Agro: gozoso para el Estado, doloroso según campesinos

ARCHIVO - EL NUEVO DÍA
Para los productores, los TLC continúan impactando en la producción nacional. Por ejemplo, debido a los bajos precios internacionales de la leche, en 2018 podrían entrar al país 15.800 toneladas.

Al terminar 2017, el sector agropecuario colombiano terminó en dos direcciones: la de los gozosos (la del Gobierno), soportada en las cifras que dan cuenta de un crecimiento y dinámica nunca antes vista.

Lo estiman como el motor de la economía del país, según cifras del Dane, al estacionarse con un 7,1% de crecimiento.

Y de acuerdo con el Ministerio de Agricultura, tres millones de campesinos mejoraron su calidad de vida; a través del programa “Colombia Siembra” se tuvo inversiones por $3.2 billones en incentivos de los $13.6 billones colocados, y hubo un aumento del área en más de un millón de hectáreas, superando la meta prevista para el cierre de año.

Pero la otra cara, la de los dolorosos, se palpa en la postura de los gremios ya que tuvieron que enfrentar situaciones que se tradujeron en un golpe económico para el subsector afectado.

Por ejemplo, la Federación Colombiana de Ganaderos dice que 2017 fue el peor de los años de la última década, pues si bien el estatus sanitario se recuperó en tiempo récord, la aparición de un brote de fiebre aftosa les cerró los mercados y dejó pérdidas cercanas a los $500 mil millones en menos de seis meses.

De acuerdo con José Félix Lafaurie, presidente Ejecutivo de la Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegán, ese golpe de la aftosa que no ocurría desde la década de los 60 fue producto de la “imprudencia del Minagricultura y sus programas de control”.

Volver a recuperar el mercado internacional, a juicio del directivo gremial, no sucederá de la noche a la mañana, ya que éste se sustenta bajo tres parámetros: calidad del producto, precio competitivo y, la más importante, sostenibilidad de la oferta.

“Cuando por cualquier circunstancia se sale del mercado, los países compradores lo castigan, porque ellos tienen la obligación elemental de buscar otro oferente para cumplir sus compromisos. Volver a recuperar esa dinámica, no es cuestión de días”, agrega.

Lafaurie Rivera de nuevo volvió a afirmar que la frontera porosa y el contrabando de carne de Venezuela serán el yugo del estatus sanitario del país.

 

Cambio de las reglas

Para León Darío Uribe, empresario palmicultor del Magdalena Medio, el sector al cierre de 2017 pasó de producir 1.4 toneladas de aceite a 1.8 millones con un área sembrada que llega a las 520 mil hectáreas.

Ese incremento de la producción se reportó por la siembra de unas 100 mil hectáreas en los últimos siete años (que entraron a plena producción) y con la ayuda sustancial del clima, ya que hubo buenas lluvias.

El directivo dijo que a pesar de esa dinámica, el cambio de las reglas de juego suscitado en el Gobierno nacional frente a las políticas de biodiesel llevará a que la palmicultura se replantee y en muchas zonas se torne inviable económicamente.

“De manera arbitraria el Mininas congeló el precio del biodiesel, sin tener en cuenta que la materia prima (aceite de palma) en el mercado internacional venía bajando los precios, creando una distorsión tenaz en el mercado interno”, explica.

Frente a la pudrición de cogollo, PC, (enfermedad letal) dijo que la renovación de áreas está paralizada y muestra de ello es en Puerto Wilches de 40 mil hectáreas arrasadas tan solo se han repuesto 15 mil”, apunta.

 

Cosecha sin vender

En 2016 los arroceros fueron por primera vez en la historia, autosuficientes. Motivados por el programa estatal ‘Colombia Siembra’ siguieron con ese ritmo en primer semestre de 2017; sin embargo, la situación fue totalmente contraria al finalizar el año.

Para Rafael Hernández Lozano, gerente de la Federación Nacional de Arroceros, Fedearroz, es inamisible aceptar importaciones cuando el sector ha crecido y autoabastecido el país.

“Los precios se cayeron en el primer semestre por debajo de los obtenidos en 2015 y similares a los de 2014, que llevó a que muchos productores se quebraran. La industria, al no acogerse al incentivo, al almacenamiento, desató la crisis del sector”, sostiene.

Para Henry Vanegas Angarita, presidente Ejecutivo de la Federación Nacional de Cerealistas y Leguminosas, Fenalce, en la vigencia 2017 el sector maicero no pudo despegar por la falta de coberturas de precios y seguro de cosecha, prometidas por el Gobierno y que nunca llegaron. Estima, también, como el “nubarrón negro” el abuso y falta de control portuario en la calidad de las materias primas que se importan, al referirse al sonado caso del “maíz de grado 3”.

