El perfil de la eficiencia interna de la educación en el Departamento

ARCHIVO - EL NUEVO DÍA
Hay 29 mil 653 estudiantes entre reprobados y desertores. Ibagué aporta el 45 por ciento de los estudiantes reprobados en el Tolima.

Al dar una mirada sobre las cifras, a los problemas de cobertura escolar se suman los de la baja eficiencia interna del sistema escolar del Tolima, porque no existen las condiciones para retener en las aulas a los estudiantes que se matriculan año a año.

Son 29 mil 653 los estudiantes que en 2016, o “perdieron el año” o desertaron de las aulas en todo el Departamento, incluyendo Ibagué, este último en su calidad de ser el único municipio certificado para administrar los recursos estatales disponibles para la oferta en los niveles de educación básica y media.

En las estadísticas de la Gobernación, estas cifras se contabilizan como “mortalidad académica”, concepto que de por sí es significativo de la ineficiencia escolar. En el balance anual, es comparable con un rubro de pérdidas en las cifras de la rendición de cuentas de la gestión escolar.

Los datos cuantitativos disponibles nos dicen que en 2016 fueron 19 mil 31 los estudiantes que reprobaron en el Tolima, al no lograr “pasar” las áreas y disciplinas del plan de estudios, sobre una matrícula total de 289 mil 103. De ellos son ocho mil 602 los desertores en Ibagué, dato que significa un aporte de la capital equivalente al 45 por ciento sobre total de “reprobados” en el Departamento, término que popularmente se traduce como “pérdida del año escolar”, uno de los indicadores de eficiencia interna escolar.

La reprobación escolar genera deserción interanual y repitencia, dos fenómenos educativos de fracaso escolar y de baja calidad en los aprendizajes de los estudiantes. Es más alta la registrada en Ibagué (7.17 por ciento) que la de los 46 municipios no certificados (6.2 por ciento).

En nuestro medio, no es común que sea utilizado el término fracaso escolar al referirse a problemas de reprobación, pero no se puede ocultar el hecho de que un estudiante, al no lograr las calificaciones requeridas para ser promocionado de un grado al otro, está cayendo en un problema de rendimiento académico que guarda efectos personales y sociales preocupantes.

El fracaso escolar debe entenderse “como fenómeno de malestar y desigualdad que se deja sentir más allá de la escuela… es un fracaso social… es la insuficiencia detectada en los resultados alcanzados por los alumnos”, dice el español Valentín Martínez-Otero, de la Universidad Complutense de Madrid (2009,p.69).

¿Cuáles son los factores incidentes para que usted hubiese reprobado el grado Sexto?, se preguntó en 2017 a los estudiantes que han reprobado en la institución La Sagrada Familia, de Ibagué, en desarrollo de la investigación titulada ‘Los factores incidentes en la reprobación escolar en los estudiantes del grado Sexto’, de la autoría de Enrique Prada Vergara, coordinador académico de esta institución.

Esos factores son: “Por mal comportamiento en las clases o presentar problemas disciplinarios (75%), el ser irresponsable y perezoso con tareas, trabajos escritos, talleres y diferentes actividades académicas programadas (70,1%), por tener inasistencias, no venir a estudiar, evadir clases (71,9%)”.

Pero surgen otras preguntas en este respecto: ¿Qué tal que al docente que repruebe a más de la mitad de sus estudiantes se le acusara de un acto de “mortalidad académica”? ¿Cuántos serían los incriminados?


Los municipios con las más altas tasas de reprobación

La reprobación escolar se incrementó en el país, al entrar en vigencia el decreto nacional 1290 de 2009, que se aplica desde 2010 en el Tolima, norma que autorizó a cada establecimiento educativo para establecer los criterios de promoción de los estudiantes.

Está el caso de Ibagué, donde comenzó la reprobación escolar en el primer año de vigencia del decreto con siete mil 943 reprobados (6.30%), y a partir de ese año creció de manera paulatina, hasta llegar a ser de nueve mil 570 en 2013 (8.14%) y de ocho mil 602 en la vigencia 2015 (7.17 por ciento de reprobación).

