De modelos tradicionales a modelos creativos en educación

SUMINISTRADA - EL NUEVO DÍA
La Jornada Única centra sus recursos en la infraestructura, en las construcciones escolares, y lo pedagógico está en un lugar secundario.

Los datos finales sobre cobertura escolar que ha distribuido el Ministerio de Educación Nacional, con corte a noviembre de 2018, que me ha hecho llegar Lila María Camelo Romero, de la Unidad de Estadística de la Secretaría de Educación Departamental, Dirección de Cobertura, tiene abundantes datos cuantitativos sobre el sistema escolar en los 46 municipios no certificados del Tolima. 

Me llama la atención el capítulo sobre modelos educativos que se practican en las instituciones estatales y de ello me ocupo en el presente escrito.

Que entre  177 mil 290 estudiantes matriculados en los 46 municipios no certificados, 120 mil 665  (68 por ciento) sean formados por modelos educativos tradicionales, dice muchas cosas.

Una de ellas es que estamos anclados en formas de enseñar en las que predomina la clase magistral donde el docente es el que habla en el aula, preferencialmente, lo cual se puede calificar como un aprendizaje memorístico, en el que el docente es el actor central y el estudiante es actor pasivo en el proceso.

“La actividad de estudio reproductora, que se limita a una observación pasiva, el copiado, la reproducción repetitiva de destrezas y memorización mecánica”, lo dice Olena Klimenko (2008), al tipificar el modelo tradicional que, desde luego, se traduce en un modelo pedagógico, didáctico y curricular de comienzos del siglo XX, en tiempos de Tyler y Taba (década de los 50 y 60), con sus enseñanzas por objetivos, de enfoque conductista.

Es una realidad que la cuantifica el Ministerio de Educación, en comparación con 31 modelos educativos de los cuales solo diez tienen el reporte de estudiantes. 


¿Qué pasa con Escuela Nueva?

 
Escuela Nueva Activa es un modelo pedagógico creado en Colombia como una innovación educativa a mediados de los años 70 por Vicky Colbert, Beryl Levingery y Óscar Mogollón, con una expansión exitosa en las décadas de los 80 y 90, gracias a la alta inversión estatal en textos, infraestructura y capacitación de docentes. 

En el año 1989, el Banco Mundial calificó a este programa y modelo como una de las tres reformas más exitosas desarrolladas en países. Un modelo para exportación, un aporte de Colombia como práctica exitosa que enorgullecía o enorgullece  a los colombianos interesados en la educación.

Hoy, de acuerdo con los datos que comento, el programa Escuela Nueva hace parte del grupo de Pedagogías Flexibles que el Ministerio de Educación promueve para su puesta en marcha en las zonas rurales, pero, lamentablemente, ya no hay recursos específicos  para su ejecución y Escuela Nueva como modelo educativo y pedagógico está en vía de extinción. 
Se registra que  34 mil 178 estudiantes, ubicados en zonas rurales, en el año 2018, aprendían las áreas obligatorias del plan de estudios a través de la metodología de Escuela Nueva, cifra que es inferior a la del año 2015 con una cobertura sobre 39 mil 722 estudiantes. 

Otros métodos han sustituido al de Escuela Nueva, entre ellos Programas Educativos Rurales, PER, o Todos a Aprender. Este último, también exitoso y apropiado para mejorar la calidad de los aprendizajes de los estudiantes.

El Gobierno nacional ya no apoya con los recursos requeridos, acciones estratégicas dirigidas a intervenir sobre las formas de enseñar y de aprender. 

El más reciente programa nacional, la Jornada Única centra sus recursos en la infraestructura, en las construcciones escolares, lo pedagógico está en un lugar secundario y a ello se debe, en parte, el abandono y caída de la cobertura de Escuela Nueva, como una innovación que le apunta a  la mejora de los aprendizajes de los estudiantes en las zonas rurales.

 

La creatividad

Algo se debe hacer para cambiar el modelo educativo nacional centrado en el control y la eficacia escolar, en los resultados de las pruebas estandarizadas Saber que realiza el Icfes. 

