Alertas tempranas

Dos semanas han transcurrido desde cuando dos sicarios asesinaron a Édgar Sánchez en el barrio Divino Niño de Soacha.

El muerto tenía 54 años y se había caracterizado por su militancia en los movimientos sociales y la organización de comunidades que no se sometían sino expresaban sus opiniones y reclamaban sus derechos.

Desde su natal Tello en el Huila y luego de trabajar en el movimiento sindical en Purificación había recalado en la conflictiva Soacha, lugar donde se concentran las más diversas y extremas contradicciones.

Sánchez hizo parte de la Unión Patriótica y sobrevivió al exterminio que acabó con eses partido, luego adhirió al Partido Comunista y desde su llegada a Soacha conformó los cuadros de la Marcha Patriótica, movimiento que lidera la exsenadora Piedad Córdoba.

En el municipio cundinamarqués se había enfrentado, en los últimos meses, con grupos paramilitares que estaban detrás del microtráfico de narcóticos en esa convulsionada población.

Las amenazas no se habían hecho esperar y recrudecieron con el paso de los días hasta que se concretaron con el fatal desenlace. Las investigaciones de las autoridades no han arrojado, hasta ahora, ningún resultado.

El crimen ha despertado las alarmas pues el país debe evitar, a toda costa, que se repita un holocausto como el padecido por la Unión Patriótica; pues de ser así, se estarían cerrando todas las oportunidades para el término del conflicto y el trámite civilizado de las discrepancias.

Más vale la prevención temprana y el control inmediato de las acciones de los violentos, que señalar como histéricos a quienes advierten a tiempo de los hechos de sangre pues, más tarde, y como ya se ha visto, la violencia desborda todas las barreras y salta por encima de cualquier control que puedan establecer las autoridades. En denunciar y censurar todos los actos de los bárbaros debe contribuir toda la comunidad sin distingos de ninguna clase.

EL NUEVO DÍA

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