Con datos de 2016, reportados por Lila Camelo Romero, de la Dirección de Cobertura de la Secretaría de Educación del Tolima, es posible establecer los cinco municipios con la tasa de reprobación escolar más alta, así:

1. Alvarado, 10.05 % equivalente a 165 reprobados sobre una matrícula de mil 642 estudiantes; 2. Herveo, con una tasa de reprobación de 9.81 por ciento, 156 reprobados sobre una matrícula de mil 590 estudiantes; 3. Piedras, con una tasa de reprobación de 9.64, con 105 reprobados en una matrícula de mil 89 estudiantes; 4. Ambalema, tasa de 9.24 por ciento, con 111 reprobados y una matrícula de mil 201; 5. Espinal, con una tasa de reprobación de 9.21, equivalente a mil 345 estudiantes reprobados sobre una matrícula de 14 mil 611.

 

10 mil 622 desertores

La tasa de deserción escolar es otro de los indicadores de eficiencia interna y en cuanto a este fenómeno, la cifra total de estudiantes que abandonaron las aulas durante 2016 en el Tolima es de 10 mil 622. De este total, el 37 por ciento pertenece a instituciones educativas de Ibagué, donde la tasa intraanual fue de 3.29 por ciento, equivalente a tres mil 950. Esta tasa es ligeramente superior en los 46 municipios no certificados restantes, con un 3.9 por ciento (seis mil 672).

De mayor a menor, los cinco municipios con las tasas más altas son: 1. Ambalema, 8.16 por ciento; 2. Villarrica, 7.05; 3. Planadas, 6.85; 4. Rioblanco, 6.23, y 5. Anzoátegui, con 6.15 por ciento (2016).

Es pertinente volver a los resultados de la investigación sobre deserción escolar elaborada en 2010 por investigadores de la Universidad Nacional, que dice: “Quizá no haya tema en el campo de la educación tan complejo y difícil como este del abandono escolar. Por momentos se cree que se conoce lo suficiente, sus causas, sus desarrollos y consecuencias, pero de pronto una mirada un poco más cuidadosa pone en evidencia relieves y aspectos que pueden volver a sorprendernos. En la multidimensionalidad de su territorio se juegan decisiones absolutamente cruciales y dramáticas, que de hecho tienen la potencialidad de cambiar el curso de una vida. Además, no es el retiro escolar un asunto del azar, existen patrones sistemáticos y formas en que sus determinantes se reproducen, como también existen manera distintas y complejas de materializarse”.

¿La última vez que te retiraste temporalmente de tus estudios fue por alguna de las siguientes razones personales? Es una de las preguntas hechas a los 46 mil 530 estudiantes de los 139 municipios que comprendió la muestra.

“Tenías dificultades académicas (26,7%) y No te gustaba el estudio o no querías estudiar (26,2%) fueron las razones personales más mencionadas como causales de retiro temporal en el país. Los escolares de sedes con alta deserción y sedes rurales también optaron mayoritariamente por dichas opciones. Igualmente, sobresalen el alto porcentaje alcanzado por la opción por enfermedad entre los indígenas (34,7%) y los afros (24,7%), así como el significativamente alto porcentaje obtenido por las opciones No te gustaba el estudio o no querías estudiar (43,7%) y Considerabas que los estudios que tenías ya eran suficientes (49,3%) entre los estudiantes afros, así como también el alto porcentaje alcanzado en el ítem No te gustaba el estudio o no querías estudiar entre los hombres en comparación con las mujeres (30,9% vs 22,2%)”.

Son resultados que siguen siendo válidos y que dan mucho para pensar sobre este fenómeno.

LUISEDUARDOCHAMORRO10@GMAIL.COM

Credito
LUIS EDUARDO CHAMORRO R. ESPECIAL PARA EL NUEVO DÍA

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