A propósito del Festival Folclórico

El folclor tampoco puede limitarse a las ventas de sombreros, que significan ingresos para personas que tienen como profesión viajar por el país con su mercancía. Debemos proteger y promover los productos locales: nuestros textiles, artesanías, gastronomía, nuestra música y el aguardiente tolimense

El hecho de que se hubiera aplazado la citación que hizo ayer el Concejo de Ibagué a la Corporación Festival Folclórico Colombiano ofrece una oportunidad para reflexionar una vez más sobre nuestra fiesta más importante en el Tolima.

Por la importancia que el folclor y el turismo han despertado en el país en los últimos años, volvemos a sugerir a la Corporación considerar el Festival como una empresa y, como tal, organizar los procesos que culminan en junio de cada año de manera permanente, sin improvisaciones, con base en la calidad del servicio que se va a prestar y teniendo en cuenta todos los aspectos que conforman una empresa debidamente constituida. De esa manera, se fija propósitos y prioridades y se evita pasos en falso que vayan en contra del buen nombre del evento.

Si el Tolima no comienza a mirar el Festival como una empresa compleja y a largo plazo, lentamente estaremos condenados a desaparecer, mientras otros eventos similares se fortalecen. Los ibaguereños y tolimenses continuaremos participando en el Festival por el afecto por la fiesta, la región y las tradiciones. Los turistas, sin embargo, pueden volver su mirada hacia otras fiestas que, a propósito, abundan en Colombia. Por tanto, es importante revisar y analizar los indicadores de todo orden para definir rumbos que puedan aplicarse el año próximo.

Sería importante que la Corporación se vinculara en forma permanente con el Conservatorio del Tolima y con quienes conocen e investigan sobre las manifestaciones folclóricas nuestras para otorgar variedad al certamen. Las universidades también pueden aportar en hacer que el Festival cada año muestre mayor calidad y respeto por el folclor. El sistema educativo debe apoyar para afianzar valores en los jóvenes a partir de nuestro festival anual.

Ibagué es una ciudad que tiene que mirar hacia el futuro. No podemos seguir paralizando nuestra principal arteria, como es la Quinta, durante diez días, con cargo al Festival. El comercio legítimamente constituido, que paga impuestos, tiene derecho a beneficiarse también de la fiesta. Los ciudadanos necesitan movilizarse con fluidez. Es importante descentralizar los eventos masivos y ubicarlos en lugares más apropiados, para asegurar el bienestar de todos.

El folclor tampoco puede limitarse a las ventas de sombreros, que significan ingresos para personas que tienen como profesión viajar por el país con su mercancía. Debemos proteger y promover los productos locales: nuestros textiles, artesanías, gastronomía, nuestra música y el aguardiente tolimense.

Una sugerencia final. El Día del Tamal y el Día del Sombrero Tolimense se podrían cambiar por el Día de la Cultura tolimense. Así cabrían, no solo estos dos símbolos nuestros, sino tantas manifestaciones culturales propias de nuestro suelo del Tolima.

REDACCIÓN EDITORIAL

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