Prueba decisiva para los diálogos de paz con el ELN

Pero si el ELN suele caer en intransigencias, incoherencias y provocaciones, el gobierno actual ha incurrido en errores casi fatales, como la declaratoria de un acuerdo de cese al fuego, anunciado en diciembre por el primer mandatario y desmentido casi de inmediato por los jefes de la guerrilla.


Después de todos los intentos de paz que hemos vivido en Colombia, decir que adelantar diálogos con la guerrilla es una empresa incierta, compleja y muchas veces incongruente, se vuelve casi una verdad de perogrullo, como lo podemos constatar hoy mismo cuando, al tiempo que se reanudan las conversaciones en la mesa de México con el ELN, esta guerrilla secuestra en Arauca a un sargento del Ejército, en un hecho que el mismo presidente Gustavo Petro señaló como un acto que sabotea precisamente ese proceso de paz.

Históricamente, los intentos de llegar a acuerdos de paz con el ELN han fracasado. No importa qué tan buena intención haya habido de los gobiernos y que tan capaces o audaces hayan sido los negociadores, esta guerrilla siempre ha entrado y salido de decenas de rondas de diálogos, dejando al Estado con las manos vacías y a las víctimas de la violencia que se desprende de sus acciones, con una nueva frustración. 

Y, precisamente, cuando se pensaba que los Acuerdos con las Farc y el debilitamiento militar del ELN harían posible, ahora sí, un pacto de paz, el atentado a la Escuela militar, que provocó el cierre concluyente del diálogo con el gobierno Duque, terminó, cuatro años después por fortalecer a este grupo y, consecuentemente, hacerlos más duros en los diálogos que ahora se intentan, precisamente con un gobierno de izquierda. Pero si el ELN suele caer en intransigencias, incoherencias y provocaciones, el gobierno actual ha incurrido en errores casi fatales, como la declaratoria de un acuerdo de cese al fuego, anunciado en diciembre por el primer mandatario y desmentido casi de inmediato por los jefes de la guerrilla.

Errores, incoherencias, malentendidos y rectificaciones de parte y parte es lo que ha caracterizado hasta ahora el incipiente proceso de paz con el ELN, que, entre otras cosas, cuenta como uno de los más fuertes frentes de debate el del concepto de paz total del gobierno Petro, que poco agrada a la guerrilla en tanto, como se han quejado varias veces, tiende a igualarlos con personajes y bandas de delincuentes que carecen de fundamento ideológico y no pueden asimilarse a una grupo en armas. Esperemos que en México comience el diálogo y el entendimiento, porque hasta el momento han sido muchos menos los encuentros que los desencuentros. Dura tarea tienen por delante los comisionados y delegados del presidente en esta, que, si algo sale mal, podría ser la última oportunidad de construir un Acuerdo final de paz con el ELN en este gobierno. 

EDITORIAL

Comentarios