A guardar el carro

Desde aquí celebramos la idea del Día sin carro y sin moto e invitamos a los ibaguereños a caminar, a trotar, a sacar la bicicleta, y desde luego a usar los taxis y buses, quienes a diferencia de los particulares, sí tienen que cumplir un Pico y Placa de 12 horas completas. Unas por otras dirían algunos.

La historia del Día sin carro se remonta al año 1994, cuando países como Islandia, Francia y el Reino Unido, marcaron la pauta con ello en algunas de sus ciudades. Con el antecedente de la crisis petrolera del 73, y quizás previendo la necesidad de volver a la bicicleta o a otro tipo de medios de transporte alternativos, aunque fuera solamente por un día; dicha jornada se institucionalizó y expandió a diferentes lugares del mundo, incluido nuestro país.

Bogotá bajo la primera alcaldía de Enrique Peñalosa, decidió jugársela por celebrar en el año 2000 el primer Día sin carro, y desde entonces, ciudades como Medellín e Ibagué, han optado por prohibir los vehículos particulares al menos una vez al año.

Como propósito esta restricción y que en principio tuvo serios opositores en la capital del país, busca disminuir la contaminación auditiva, visual y por supuesto ambiental a raíz de la emisión de gases de los carros, así como también incentivar al uso de la bicicleta que beneficie la salud de personas que llevan una vida sedentaria o apegada al vehículo. No obstante, y aunque noble sea el propósito, al menos en Ibagué, los resultados en medición de contaminación tanto auditiva como de gases en los días que se ha realizado la jornada, no han sido los más satisfactorios, y aquello habría que revisarlo.

Aunque para el día de hoy, dejen de circular unos 160 mil vehículos o quizás más, los buses y busetas de servicio público, quienes no tienen ningún problema para movilizarse salvo el Pico y Placa, representan normalmente la mayor cantidad de contaminación, a raíz de falta de mantenimiento en exostos y motores. Sancionar a las famosas busetas chimeneas debería ser uno de los objetivos de hoy, ya que pedir un día sin buses o taxis sería descabellado en una ciudad que no tiene otro medio de transporte, ni conciencia para andar en bicicleta.

Pese a ello, lo positivo resulta ser la generación de conciencia en el cuidado del medio ambiente, así como también la oportunidad para caminar la ciudad por la ciclovía, descontaminar un poquito y por algunas horas las convulsionadas calles ibaguereñas y participar de los diferentes ciclopaseos.

Desde aquí celebramos la idea del Día sin carro y sin moto e invitamos a los ibaguereños a caminar, a trotar, a sacar la bicicleta, y desde luego a usar los taxis y buses, quienes a diferencia de los particulares, sí tienen que cumplir un Pico y Placa de 12 horas completas. Unas por otras dirían algunos.

REDACCIÓN EDITORIAL

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