En Tolima, mejora la eficiencia del sistema escolar, pero la reprobación continúa siendo un problema

Los datos de indicadores como aprobación, reprobación, deserción, entre otros, indican que el sistema escolar en el Tolima es ineficiente, todavía, a pesar de que se está progresando.

Se espera que el sistema escolar sea eficiente, si logra la permanencia o retención de los estudiantes que ingresan a él en el momento de la matrícula. La permanencia escolar es, además, uno de los derechos que los estudiantes tienen y que el Estado debe garantizar a través de la “adaptabilidad”, es decir, a través de la aplicación de estrategias que favorezcan la retención de los estudiantes en las aulas y su avance hacia grados superiores.

Generalmente, la eficiencia interna se evalúa a través de indicadores cuantitativos de la aprobación - reprobación de los grados, repitencias, de la retención - deserción, la extraedad en el ingreso. Los datos de estos indicadores nos dicen que el sistema escolar en el Tolima es ineficiente, todavía, a pesar de que se está progresando.

Porque al dar una mirada sobre los datos de eficiencia interna, se debe concluir que el total de estudiantes reprobados tiende a disminuir ligeramente si se comparan las cifras de 2011 con las de 2013, que son las más recientes. Igual ocurre con la deserción intraanual, es decir, la que calcula el número de estudiantes que abandonan las aulas durante el año escolar correspondiente.

Pero no es para alegrarnos. Porque se reporta que 35 mil 55 es el total de estudiantes que en 2013 o “perdieron el año” (reprobaron) o desertaron de las aulas, en los 46 municipios no certificados y en Ibagué. Es un fenómeno que se puede denominar como de “mortalidad académica” o de fracaso escolar, según algunos autores. Esa misma cifra fue de 38 mil 706 en 2011.

No es bueno que de un total de 290 mil 304 estudiantes matriculados en 2013, 21 mil 651 reprobaron (perdieron el año”) y otros 12 mil 262 desertaron durante ese año escolar. Lo grave, quizás, es que Ibagué aporta el 44 por ciento del total de estudiantes de reprobados y el 35.6 por ciento de los desertores.

¿Qué hacer para lograr una mayor permanencia en las aulas de los estudiantes que se matriculan? Están en marcha varias estrategias estatales para ello, entre estas la alimentación, el transporte, la gratuidad y a partir de este año, la jornada única. Pero el problema de eficiencia interna sigue vigente.

La reprobación escolar no sirve

Ya son abundantes los resultados de investigaciones científicas que han llegado a la conclusión de que reprobar y hacer repetir el año a un estudiante, no es lo más adecuado para mejorar su desempeño académico, reflejados en aprendizajes significativos.

“No hay evidencias que indiquen que la reprobación es más benéfica que la aprobación para los alumnos que tienen dificultades académicas o de ajuste…. Por consiguiente, aquellos educadores que hacen repetir a sus alumnos lo hacen sin evidencias válidas de que tal tratamiento traerá más beneficios que promover al grado siguiente a los alumnos con dificultades académicas o de ajuste serias”, dice el investigador Jackson al respecto (1975, citado por Martínez Rizo, 2004, p.818).

Además, los países donde los estudiantes obtienen los mejores resultados en las pruebas estandarizadas tipo Pisa, entre ellos Finlandia, Dinamarca, Suecia, Noruega, Islandia e Irlanda, son países donde no hay reprobados porque se aplica la promoción automática a la que se le ha tenido fobia en Colombia porque supuestamente afecta la calidad educativa.

Me parece escandaloso que de cada 100 estudiantes evaluados ocho “pierdan” el año, es decir, sean reprobados. Porque tal porcentaje equivalía a 14 mil 910 estudiantes reprobados en el Tolima (incluyendo Ibagué), en 2011 y 12 mil 81 en 2013.

Definitivamente habrá que optar por otro modelo de evaluación y promoción de los estudiantes. Porque la vigencia del decreto 1290 de 2009, aplicable a partir de 2010 en el calendario A, en algunos casos ha duplicado el número de estudiantes reprobados y como consecuencia el total de repitentes. La reprobación escolar produce como consecuencia la repetición de grados y el incremento de la deserción interanual o de cohorte. En Ibagué, por ejemplo, los estudiantes repitentes eran ocho mil 870 en 2011 y se produjo una disminución en 2013 con siete mil 550 repitentes, lo cual debiera ser inadmisible, por lo menos en cifras tan altas. Pero, “Basta pedir a maestros, padres o alumnos que imaginen una escuela en la que no haya repetidores para provocar sorpresa, incomprensión y, a veces, indignación”, dice Grahay, otro investigador de este fenómeno (2003, p.332).

En síntesis, se hace necesario que en cada institución educativa, con la autonomía que da el decreto 1290/09 citado, se proceda a acordar con los docentes la modificación del sistema de evaluación y promoción para que se disminuya la reprobación y la repitencia escolar. Se podría optar por un sistema de promoción cuasiautomática, por lo menos. Porque se debe llegar a la conclusión de que la reprobación y la repitencia, de poco sirven para mejorar la calidad de los aprendizajes en los estudiantes y son fenómenos que tienen efectos negativos más que positivos, en los jóvenes y en los padres de familia.

Credito
LUIS E. CHAMORRO RODRÍGUEZ ESPECIAL PARA EL NUEVO DÍA

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