Ya no es el 'don juan' del circo

HÉLMER PARRA - EL NUEVO DÍA
El mayor de los hermanos Gasca considera que su mejor atractivo es ser un hombre de circo, y quién lo creyera este domador de feroces leones es llorón, le teme a las tarántulas y se declara fiel.

Vive entre carpas gigantes, 44 caballos de alta escuela y lujosas casas rodantes. En una de ella, custodiada por un fila brasileiro, pasa sus horas de descanso junto a su novia, la actriz y modelo Diana Mendoza.

Su 'nidito de amor' cuenta con todas las comodidades de una confortable suite y su decoración deja representa en parte la personalidad. Allí a través de imágenes rinde tributo a sus tigres blancos y elefantes, a los cuales debió retirar del show por las normativas colombianas.

Precisamente este hecho es su mayor pena y a la vez el inicio de sus temores. No concibe el circo sin estos especímenes, a los cuales siente parte de su familia y a la que perdió por una ley que cree injusta y promovida por algunos políticos que se dejaron llevar por “mentiras”.

¿Cómo vive Raúl, el mayor de los hermanos Gasca?

Para mí mi vida es normal, aunque para la gente no sea así. Desde que nací la vida que conozco es estar de una ciudad a otra, de un país a otro, armando o desarmando. ¡Yo vivo donde esta el circo, donde está el circo es mi casa!

En una vida nómada como la suya, ¿se echan raíces?

Sí, aunque suene extraño las raíces son aquí en el circo, porque esta es la vida. 

Cada función es magia y diversión, ¿en el circo todo es una fiesta?

No. Hay días que te cuesta más salir al show, pero siempre tienes que dar una sonrisa, nunca mostrar  tristeza así hayas perdido a un ser querido minutos antes, porque la gente paga para divertirse no para que le contagies tus problemas.

¿Es difícil?

Sí, mucho, pero es lo que nos enseñaron desde chiquitos.

¿Cuál es la procesión que lleva por dentro Raúl Gasca?

El dolor por la pérdida de seres queridos. Hace poco se me murió un tío muy querido y cuando tenía ocho años perdí a mi mamá y a mi hermana en un accidente aéreo.

¿Cómo han sido esas pérdidas?

Muy fuertes. A los ocho años quedar sin mamá es difícil, uno lo entiende ahora, pero a esa edad no te das cuenta porque andas en el circo y de acá para allá. 

Por su trabajo viaja mucho, ¿también toma vacaciones?

Pocas, detener el circo genera muchos gastos, así que casi siempre estamos de función en función, pero cuando las tomo me voy a ver  show de circo porque es lo que le gusta a uno. 

¿Alguna vez se ha alejado de este medio?

No, esto te hala.

¿En el circo hasta cuándo?

Uno siempre dice que nace y muere en el circo, pero los tiempos cambian, de hecho si hace 10 años me hubieran dicho que íbamos a tener un circo sin animales me hubiera costado mucho creerlo. Ahora toca adaptarse y es difícil pensar en un futuro porque no se sabe que puede pasar.

Raúl, ¿continúa rechazando la prohibición de utilizar animales salvajes y exóticos en los circos?

Sí, es una ley injusta, porque es permitido matar un toro en una plaza, un gallo en una gallera, pero no tener un tigre en un circo. Aunque uno no esté de acuerdo con la ley uno la acata, y nosotros nos anticipamos a la Ley, que empieza a regir en junio de 2015.

¿Por qué se anticiparon a retirar los animales?

Porque uno se aburre de tantas mentiras, todo el tiempo estar explicándole a la gente que maltratamos a los animales es cansa.

¿Esta ley los dejó cojos?

Se puede hacer circo sin animales, porque lo están viendo y a la gente le gusta, pero es un atractivo extra. Te puedo asegurar que hay muchos niños que hoy en día no conocen los tigres y no los podrán hacer sino pueden ir a un zoológico.

¿Qué pasó con los especímenes que exhibía?

Están en una finca, con los cuidadores de toda la vida, pero están desempleados. Los tigres blancos en están en un proceso de búsqueda de permisos para salir del país, se espera poderlos llevar a Venezuela.