A pesar de lo anterior, la Anif estima que el PIB agropecuario cerrará en 5,7% (0,5% de 2016), por encima del 1,8% proyectado para la economía nacional.

 

Creciendo bajo la presión de los POT

Al sector avícola del país se le alinearon todos los astros en 2017. Conservó su ritmo de crecimiento, el cual estará por el 6.4% en producción física, frente a un 4.4%, del año anterior.

De acuerdo con Marta Ruth Velásquez Quintero, directora ejecutiva de la Federación Nacional de Avicultores, Fenavi Santander, el sector se vio favorecido por la dinámica del costos de producción (precio del maíz amarillo y soya en los mercados internacionales les fueron favorables), comportamiento de la TRM al estar en una media de $3.000 por dólar y una reforma tributaria que no les cobijó al mantenerles su condición de exentos.

Según la directiva, los “nubarrones negros” que pesaron sobre la demanda fueron “el modesto crecimiento de la economía colombiana (se espera que su crecimiento sea inferior al 2%), una industria que ha estado prácticamente estancada por más de un año y un sector comercio que no ha mostrado los mejores resultados de crecimiento. Se agrega el deterioro progresivo de la confianza de los consumidores a lo largo del año.

“Fueron unos escenarios adversos para el crecimiento de la demanda de alimentos. También hay que destacar las situaciones de paros, en especial, por el bloqueo de vías, hecho que afecta en gran magnitud a la avicultura”, señala.

Si bien el sector fue muy dinámico, a juicio de Velásquez Quintero, se menciona “hechos negros”, tales como lo han sido la “persecución a la que se ha visto sometida la actividad avícola en algunas de sus zonas de influencia por cuenta de intereses particulares y el cambio en el uso del suelo que se viene dando con un manejo amañado en detrimento, no solo de este sector sino, también, de la actividad agropecuaria en general”, enfatiza. En su concepto, ese tipo de acciones “ponen en riesgo la seguridad alimentaria de todo un país.

 

Santander fue discriminado

Para Hernán Hernández Peñaloza, presidente de la Sociedad de Agricultores de Santander, SAS, y miembro de la SAC, el sector podría crecer un 4% (más alto que el promedio de la economía colombiana) y se debería a la persistencia de los agricultores que trabajan especies de tardío rendimiento como café, palma, cacao y caucho, entre otras.

El directivo dice que el Ministerio de Agricultura no se adaptó al cambio institucional con sus nuevas agencias y no pudo ejecutar el presupuesto asignado para 2017.

“El principal vacío fue su incapacidad de brindar una asistencia técnica gremial. Se habló mucho y se ejecutó poco”, agrega. Hernández Peñaloza estima que “el haber persistido casi todo el año en subir la tasa de interés interbancario, hacer que permanezca una alta tasa de interés de usura y sumado a unas protecciones exageradas para importaciones de ciertos productos, impidió ver con claridad la nueva sobrevaloración del peso colombiano que hizo mas barato importar alimentos que producir en el país. Las enfermedades se deben curar de raíz y no poner maquillaje al enfermo”.

El Presidente de la SAS considera que a Santander se le discriminó al no seleccionar sus municipios en los programas de inversión y de exención de impuestos dentro de la política de posconflicto. “Como si Santander estuviese en otro continente. Seguimos pagando más impuestos y recibimos menos inversión. Una transferencia de nuestra riqueza a departamentos vecinos”, sentencia. Para el directivo, el año que culmina no fue el mejor para el agro, pues la falta de articulación de las políticas de inversión pública, no se asomaron por las veredas.

El vocero gremial apunta que se logró mantener la producción y competir con el control de costos en casi todos los cultivos, pero los márgenes de ganancia estuvieron ausentes.

 

Cifra

6.000 recolectores de café, aproximadamente, provenientes de Venezuela, fueron los encargados, en buena parte, de la recolección de la cosecha cafetera en Santander.

 

Dato

En su primer pronunciamiento nacional, la SAC informó que al programa Colombia Siembra le había hecho falta una arista sustancial: Colombia vende.

 

¿Sabía qué

La producción de café estaría por debajo de los 14 millones de sacos al cierre del año, según Federacafé; y el precio al productor de pagársele a $1.100.000 la carga cayó a $780.000.

 

Cifra

2 paros nacionales del sector agropecuario se efectuaron en el país en lo corrido del año, teniendo gran protagonismo los arroceros. También hubo dos de la Cumbre Agraria.

Credito
REDACCIÓN ECONOMÍA

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