Chávez en blanco y negro

Perdió la última batalla, aquella de la cual ningún mortal sale airoso, pero como el mejor de los guerreros, luchó hasta el último segundo y regresó a su patria para recibir el llanto, como el canto de despedida de los humildes que vieron en él al mesías que les prodigó confianza en la vida y algunos servicios y bienes materiales que redimieron su condición de desamparo.

Desde muy temprano de su vida asumió el compromiso de las reivindicaciones sociales. A veces exageró su populismo escalando las gradas del culto a la personalidad, otras se encabritó de tal manera que silenció a sus opositores cerrando los medios de expresión que se atrevieron a criticarlo, pero algunos de estos errores quedaron obnubilados en parte por la magnitud de realizaciones.

El comandante sufrió como muchos mortales de un cáncer que se apoderó de su cuerpo y fue erosionando sus entrañas. Nada pudieron hacer los médicos cubanos y sus avanzados protocolos, porque la agresividad de las células dislocadas consumieron sus fuerzas, mientras experimentaba una rabia interior por no poder disfrutar los ecos de la apoteósica celebración por el triunfo en las recientes elecciones.


Hizo de Bolívar el ícono de su campaña y extrajo de su legado las frases que se convirtieron en eslogan. Extralimitó su admiración y en ocasiones lanzó hipótesis que lo convirtieron en el hazmerreír en algunos círculos, pero supo siempre profesar su devoción en coherencia con las acciones que desarrollaba. Fue solidario con otros gobernantes y prestó eficiente ayuda cuando se hizo necesario, sin mirar los límites de las fronteras y las filiaciones de los necesitados.


Sus enemigos no dimensionaron los alcances de su liderazgo, el mismo que trascendió las fronteras y los continentes. Se hizo escuchar en escenarios internacionales y habló con propiedad, no solo de sus intereses, sino también de  los de aquellos que hacían parte de los excluidos del poder universal. Algún soberbio reyezuelo intentó callarlo, mientras otro dictadorzuelo lo convirtió en su enemigo personal, pero la huella de Chávez perdurará por acciones como la influencia ejercida en la región, la interlocución alcanzada en espacios internacionales de concertación y sus buenos oficios al intervenir  en la búsqueda de soluciones. Su capacidad  histriónica y su carisma quedarán para la historia como esa voz que supo enfrentar los monstruos del poder, desde la marginalidad de América Latina.


Hugo Chávez Frías, independiente de que le haya coqueteado a cierta actitud autocrática, encarnó el prototipo del héroe que, ungido por las masas populares, le apostó a la materialización de una política social eficiente y aunque la vida no le permitió concluir su tarea, trazó el camino para que sus compañeros de propuesta conquisten el horizonte.

Credito
LIBARDO VARGAS CELEMIN

Comentarios