¿Se extingue la llama de los Juegos?

Los organismos locales ya han comenzado a ambientar el abandono de la idea por boca de extraños voceros. Poco a poco las pesimistas premoniciones se van cumpliendo y, de no darse un radical timonazo, estaremos siendo testigos de la pérdida de una oportunidad irrepetible y el país presenciará el incumplimiento de un compromiso contraído.

Desde el mismo momento en que se conoció la asignación para el Tolima y el Chocó de la sede de los XX Juegos Nacionales y VI Paralímpicos se ha advertido de la enorme oportunidad que encerraba esa selección y, también, de los compromisos que entrañaba.

Ibagué ya había tenido la experiencia con los IX Juegos Nacionales de 1970 que, por cierto, tomó 10 años para la realización; pero que, tras los aplazamientos y postergaciones, finalmente le significaron a la capital del Tolima y al departamento en sí un impulso sin antecedentes y sin continuidad.

Vale recordar la historia: la organización corrió por cuenta de un equipo de líderes locales como Enrique Triana Castilla y Roberto Mejía Caicedo. Se construyó toda una infraestructura deportiva que 44 años después de efectuadas las justas es la que todavía presta sus servicios a la ciudadanía.

A la par de las edificaciones deportivas, la Alcaldía se empeñó a fondo y realizó obras en vías como la Quinta, la 37 y los inicios de la avenida Ambalá. Para el alojamiento de los atletas se construyó el Conjunto Metaima, que luego fue adjudicado para vivienda de familias locales. Se edificó el Parque Deportivo y se conformó una delegación de deportistas sin paralelo ni sucesores.

Los jóvenes trabajaron de forma gratuita en oficios tales como guías turísticos y bastoneras y la ciudadanía colaboró espontáneamente en las espectaculares coreografías de la inauguración y la clausura.

En esta ocasión el tiempo ha pasado y la catalepsia de la Administración solo ha permitido asignar a una ignota firma española la ejecución de los diseños (por supuesto a una controvertida tarifa) y pare de contar. Al punto que el Gobierno nacional asignó la dirección del evento a un funcionario de Coldeportes sin relación alguna con la región.

No se conoce de proyecto alguno complementario que habría podido plantearse por cuenta de la adjudicación de la sede o con el pretexto de la misma. Por ejemplo: en vías, servicios públicos, movilidad y transporte público, aeropuerto, desarrollos urbanísticos para mitigar la escasez de vivienda y un sinfín de etcéteras.

Ante tal desapego, el Gobierno nacional ha limitado la oferta de recursos y los organismos locales ya han comenzado a ambientar el abandono de la idea por boca de extraños voceros.

Poco a poco las pesimistas premoniciones se van cumpliendo y, de no darse un radical timonazo, estaremos siendo testigos de la pérdida de una oportunidad irrepetible y el país presenciará el incumplimiento de un compromiso contraído.

REDACCIÓN EDITORIAL

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