Ibagué, cada vez más ruidosa

En las últimas semanas, las autoridades han llevado a cabo operativos en la carrera Tercera para verificar si los comerciantes cumplen con los estándares permitidos de emisión de ruido establecidos en la Resolución 0627 de 2006.  No es necesario llevar sonómetro, pues es evidente que algunos vendedores ambulantes y en establecimientos formales emplean parlantes a todo volumen generando contaminación auditiva, con el peregrino argumento de atraer clientela, pero lo que consiguen es ensordecer a los transeúntes.

La Tercera no es el único sector que es fuente de ruido. Dos de las apuestas de Ibagué para el desarrollo económico son el comercio y el turismo. Esto ha hecho que en la ciudad se multipliquen los centros comerciales, los hoteles, los gastrobares, discotecas y bares. Gracias a ello muchos ibaguereños han visto florecer sus empresas y están generando empleo.

Lamentablemente la expansión de los establecimientos de diversión nocturna se ha promovido en sectores residenciales o comerciales/residenciales. La ciudad ha crecido en forma desordenada y la inexistencia de planeación tiene como consecuencia que se autoricen estos negocios en cercanías a hospitales, clínicas, colegios, universidades y zonas de vivienda, con lo cual, los vecinos pierden su derecho al descanso, debido a que muchos de ellos son foco de ruido estridente. 

Además del Centro, La Pola, la calle 60, el sector de la Macarena, El Salado, gran parte de la vía Mirolindo, Bosque Largo, el Jordán y ahora San Simón parte baja se han transformado en los últimos años en lugares con presencia de bares, gastrobares y discotecas que operan hasta altas horas de la madrugada los fines de semana y perturban el sueño de los vecinos.

Tampoco hay que olvidar las chivas rumberas que recorren la ciudad en las fiestas y los vecinos ruidosos que se creen con el derecho de poner música en alto volumen en sus casas hasta la madrugada, sin que exista una autoridad que los sancione.

Los ibaguereños no se oponen a que prosperen estos negocios, pero es conveniente que los dueños implementen mecanismos para insonorizar o limitar los niveles de ruido, que en las zonas residenciales no deben estar por encima de 55 decibeles en horas de la noche y de 50 decibeles, en cercanías a hospitales. 

El director de Justicia y Orden Público de Ibagué, Francisco  Espín, informó que en lo corrido del año han sido sancionados 32 establecimientos por violar los topes permitidos de ruido. Sin embargo, es preciso que los operativos se intensifiquen en estas semanas cuando se celebrará el Festival Folclórico y muchas personas (en especial, adultos mayores, personas enfermas e infantes) no gozarán de un sueño reparador. 

EL NUEVO DÍA

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