Autenticidad

Desde la fulgurante liga italiana y el despejado horizonte del que disfruta y comparte con su familia, Freddy Guarín se ha convertido en un claro y elogiable ejemplo para miles de jóvenes (y no tan jóvenes) de lo que se puede lograr con entereza, disciplina, respeto por sus orígenes y unas enormes dosis de autenticidad y clase.

Llamar cuchara de palo a una cuchara de palo es el comienzo de la sabiduría”.

Las insuperables palabras del recientemente fallecido poeta irlandés Seamus Heaney ya habían sido recordadas en estas líneas con ocasión similar, mas vienen muy bien al caso por cuenta de la visita hecha a Ibagué por uno de los más destacados integrantes de la Selección Colombia de fútbol, el volante Freddy Guarín.

Como muchos saben y otros tantos ignoran, el atleta, que juega en el renombrado equipo italiano Internazionale de Milán, nació en Puerto Boyacá y vino a Ibagué al inicio de su carrera deportiva. Aquí se forjó, en medio de necesidades, e hizo parte del desaparecido Cooperamos y la Selección Tolima. Su más recordado técnico fue Eladio Vásquez.

Guarín vino a la capital del Tolima, tras tres años de ausencia, y se reunió con sus amigos y profesores del Gimnasio La Merced y el barrio Las Américas. Recordó con orgullo que la situación económica de su hogar no era la más boyante y que vendió las empanadas que elaboraba su madre para contribuir al menguado presupuesto hogareño. Vino flanqueado por sus padres y acudió a un desorganizado homenaje que se le brindó en la Universidad del Tolima, en el que abundaron los oportunistas que pretendieron capitalizar algo de la fama del estelar jugador.

Recordó las canchas del Jordán y Las Américas, bailó el famoso ‘Ras Tas Tas’ y cantó El Bunde. El exceso de entusiasmo y el desorden del acto lo obligaron a salir de manera apresurada para evitar algún accidente. Partió para verse con su familia y sus amigos de siempre y de verdad.

La fama no se le ha subido a la cabeza, se siente orgulloso de sus orígenes y agradece a quienes le apoyaron en el esforzado camino a la fama y el éxito. Desde la fulgurante liga italiana y el despejado horizonte del que disfruta y comparte con su familia, se ha convertido en un claro y elogiable ejemplo para miles de jóvenes (y no tan jóvenes) de lo que se puede lograr con entereza, disciplina, respeto por sus orígenes y unas enormes dosis de autenticidad y clase.

¡Gracias, Freddy Guarín, por tan maravilloso ejemplo!

REDACCIÓN EDITORIAL

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