Historias recurrentes

Las historias siempre se repiten, aunque difieren en el tiempo y el contexto, por eso la historia de Jaime todas las noches frente a su computador, es la misma que vivió hace muchos años un personaje imaginario.

Jaime prende su PC, y comienza a buscar afanosamente el número de su cédula entre los simétricos listados. No lo encuentra y la desilusión lo invade por unos minutos, luego se recupera un poco, apaga el computador y sale al patio de su casa a recibir el aire de la noche.

Cerca de cincuenta años atrás, un viejo enjuto contempla la llegada de una lancha: “En el techo, amarrado  a los tubos del vapor  y protegido con tela encerada, descubrió el saco del correo. Quince años de espera habían agudizado su intuición”. Ese día tampoco llegó la carta de “bordes azules” y el coronel debió retornar a su casa con el sabor amargo de la espera infructuosa.

Esta misma historia la repiten diariamente  los 312.000  colombianos y colombianas que se encuentran esperando que Colpensiones les dé una respuesta. Se ilusionaron con la creación de un nuevo  ente y con la promesa que le hicieran en el momento de recepcionar sus documentos de que el trámite solo duraría cuatro meses.  

“ - Ya falta poco para que venga la pensión – dijo el coronel.

Estas diciendo lo mismo desde hace quince años “- (le respondió su mujer).

Jaime ha ido varias veces a las oficinas de Colpensiones para saber el estado de su solicitud, pero siempre le dan una respuesta diferente.  “Usted no está en la base de datos, pero esté pendiente”; “vaya al cubículo número cinco y allí le darán información”;  “el sistema se acaba de caer”. 

El coronel poco sale a recorrer las calles del pueblo, cuando lo hace siempre sus contertulios comienzan a preguntarle por la suerte del gallo o a recordarle lo de su pensión, mientras que  Jaime no tiene otro motivo de conversación con sus amigos, conocidos o vecinos que las peripecias que cada uno ha vivido o las referencias que tienen del calvario que representa la solicitud de un derecho que vienen acariciando desde varios años. Su experticia sobre decretos resoluciones, artículos y sentencias de las cortes es tal, que ya se atreve a pronosticarle a quien lo consulta,  montos y pasos a seguir en la otra demanda que los espera para que le reconozcan la reliquidación.

Jaime leyó en el colegio  los sufrimientos del coronel, al igual que la mayoría de peticionarios de colpensiones,  por eso cada uno tiene la misma respuesta a la pregunta que le hiciera la mujer al coronel: “Y mientras tanto  qué comemos?,  ¿Dime,  qué comemos?...

Credito
LIBARDO VARGAS CELEMIN Profesor Titular UT

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