Homicidios, desapariciones y desplazamientos forzados en Mariquita quedarían impunes

Más de 15 casos entre homicidios, desapariciones y desplazamiento se escucharon ayer por parte de los representantes de las víctimas de los grupos de autodefensas que operaban en Mariquita. Los hechos ocurrieron entre los años 1985 y 1996.

Los resultados de la diligencia de ayer en las versiones libres conjuntas de los desmovilizados de las Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio, no son  muy diferentes a los que ya se referenciaron en la nota publicada por EL NUEVO DÍA titulada “La ley de Justicia y Paz no convence a las víctimas”.

En Mariquita quedó la misma sensación de resignación y zozobra por conocer el paradero de sus seres queridos o el motivo por el que fueron asesinados hace más de 10 años.

Y es que precisamente fue el mismo discurso que se escuchó hace dos días por parte del Fiscal, “este caso no entra en Justicia y Paz porque las fechas no coinciden con la llegada de las Acmm a Mariquita”.

Lo anterior respaldado por las respuestas de algunos desmovilizados que dijeron no tener conocimiento de la mayoría de los casos, porque para ese entonces, ellos no se habían instalado en este municipio.

A ello se suma que los crímenes cometidos por los ‘paras’ antes de la llegada de Ramón Isaza a Mariquita sufren un problema más grave. Muchos podrían quedar sin respuesta ya que los desmovilizados del Bloque de las Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio responsabilizan a las autodefensas de Henry Pérez, grupo que ya no tiene quien asuma las consecuencias de sus actos.


Lo triste
Paradójicamente, las personas que se creían, fueron los responsables de los homicidios, desapariciones y desplazamiento forzado en Mariquita, también eran la esperanza de aquellas madres, hermanas y hermanos, esposas y demás familiares que cumplieron la cita en la Casa Botánica esperando tener una explicación de por qué los asesinaron o por qué los desaparecieron.

Cuando empezaron a contar sus amargas experiencias, un ambiente de rabia y tristeza dejó ver que las heridas que aún causa el conflicto armado, no han sanado. En un momento, la calma en la sala estalló cuando los desmovilizados insistían en negar que desconocían la mayoría de las personas mencionadas como desaparecidas.


Algunos familiares decían que eran unos 'imbéciles' y que esos hombres tan malos no iban a ayudar a encontrar la verdad, otros solo quedaban sorprendidos de ver que después de tantos años en el proceso de Justicia y Paz solo les digan que no saben qué pasó con su ser querido.


Liliana Camargo, por ejemplo, no sabe donde está su hermano desde hace más de 18 años.

En 1993, Fernando Camargo había llegado desde La Dorada -Caldas- a Mariquita. La desaparición coincidió en los días en que habían aparecido unos diez muertos en diferentes partes de este municipio tolimense.

Narró Liliana que su hermana mayor viajó desde Caldas y hasta un cementerio de la zona para reconocer el cuerpo de su hermano.


Manifestó que había encontrado un cuerpo con unas características idénticas a las de Fernando, pero añadió que fue imposible reconocerlo por lo hinchado.


Mi hermana dijo que se parecía mucho a él, pero que estaba muy desfigurado y que no podía reconocerlo del todo. Todos los muertos que encontraron ese día llevaban puestas botas de caucho. No podía ser él porque el día que desapareció llevaba una camiseta azul y unos tenis blancos”, dijo Liliana. (Ver foto abajo)


De acuerdo con algunas declaraciones, ese día se hizo una “limpieza, pero no se sabe quién la ordenó. Dijeron que habían sido los paramilitares. Todo mundo sabía eso”.


Liliana dijo ayer ante los desmovilizados y las demás víctimas que su familia no hacía esto por plata sino para saber cómo y dónde quedó su pariente.


