La problemática de la escritura en el aula

SUMINISTRADA - EL NUEVO DÍA
Estudios de prestigiosas universidades como la del Rosario, han revelado que incluso después de haber cursado los 16 años que supone la educación Básica Primaria, Secundaria y Superior, los jóvenes colombianos no alcanzan niveles óptimos en su desempeño con la escritura. Como se dice coloquialmente, todos se botan la pelota, a la hora de asumir la responsabilidad de este descalabro.

Cada uno de los implicados termina señalando un culpable. Pero como lo plantea Mauricio Pérez Abril -Pedagogo e investigador de la Universidad Javeriana- en relación con los bajos niveles de lectura, y que también valdría para la escritura: “¿Es suficiente con buscar el culpable? Es más, ¿es legítimo buscar culpable?

Frente a este tipo de situaciones que nos alarman a todos, alguien tiene que pagar, pareciera ser la conclusión al leer la prensa, de lo contrario ¡sería el colmo!

Y sabemos que cuando se busca el culpable de algo no atribuible a un solo sujeto, a un solo proceso, a una sola institución, la “papa caliente” se rota en un círculo infernal en el que todos terminamos calcinados.i

Indefectiblemente, uno de esos calcinados, el que resulta ostentando el deplorable primer lugar, siempre es el maestro.

Sin importar el nivel en que se desempeñe, siempre será el directo culpable. ¿Pero es justa esa condena? Categóricamente pienso que no. El maestro es solo un eslabón, en la gran cadena de responsables.

Una de las pinceladas de ese óleo pintado por múltiples manos –zarpas, también- que aún no terminan de delinear una política pública consistente y económicamente sostenible, para los procesos de lectura y escritura.

Pero es importante precisar que esa política pública está en mora de repensar la óptica desde donde se mira la formación docente, que hasta el presente ha sido asumida desde la “capacitación” y que en la práctica se constituye en un paño de agua tibia, un caramelo con el que se mitiga la amargura de los malos resultados, una estrategia que termina confabulándose con la mano negra de algunos estamentos tremendamente hábiles en el arte de “cañar” al Ministerio y al país con cifras, consolidados y cuadros estadísticos.

Para terminar, es preciso anotar que si bien, los maestros no somos los grandes culpables, también estamos en mora de preguntarnos desde dónde y bajo qué referentes didácticos y disciplinares estamos enfocando los procesos de escritura en las aulas…

Pensar en las concepciones desde donde asumimos la escritura, puede ser el primer paso… Ese podría ser el tema del siguiente artículo.

Credito
EL NUEVO DÍA

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