Retomemos la Cívica

FOTOS TOMADAS DE INTERNET – EL NUEVO DÍA
Con esto no quiero decir que se dicte la cátedra de cívica para los niños y jóvenes, a lo que invito es a que hagamos conciencia de la importancia de revisar nuestros comportamientos hacía las demás personas y con el entorno en que vivimos y que tomemos la decisión de modificar aquellos hábitos negativos que impiden ser mejores personas y mejores ciudadanos.

Si bien la Ley 1013 de 2006 menciona la creación de una asignatura de Urbanidad y Cívica, que debería ser impartida en la educación preescolar, básica y media, de conformidad con la Constitución Política, el asunto es mucho más que eso. Es más que una cátedra.

El contenido de “urbanidad y cívica” no se puede enseñar durante algunas horas de clase sino que es transversal, es decir, se enseña a través de todas las actividades que se realizan en los planteles educativos y en la vida familiar.      

Poco se ganará si el docente transmite de manera verbal unos enriquecedores mensajes sobre el buen trato, pero a su vez grita los alumnos, o si el profesor de sociales deja a los estudiantes sin clase pues no llega, o si quien orienta matemáticas ridiculiza a los niños. Igualmente, el impacto no será el esperado si el director o rectora del plantel trata de manera descomedida a sus subalternos o padres de familia.

Un profesor podrá transmitir eficazmente el mensaje cuando:

    * Con su comportamiento es capaz de enseñar valores.
    * Les da a todos el mismo trato sin discriminación.
    * Trata con respeto a los padres de familia.
    * Escucha con atención y no grita ni subestima lo dicen los niños.
    * Se dirigen a los alumnos por el nombre y no por características físicas     o sobrenombres.
    * No dice mentiras delante de los jóvenes.
    * Respeta el tiempo de los niños y utiliza de manera provechosa las horas en el colegio.

De otra parte, los padres también tienen un gran compromiso, el colegio deberá enfatizar esta enseñanza pero en la casa se debe ir en la misma línea.

Matricular a los niños y darles el dinero para cubrir los uniformes y cuadernos no es suficiente, deben aportar a la formación integral dando testimonio.

Los padres apoyarán la formación en urbanidad y cívica de sus hijos cuando:

    * Se tratan con respeto entre sí, no se gritan ni se agreden.
    * Son considerados con los mayores y con las empleadas domésticas.
    * Dan importancia a la forma de comportarse el niño y le exige que lo haga como en el colegio le han indicado, sin ridiculizar a los maestros.
    * No miente delante del niño y no lo involucra para mentir ante terceros.
    * No trivializan la temática de la urbanidad, cortesía o modales.  
    Insisto en este tema porque soy una convencida de que el respetar a los demás y a sí mismo es capaz de hacer mejores jóvenes, mejores ciudadanos y por supuesto una sociedad mejor.

Credito
MARTHA CRUZ Especial para EL NUEVO DÍA

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