Crece el problema de Interbolsa

Más grave aún, el volumen de operaciones parece inconmensurable y no se reduce a transacciones con el crimen organizado mexicano sino se extiende a otros grupos criminales como el que lidera en Colombia el tristemente célebre 'Loco' Barrera.

La magnitud del escándalo de Interbolsa, del peso específico de la empresa en el panorama bursátil colombiano y las ramificaciones de las numerosas empresas derivadas de la corredora de bolsa más grande del país suponía un revés muy grande para las proyecciones económicas de un sector tan importante.

Más aún cuando las manipulaciones no solo han afectado en materia grave a entidades privadas y públicas y a inversionistas de buena fe sino que han desnudado la incapacidad de los organismos de control, tanto gubernamentales como de la misma Bolsa y han puesto al descubierto argucias que van desde manipulaciones del precio de acciones, evasiones fiscales encubiertas a través de transacciones internacionales e inclusive lavado de dineros.

Esta última parte se ha venido a conocer por cuenta de investigaciones hechas por organismos de vigilancia estadounidenses que manifiestan haber detectado una conexión para el lavado de dinero entre los sanguinarios carteles mexicanos de la droga en cabeza del "Chapo" Rosario y la empresa Interbolsa.

Más grave aún, el volumen de operaciones parece inconmensurable y no se reduce a transacciones con el crimen organizado mexicano sino se extiende a otros grupos criminales como el que lidera en Colombia el tristemente célebre 'Loco' Barrera.

Si los primeros efectos del descalabro de Interbolsa pudieron capearse por la intervención de última hora del gobierno y por el hecho de que muchos de los capitales extraviados eran ilegales, la investigación estadounidense y la figuración internacional de los capos reseñados como partícipes de las operaciones de lavado traerán no pocos inconvenientes a la actividad bursátil nacional y no hay duda de que afectará los proyectos de internacionalización de la Bolsa colombiana y sus aperturas a Chile, Perú y México.

Lo peor parece ser que a estas alturas todavía no se puede determinar la magnitud del embrollo ni las ramificaciones que pueda tener. 

EL NUEVO DÍA

Comentarios