Ante este caso, el Fiscal Segundo dijo que “aproximadamente han sido cuatro mil cuerpos los recuperados en el desarrollo del proceso de Justicia y Paz. Existe la probabilidad de que pueda encontrarse el cuerpo de su hermano, pero para eso es necesario una prueba de sangre. (…) Aún así, su caso no entra a Justicia y Paz”.


Olga Carvajal dijo a EL NUEVO DÍA que José Eduardo Arboleda desapareció en 1985.

Según contó Carvajal, su cuñado llevaba trabajando ocho años administrando una finca en Puerto Boyacá.

“Él compraba bestias y demás para venderlas aquí en Mariquita. Pero de un momento a otro dijo que se venía de por allá”.


Un día, Arboleda le manifestó a su hermano que viajaría a Puerto Boyacá a entregar la finca. Desde ese día no saben de su paradero.


Desde entonces, Carvajal en compañía de su esposo y hermano de la víctima buscan a José Eduardo Arboleda.


“Llevamos más de tres años en esto de Justicia y Paz y hasta ahora nos dicen que mi esposo debe hacerse una prueba de sangre. (…) Uno esperando tanto tiempo para que le salgan con una respuesta de estas sí da mucha tristeza”.


Un proceso que puede avanzar
Deissy Zapata tiene 76 años y dice que lo único que quiere es morir en paz en la casa donde vivó las mejores épocas de su vida.

Desde 1997 Zapata abandonó su finca ubicada en la vereda Cañizales. En esta zona de Mariquita casi en límites con Fresno, los paramilitares empezaron a exigir vacuna por un monto “más o menos de cinco mil pesos”.


Relató la misma víctima que huyó por la cantidad de muertos que resultaban todos los días.

Al parecer, los paramilitares sabían que Zapata era líder comunitaria y tenía información que a ellos les podía servir, por supuesto, la lugareña se negó a suministrar datos y por eso empezaron a amenazarla.


Con las mismas palabras de Zapata: “Yo me fui para Bogotá pero después de un año decidí regresar y vencer el miedo porque yo en esa ciudad tan grande no pegaba. Justo ese día que llegué, habían dos muertos. Así pasó el tiempo, yo me regresé a Bogotá con tanta frustración que no sabía a quién recurrir pero insistí y decidí venirme contra viento y marea porque no me adaptaba a la vida de la ciudad.


“Cuando yo iba entrando a la vereda me preguntaron si iba para mi casa y me alertaron de que en la casa había un muchacho que habían torturado y matado. Luego lo colgaron en el palo de zapote ubicado en el patio de mi casa”. El sacerdote del pueblo estaba recolectando dinero para sacar de allí el cuerpo y darle sepultura.


Zapata no entró, además porque vio su casa en tan mal estado que siguió rumbo a la casa de su hermano.


“Le recomendé que me la cuidara y que no me la dejara de desyerbar pero él me respondió que no podía entrar porque ahí los 'paras' tenían una venta de gasolina...”


Los paramilitares se habían establecido en la finca y desde allí recogían la gasolina que hurtaban del oleoducto de La Dorada, Caldas.


Contó Zapata que cuando los paramilitares llegaron a Mariquita empezaron a asesinar mucha gente inocente, entre ellos a Alberto Zapata, “a este le hicieron cavar su propia tumba, quien después de ser descuartizado con una motosierra, lo sepultaron”.


El Fiscal ordenó que la investigación en este caso siga porque, se cree, que los desmovilizados tiene algo de presunción en este proceso.


Lista
Otros casos
El 7 de diciembre de 1994, un sujeto salió a dar una vuelta para ver el alumbrado de diciembre, y el 8 fue encontrado muerto junto a otro joven.

El 14 de septiembre de 1991 un menor iba corriendo y un señor en una moto lo persiguió hasta propinarle varios impactos de bala que le causaron la muerte.


Héctor Bayona, en 1991, murió en horas de la noche al salir a comprar unos cigarrillos.

El 16 de febrero de 1993, un comerciante que distribuía productos en el pueblo y a quien le exigían el pago de una vacuna, le dispararon en la espalda cuando iba en su bicicleta. Los 'paras' lo remataron cuando yacía en el suelo.

