Desde mediados del año pasado, economistas y analistas del mercado anuncian un proceso de desaceleración económica que, no sólo sufriría Colombia, sino todos los países que, en mayor o menor medida, tienen dependencia del petróleo.
Esto porque el precio del crudo declinó su precio aceleradamente desde septiembre de 2014. A tal punto que, sobre enero de este año tocó niveles que no se observaban desde 2009, después de la crisis de un año atrás.
Es más, durante los primeros 15 días de marzo, la cotización del petróleo en los mercados internacionales volvió a un piso de US$53 para el Brent, referencia donde se acumula gran parte del crudo colombiano.
Este bajonazo de la industria petrolera mundial, por cuenta de la sobreoferta de Estados Unidos y la posición no menos productora de la Opep, ha hecho que todos los analistas y bancos centrales recalculen sus expectativas de crecimiento.
A Colombia, por ejemplo, le costará $6 billones de su Plan de Desarrollo para 2015. Y, muy probablemente, un punto porcentual de crecimiento potencial. Mientras en 2013 y el primer semestre de 2014 desde el Gobierno nacional el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas hablaba de una expansión de la economía colombiana en sostenida sobre 4% hasta 2016, ahora los analistas creen que se verán cifras más recatadas, sobre el 3% y 3.5%.
Claramante, como efecto de la renta que deja de ingresar al país por la venta de crudo y una eventual caída en los niveles de producción.
¿Qué significa?
Ahora bien, esta reducción en el crecimiento de la economía, a la luz de los economistas, no es sinónimo de crisis.
El director de Fedesarrollo, Leonardo Villar, indica que, justo “una situación coyuntural como la que ocurre con los precios del petróleo en otro momento de la historia económica de Colombia habría sido devastador”.
A lo que el experto agrega que, justo en este momento, la complejidad y la fortaleza ganada por el país en los últimos años le da el soporte para que el impacto por cuenta del petróleo no sea tan fuerte.
Este proceso de desaceleración no viene solo, trae consigo mucho más que una caída nominal de la expansión potencial de la economía.
Los efectos se pueden apreciar desde 2014. El dato del Dane sobre el PIB del último trimestre del año pasado mostró que la economía venía creciendo por encima de 4% trimestralmente y terminó el periodo octubre - diciembre en 3.5%.
Entrarán entonces a jugar elementos como la variación en el precio del dólar y la implicación del mismo sobre la inflación, la industria y el consumo, pues asumirá un papel preponderante en las discusiones sobre lo que sucede en materia económica
El presidente de la firma Raddar, Camilo Herrera, asegura que este escenario mundial reorganiza el mercado y lo que está pasando en Colombia, así como en todos los países con petróleo en sus cuentas, es un cambio de entorno.
Y es ese ajuste el que dará las pautas para competir y acomodar cargas durante 2015 y, por lo menos, hasta 2016.
Una preocupación
El escenario tributario sigue siendo un dolor de cabeza para los empresarios, y esto genera cierto nivel de incertidumbre sobre lo que pasará en 2015 y en 2016.
El presidente de Analdex, Javier Díaz, considera que más allá de la preocupación inherente que genera un precio del petróleo tan bajo, que reduce la posibilidad de invertir por parte del Gobierno y que modela la tasa de cambio hacia arriba, los empresarios están preocupados por lo que significará la carga de impuestos tras la nueva reforma tributaria y cómo afectará el 2016.
Así las cosas, más allá de los movimientos del mercado, que en muchos casos, como en el del dólar son muy poco evitables, los empresarios esperan claridad tributaria que no ponga en riesgo sus inversiones.
La inquietud por el devenir económico es evidente entre comerciantes, industriales y en el aparato productivo. Y aunque el escenario no se v claro, en lo que coinciden todos los expertos es en que la economía no se contraerá. Eso sí, crecerá menos, pero crecerá y eso ya es un alivio.
Hasta dónde iría el dólar
Uno de las principales causas, pero no la única, de la desaceleración por cuenta del oscuro panorama de la industria petrolera es un desencadenado aumento del precio del dólar.
Precio que, incluso, ya tocó históricos de 2004, sobre los $2.690.
Para analistas como Mauricio Cabrera Galvis, la divisa norteamericana podría incluso tocar la barrera de los $3.000.
El economista sugiere que, a la ya evidente presión sobre el peso que causó la caída del barril de petróleo, hay que sumarle de manera efectiva la posible salida de los capitales ‘golondrina’ que habían llegado al país como inversiones de portafolio.
Solo este factor, que tiene en cuenta que en enero entraron US$1.100 millones en inversiones de portafolio y que antes de terminar febrero salieron US$50 millones del país, habría hecho subir en $150 la tasa de cambio.
Pero la discusión sobre el dólar no acaba allí, pues “esta tasa de cambio nos ubica más cerca de nuestra realidad, nuestra moneda a $1.860 dejaba fuera de competencia a los productores nacionales y desequilibraba a la industria”, señala Camilo Herrera.
Con este nivel de devaluación, se deberán estudiar ahora, cómo responderá la industria, pues en teoría se podría volver más competitiva; cómo será la variación en los precios y de qué forma se vería impactado el consumo.
La inflación
En términos de precios, el país está experimentando un aumento constante en la inflación, producto de varios factores, entre ellos, el clima y el precio del dólar.
Para la jefe de Investigaciones Económicas de Old Mutual, Catalina Tobón, durante el primer semestre del año se verá un aumento progresivo del IPC, lo que la llevará al borde la meta del 4% del Banco de la República. No obstante, comenta la experta, que sobre la segunda mitad del año el mercado se acomodará y el Índice de Precios al Consumidor se ubicaría sobre los 3.6%.
El consumo interno
Con la devaluación del peso colombiano, arrastrado en parte por la caída del petróleo, los productos importados al país aumentan. No obstante, hay que tener en cuenta datos como los suministrados por los analistas del Grupo Bancolombia que revelaron que sólo el 10% de la canasta de consumo de los colombianos está representado por importados.
Así las cosas, el consumo podría desacelerarse y dejar de crecer a los niveles que lo había hecho los últimos tres años. Incluso, ese sería uno de los factores que mermaría la expansión económica a niveles sobre 3% a 3.5% ya que el consumo interno representa más del 60% del destino de la producción.
El director de Fenalco, Guillermo Botero, cree que el panorama no es muy bueno para el comercio con un dólar tan alto, no obstante los comerciantes, dice, harán lo posible por mantenerse.
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