás, trataría de tener solamente buenos momentos….”.

Credito
NELSON GERMÁN SÁNCHEZ PÉREZ -GERSAN-

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