Destacado
“Trabajé mucho con las personas de la vereda Cañizales y sé que el miedo los hace vender hasta la madre”. Víctima.

Destacado
¿Qué pasa con los hechos que no quedan cobijados por la Ley de Justicia y Paz?

Las autodefensas llegaron a existir en el año 1991
Artículo de VerdadAbierta.com

Las Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio (Acmm) dejaron por más de 30 años un rastro de violencia en Antioquia, Boyacá, Caldas, Cundinamarca y Tolima, donde se cree que asesinaron a más de mil personas y cometieron torturas, desapariciones, desplazamientos y secuestros.


La historia de ese grupo comenzó en 1970, cuando guerrilleros de las Farc comenzaron a pedirles extorsiones a los finqueros de la región y secuestraban o robaban reses a quiénes no pagaban.


El Gobierno no protegía a las víctimas, a pesar de los reclamos, entonces ahí fue cuando Ramón María Isaza Arango, un campesino de Sonsón, decidió convocar a ganaderos y madereros como Evelio Monsalve, Ignacio Ríos, Alberto Villegas, Jhon Yepes y Carlos Salazar a que lo financiaran para crear un grupo de autodefensa.


En 1977, Isaza (quien después usó los alias 'El Viejo', 'Moncho' o 'El Patrón') recibió de los hacendados un millón de pesos con el que compró ocho escopetas y armó a igual número de hombres.


El grupo, al que llamó ‘Los Escopeteros’, tuvo su bautizo de fuego el 22 de febrero de 1978 después de combatir a 20 guerrilleros de las Farc, que pretendían tomarse el corregimiento de Las Mercedes para secuestrar al ganadero Evelio Monsalve.


Para ese año, 'Los Escopeteros' ya no eran ocho sino 24 integrantes, y extendieron su dominio a los corregimientos Las Mercedes, Doradal, Estación Cocorná y Puerto Perales, en el municipio de Puerto Triunfo, además en los corregimientos Puerto Nare, La Sierra y El Prodigio, en el municipio de San Luis. También al corregimiento Aquitania en el municipio de San Francisco, y a los corregimientos San Miguel y La Danta, en el municipio de Sonsón. Todos en Antioquia.

‘Los Escopeteros’ eran comandados por Isaza, José Domingo Manrique alias ‘Luis’ y Genaro Valencia alias ‘Gener’, segundo y tercero al mando.

La primera fusión
Entre 1978 y 1984, ‘Los Escopeteros’ ya eran 42 hombres y además de autodefensa, se convirtieron en un grupo de 'limpieza social'. Asesinaron a personas señaladas de ser ladrones, violadores, expendedores de droga, secuestradores y extorsionistas.

Mientras el grupo seguía delinquiendo en Antioquia, en Puerto Boyacá (Boyacá) un grupo de ganaderos como Carlos Loaiza, Luis Suárez y Gonzalo de Jesús Pérez, con el apoyo del excongresista Pablo Emiro Guarín, también decidió organizarse y armarse para combatir los frentes 11 y 12 de las Farc.


Lo hicieron a través de la Asociación de Campesinos y Ganaderos del Magdalena Medio (Acdegam).

En 1983, la guerrilla secuestró al ganadero Gonzalo de Jesús Pérez, y Henry Pérez, hijo del secuestrado, le pidió ayuda a Ramón Isaza para realizar el rescate.

Realizado el operativo, nacieron las Autodefensas del Magdalena Medio de Puerto Boyacá, y en 1984 ‘Los Escopeteros’ dejaron de llamarse así cuando Isaza aceptó sumarse a esa estructura.


Con la fusión, la estructura, conocida también como Modelo de Puerto Boyacá, quedó liderada en lo político por el excongresista Pablo Emilio Guarín, y en lo militar por Henry Pérez alias 'Móvil 20', seguido por Gonzalo Pérez alias ‘El Viejo o Caruzo’ y Ramón Isaza alias ‘El Viejo’.


