Bajo este panorama, uno de los paneles, llamado ‘Transiciones energéticas e impacto económico’, se dio a la tarea de analizar cuánto costaría el cambio energético en Colombia.

Mauricio Cárdenas, exministro de Hacienda, dijo que Colombia siempre pone sobre la mesa metas muy ambiciosas, por ejemplo, como la de bajar 51 % las emisiones a 2030. 

Además, según su cálculo, “el costo de la transición energética en Colombia está entre 8 % y 11 % del PIB por año”, lo que representa en plata US$30.000 millones. Pero, en otro panorama, en el de la inversión del gobierno central, haciendo un máximo esfuerzo en los recursos fiscales, el costo podría representar 3 % del PIB en los mejores años”. Por eso, en su opinión, se debería hacer una recomposición de la inversión.

“Hay que hacer las cuentas minuciosamente. Como es de largo plazo y se necesitan grandes recursos, hay que asegurar las fuentes”, agregó el exministro. Además, de forma comparativa, dijo que a Estados Unidos y Europa la transición energética le cuesta 6 % del PIB al año. 

“A nosotros nos cuesta más porque somos muy ambiciosos y tenemos un PIB más bajo”, señaló el exministro.
Pero, ¿por qué cuesta tanto la transición energética? Cárdenas explica que reducir emisiones cuesta plata, porque, por ejemplo, un país debe cambiar, por una parte, la tecnología con que se genera electricidad, y por el otro lado, la de su sistema de transporte. De igual forma, también debe destinar una gran inversión en sectores que generan grandes emisiones como el de la agricultura.

Según el documento final de la tributaria, las sobretasas al sector pasarán de 5 % o 10 % para la extracción de carbón y de 5 %, 10 % o 15 % para el petróleo. Además, el proyecto mantuvo la no deducibilidad de las regalías del impuesto de renta, pero con modificaciones en la valoración pagadas en especie por parte de las empresas.

Al respecto, Carolina Soto, excodirectora del Banco de la República, dijo que “la transición ordenada no va en contravía de las metas ambientales que se proponen en el plan de desarrollo. Mi llamado va hacia la tranquilidad y la coherencia que se puede dar”.