¿Cómo ha sido para Raúl tenerlos lejos?

Muy duro porque prácticamente uno se cría con ellos. Los tigres llegaron de ocho meses al circo y terminaron siendo parte de mi familia, mis mejores amigos.

Ahora las estrellas de la función no  son usted y sus animales sino sus hermanos menores (Juan Cebolla y Martín, ¿le da nostalgia?

No al contrario yo soy el que los ha puesto donde están. Les he enseñado todo lo que saben, y te puedo decir que en el 2000 tuve un accidente muy fuerte en un tobillo, tengo 15 tornillos, de ahí nunca más pude volver a hacer acrobacias y llegaron ellos  a reemplazarme; siempre debe haber sangre nueva para que el circo siga viviendo. Ahora yo no hago nada de acrobacia, solo canto y salgo de payaso y unas cosas breves, ellos están tomando parte importante en el show y así es la vida. 

¿Lo entristece no poder hacer acrobacias?

No, me da nostalgia no estar con mis animales, porque yo era muy feliz metiéndome a la jaula, lo otro es  normal ya con 35 años tirarme de un trapecio no es tan fácil como cuando tenía 20.

Muy personal

Raúl Gasca, como el marinero ¿en cada puerto un amor?

En su época sí, ahora no tanto porque estoy estable, pero mis hermanos Juan y Martín son como era yo cuando tenía su edad: una por aquí y otra por allá.

¿No es aburrido siempre estar en la misma carpa?

Para nada, se me hace aburrido ir a la misma oficina todos los días. Este es un trabajo en el que puedo decir que cada ciudad es una aventura nueva. 

¿A qué el teme?

A las culebras y a las arañas, así como a que algún día un político diga que se prohíbe el circo.

¿Ve a los políticos como enemigos de los circos?

No. Yo tengo muchos amigos políticos, pero si hay algunos que buscan otros intereses y por eso prohibieron los circos con animales.

¿Cómo se conoció con la actriz Diana Mendoza, su compañera?

Por un amigo actor que vino con ella a hacer una nota al circo y ahí la conocí.  Poco a poco se fueron dando las cosas y mira ya llevamos varios años juntos.

¿Cómo logró que abandone todo por seguirlo?

Esta es una vida que amaña, y a ella le gusta ver el show. Dice mi papá que el que se acaba los zapatos en el circo (trabajando) es difícil que se salga. 

¿Hijos en camino?

Ya estamos hablando de eso, creo que para el 2016 es tiempo.

¿Con tanto tiempo en Colombia se siente colombiano?

Cien por ciento, y es más, estoy seguro que conozco más Colombia que los nacidos en esta tierra.

¿De todas las ciudades recorridas cuál es su favorita?

Te puedo decir que me encanta ir a Medellín y Bogotá, esta última por ese frío delicioso.

¿Tiene descendencia?

Sí, una hija de seis años, a la que le encanta el circo y está ensayando gimnasia. ¡Vive con su mamá!

¿La mamá aceptaría que haga parte del show?

Creo que sí, pero más que todo le tiene que gustar es a ella, porque siempre pienso que los papás hacen lo que a los hijos les guste y eso es una buena estrategia, porque cuando se hace lo que te gusta se hace bien.

De todo un poco

¿Ahorrador?

Sí, mi abuelo me decía cuando tengas guarda para cuando no tengas no padezcas.

¿Desde los cuántos años está en función?

Desde muy niño, a las cinco años hice el globo de la muerte.

¿Si volviera a nacer sería cirquero?

Sin temor a equivocarme, esta es una vida muy bonita porque haces lo que te gusta.

¿En quién cree?

En Dios y en la virgen de Guadalupe, aunque no soy de ir mucho a las iglesias ni tampoco rezo.

¿Que odia de sí mismo?

Que me sacan la piedra muy fácil.

¿Su debilidad?

Soy muy llorón.

¿Y su atractivo?

Ser del circo. Es un mundo mágico que envuelve.

¿Cuál es su pasión?

El fútbol y los caballos.

Credito
SANDRA PATRICIA LOMBANA M.

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