La organización delinquió en el sur de Santander, sur de Bolívar, Caldas, Putumayo, Caquetá, Valle del Cauca, Huila y a Isaza se le encargó Antioquia. Allí, alias ‘El Viejo’ fue el jefe de las Autodefensas Campesinas de Antioquia, integradas por 80 hombres y cuatro comandantes de menor rango, entre ellos, Ovidio Isaza Gómez alias ‘Roque’ y su hijo Omar de Jesús Isaza Gómez alias ‘Teniente’.


La segunda fusión
En la lucha contra la guerrilla para controlar las rutas del narcotráfico, el capo Gonzalo Rodríguez Gacha alias ‘El Mejicano’ le propuso a las Autodefensas de Puerto Boyacá trabajar en ‘llave’.
Con esa nueva fusión, el narcotraficante y el grupo de autodefensa decidieron financiar las llamadas Escuelas de Formación para la Lucha Armada y el Sicariato, es decir, campos de entrenamiento sobre el uso de armas, estrategia y táctica militar.

Los ‘profesores’ eran mercenarios israelíes y británicos que ‘enseñaron’ en las escuelas llamadas Cero Uno, El Cincuenta, El Tecal, Galaxias y Cero Ochenta y Uno, desde donde se formaron ‘escuadrones de la muerte’ como Los Masetos (Muerte a Secuestradores), Los Tiznados, Los Grillos y Maicopa, y se entrenaron a paramilitares como Alonso de Jesús Baquero alias ‘Negro Vladimir’, autor material de la masacre de La Rochela, Santander, en 1989.

En su cercanía con el narcotráfico, las Autodefensas de Puerto Boyacá recibieron en 1991 una oferta de alianza del capo Pablo Escobar, pero Ramón Isaza se negó. Eso lo convirtió en enemigo del narcotraficante, con quien sostuvo una guerra entre 1991 y 1993. El 20 de julio de 1991 Henry Pérez fue asesinado por hombres de Escobar y las Autodefensas de Puerto Boyacá quedaron sin comandante principal.

Desmovilización y división
Asesinado Pérez, Luis Eduardo Meneses Báez alias ‘Ariel Otero’ asumió la comandancia principal de las Autodefensas de Puerto Boyacá e Isaza asumió como segundo comandante, liderando las autodefensas de Antioquia.
Sin embargo, en 1991 ‘Alias Otero’ pactó una desmovilización con el Gobierno nacional y por este hecho, además de ser señalado de negociar armas no entregadas en la desmovilización con narcotraficantes del Valle, el comandante fue asesinado.

Con la muerte de ‘Ariel Otero’ comenzó la puja de poderes y cambios en las comandancias, e Isaza decidió en 1994 separarse de las Autodefensas de Puerto Boyacá. Por acuerdo, esa zona se le asignó a Arnubio Triana Mahecha alias ‘Botalón’ al mando del Bloque Puerto Boyacá, y la zona de los municipios de Yacopí y Pacho (Cundinamarca) a Luis Eduardo Cifuentes alias ‘El Águila’.


Por su parte, Ramón Isaza se independizó y definió la estructura de las Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio (Acmm) así: Omar de Jesús Isaza Gómez alias ‘Teniente’, su hijo, como comandante en La Dorada (Caldas); Pedro Ángel Quintero alias ‘Pedrucho’ en Guaduas y Cambao (Cundinamarca), y Jorge Enrique Echeverry alias ‘Vaso’ en San Miguel; alias ‘Canario’ en Puerto Triunfo y Estación Cocorná; José Gabriel González alias ‘Campeón’ en Las Mercedes; alias ‘Julián’ en Puerto Nare, y Ovidio Isaza alias ‘Roque’ en La Danta. Todos estos últimos en Antioquia.


Credito
EL NUEVO DÍA

Comentarios