Se aproxima la primera cosecha de algodón orgánico en el Tolima

JORGE CUÉLLAR – EL NUEVO DÍA
Muchos países del mundo empiezan a tomar consciencia sobre lo ambiental y la utilización de productos orgánicos, por esta razón en Colombia se busca generar cultivos sin sustancias químicas, como el caso del algodón, y en el Tolima se adelanta el plan piloto para determinar la rentabilidad que puede tener este tipo de acciones amigas del medio ambiente.

El algodón orgánico pronto podrá ser cosechado en la región, y esto ha sido considerado un proceso crucial para la producción ecológica tanto para Colombia como para el mundo, ya que después de esta recolección algodonera se pretende asegurar que se puede cultivar sin químicos de manera rentable.

Con cooperación internacional se ha encomendado a cuatro agricultores y grupos de agricultores la plantación de algodón orgánico en fincas del Tolima, lo cual se ha convertido en un verdadero reto debido a la contaminación de los suelos y el agua.

En 2009 se formó la organización internacional sin animo de lucro ‘Support Organic Cotton in Latin America’, SOCiLA; con el objetivo de fomentar la plantación del algodón ecológico, esto bajo la iniciativa de Alexander Grisar, fundador de la empresa La Siesta Alemania, que ha decidido asumir todos los gastos de la plantación y asesoramiento del proyecto bautizado como ‘Organic Cotton for Colombia’, y que en el país se conoce como Plaoc.

Avance

Las fincas donde se cumple el proyecto están ubicadas en Natagaima, Guamo y Espinal, como es el caso de La Rochela, que se ubica en esté último municipio y es una de las zonas de cultivo de algodón orgánico, y desde hace varios años se venía preparando los suelos con esparcimiento de leguminosas para hacerlo fértil de manera natural.

La primera siembra de algodón orgánico se cumplió en febrero pasado y se espera esté listo en agosto para recoger, a pesar que muchos agricultores de la zona se han mostrado escépticos a la iniciativa hasta catalogarla de “loca”.

Carlos Brigard Ricaurte, gerente Técnico de La Rochela, indicó que “la salud empieza por lo que consumimos, y si comemos y/o nos ponemos cosas con químicos tóxicos, nos estamos envenenando poco a poco, por eso hay que no solo sembrar el algodón orgánico, sino también los productos alimenticios”.

Brigard también asegura que es común en cultivos vecinos ver como ante las altas temperaturas del Espinal jóvenes fumigan en pantalonetas y bañándose en agroquimicos, lo que podría en un futuro traer repercusiones debido al contacto directo con los químicos.

Legislación

Según los cultivadores de la región que se intentan oponer a los agroquímicos, en en país no se está permitiendo la producción de comida limpia por medio de semillas tradicionales, según reglamentaciones del Instituto Colombiano Agropecuario, ICA.

En la agricultura existen dos tipos de semilla: la criolla o nativa, que han sido utilizadas de manera ancestral por los pueblos, y están las certificadas, que son mejoradas de manera genética y es común que las multinacionales las utilicen, estas últimas serían las legales para la reglamentación Colombiana.

En 2010, fue promulgada la Resolución 970, que cataloga de ilegales las que no están certificadas, con el propósito de impedir que se siga produciendo semilla “de costal” al igual que las de contrabando; esta política ha generado inconformismo en quienes buscan producir cultivos orgánicos y esperan que al poner en marcha estas iniciativas y se expongan los beneficios se reconsidere y modifique la legislación.

Motivos para el algodón orgánico

Este algodón es considerado de gran beneficio para el ambiente y la salud, porque crece libre de pesticidas, herbicidas y fertilizantes químicos sintéticos, al igual que es hilado y producido sin químicos tóxicos.

El algodón común es blanqueado antes de ser teñido, para lo cual se utiliza sustancias como cloro, peróxido de hidrógeno, dioxina y formaldehído, entre otros. También, y en algunos casos, para su teñido se utilizan metales como cromo, cobre y zinc, lo cual según algunos estudios es considerado nocivo para la piel humana.

Además se considera que si se usa productos de algodón orgánico, se disminuye la posibilidad de presentar reacciones alérgicas, ya que la piel respira mejor, y se contribuiría con el cuidado del ecosistema.

La ropa de algodón orgánica en los bebés es muy recomendada, ya que su delicada piel requiere de un cuidado más especial fuera de la suavidad de los tejidos al contacto directo, sobre todo en aquellos que presentan dermatitis atópica.

Indígenas

Indígenas del Sur del Tolima se han interesado en acercase a la iniciativa de los cultivos de algodón orgánico, es así que por medio del movimiento de Semillas Libres de Colombia pretenden que se les permita sin dificultades cumplir con el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, OIT, sobre los derechos de pueblos indígenas y tribales en relación con el trabajo y el derecho a la tierra.

Al igual está el decreto 1953, que faculta y da régimen especial a las comunidades indígenas en su territorialidad, y los líderes indígenas consultados se atrevieron a asegurar que están dispuestos a la desobediencia civil para hacer sus cultivos con semilla nativa.

Cadena en el Tolima

Un grupo de 11 empresas que hacen parte del Cluster Textil y Confecciones del Tolima está tras la certificación Gots (Normas Textiles Orgánicas Globales), para la producción textil y confección limpias bajo un sello orgánico.

Por eso, esperan que en el Tolima se pueda avanzar en los cultivos de algodón orgánico para poder cumplir con la cadena completa de prendas ambientales hechas en el Tolima, ya que se cuenta con el tejido de punto, y teñidos y acabados bajo condiciones orgánicas.

En seis meses se espera ya contar con la certificación Gost, pero si dado el caso no se tiene la fibra orgánica, se tendrá que importar las telas e hilos de países como Perú Turquía e India, donde ya se cultiva el algodón con estas características.

Ya que en Colombia es muy poco el consumidor de prendas orgánicas, estas se exportarían principalmente a Europa, a pesar de que en el país algunas empresas ya empezaron a incursionar, como en Medellín, donde se confecciona ropa para bebé, y en Bogotá, otra que se logró certificar, pero que exportan la materia prima, y no se tiene un grupo de empresas que apueste al mismo objetivo, como sucedería en el Tolima.

Credito
HERYK FARFÁN

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