Los resultados de la gran encuesta nacional realizada por la Universidad Nacional en el año 2010 sobre “Un análisis de los factores asociados a la permanencia y deserción escolar en las instituciones educativas oficiales”, con 46 mil 235 estudiantes encuestados en el país, nos da algunas pistas sobre lo que se debe hacer.

Un 13.1 por ciento de los encuestados dijeron que los profesores enseñan mal, “la forma como enseñan los profesores es aburrida”; otro 26.2 por ciento contestó que “no le gusta el estudio o no quería estudiar”, datos que se convierten en una alerta en amarillo e inclusive de semáforo en rojo.

“El consenso de muchos autores frente a la posibilidad real de convertir la creatividad en un objetivo indispensable, tanto para la educación como para la vida social en sus distintas facetas, permite conquistar una visión optimista frente a los horizontes del desarrollo social y humano, donde la creatividad se convertirá en un valor cultural imprescindible para la evolución de la humanidad”, lo dice Klimenko, de la Universidad de la Sabana (2008).

Porque la creatividad es uno de los desafíos del siglo XXI y, al respecto, Saturnino de la Torre (2006) dice que estamos en el siglo de la creatividad y habrá que actuar en consecuencia, creando nuevos modelos pedagógicos, nuevas estrategias pedagógicas y didácticas para la enseñanza en las aulas; fomentar la capacidad creativa de los estudiantes, así que previa formación de los docentes en ese sentido, se vuelve una necesidad. Porque el desarrollo tecnológico actual crea esta obligación y para ello existe la oportunidad de acoger la autonomía institucional establecida por normas vigentes.

Margaret A. Boden (1994) propone una interesante visión sobre la creatividad “apoyándose en los conceptos de la inteligencia artificial y los principios computacionales, generando una perspectiva atrayente sobre la definición de la creatividad humana”, autora que propone algunas acciones creativas en el mundo escolar que se pueden resumir, así: “Manejo de algoritmos (procedimientos fijos de pensamiento que llevan a un resultado predeterminado) y de una variedad importante de las heurísticas (modos de pensar, hacer o actuar que poseen una mayor flexibilidad y permiten encontrar mayor probabilidad de solución)… toma de conciencia o de las habilidades metacognitivas consistentes en la construcción de las descripciones explícitas (capacidad de explorar y cartografiar la propiamente) y de las habilidades implícitas (aprendizaje automático) con el fin de lograr una flexibilidad controlada en el desempeño… manejo de variados modos de representación (libretos, marcos y redes semánticas), que permiten acceder a niveles superiores de la representación analógica”.

Creatividad que debe incluir el campo de lo afectivo, de las motivaciones para el aprendizaje, para que se cree el interés por la educación, implica aplicar nuevos principios pedagógicos y formas de acceder a los conocimientos científicos, nuevas formas de relacionarse con el mundo usando las tecnologías disponibles.

“Fomentar la adquisición de diversos lenguajes (sistemas simbólicos de representación: dibujos, signos matemáticos, musicales, etc.) como una forma de codificar la información recibida del medio y permitir su acceso a la conciencia, como también entender la estructura interna de las habilidades adquiridas mediante su cartografía… fomentar una enseñanza reflexiva”.

 

Nuevas prácticas en educación 

No podemos quedarnos a la espera de que la Ocde nos diga qué prácticas educativas exitosas e innovadoras debemos poner en marcha porque aquí en nuestro ámbito geográfico hay muchas. Debemos saber dónde están, quiénes son los docentes que las ejecutan y aprender de ellos.

Es pertinente, entonces, hacer un inventario de prácticas pedagógicas y de gestión escolar que son exitosas, creativas e innovadoras en cada municipio. Porque ya estamos en la cuarta revolución industrial o revolución digital (Industria 4.0) que tendrá repercusiones en los sistemas escolares, con sus elementos transformadores sobre las formas como se enseña y se aprende.

 

Dato 

Un 13.1 por ciento de los estudiantes encuestados manifestó que los profesores enseñan de una forma aburrida.

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