Jerónimo: Cantando con toda el alma

FOTOS SUMINISTRADAS POR JERÓNIMO - EL NUEVO DÍA
Una fría tarde de mayo salió Alberto con sus sueños de cantor en la espalda rumbo a la capital. Mil imágenes venían a su mente, aquellas que le ayudarían a resguardarse del olvido y la distancia.

Su boleto de tren marcaba un solo trayecto. El otro lo compraría el día en que decidiera regresar. Se sentó en la silla del vagón, apretó fuertemente su guitarra y el ­pequeño equipaje cargado de ilusiones y anhelos. Mientras veía ­desdibujarse el pueblo, un frío desgarrador le ató a la silla. “Si hubiera podido bajarme lo hubiera hecho, pero seguí adelante hasta llegar a mi destino y dar el primer paso buscando la gloria”.

Después de aquel viaje todo fue diferente, un camino largo y complicado trató de ser obstáculo para sus sueños; pero ese día, en el que pisó la sala de un estudio de grabación para inmortalizar su primera canción, vio el mundo de manera distinta. Atrás quedaron las luchas de cada día por sobrevivir a los momentos difíciles. Ahora el camino le llevaba al éxito, a la fama, a la gloria…

Óscar Iván Londoño Zapata*: ¿Cómo comenzó su trabajo en la música?
Jerónimo: Mi trabajo en la música tuvo su inicio en un pequeño pueblo de la provincia de Buenos Aires llamado Carabelas, a 280 km de la capital. Allí nací y casi desde ese día empecé a recorrer este camino, que ha ido más lejos de lo que yo jamás pude imaginar. A muy temprana edad comencé a abrir caminos para buscar mi sitio en el historial de la música argentina y lo hice cantando los aires de mi tierra, al llevar el folclor de mi gente por diversos rincones.


“No BASTA CON TENER TALENTO”
¿Recibió influencias musicales de su familia?
Sí. Soy parte de una familia de músicos y cantores que nunca llegaron a ser profesionales. Vengo, entonces, de una familia en donde la música era algo así como “el pan de cada día”. Mi abuelo, mi papá, mis tíos, todos eran cantores y guitarreros. Con semejante influencia, no podría haber tenido otra profesión que la de cantor, músico y soñador. No obstante, a pesar de tener una profunda vocación por la música y el canto, ninguno de mis familiares se atrevió a dar los pasos necesarios para involucrarse con los círculos sociales que permitían la proyección artística y discográfica en Argentina.

Cuando cumplí siete años de edad, mis padres y yo nos trasladamos a una ciudad llamada Junín, donde inicié la escuela; luego, nos fuimos a vivir al campo y allí terminé mis estudios primarios. Habitamos en este lugar unos cuantos años más. Allí pasé mi adolescencia en medio de la naturaleza. En esta época comencé a estudiar música con el mejor profesor que había en la región.

¿Cuál es el instrumento musical que más le gusta?
Desde muy chico me ha gustado la guitarra. Me pasaba largas horas escuchando a mi abuelo tocarla. Por eso, cuando aprendí a interpretarla fue para mí algo emocionante. La acariciaba, le sacaba sonidos; hasta dormía abrazado a ella. Nada lograba hacerme más feliz. Ese era mi mundo, mi espacio privado, mi ilusión y mi mayor alegría.

No importaba el tiempo cuando me ponía a tocar la guitarra, podía pasarme los días enteros sin buscar nada más para sentirme bien. Como a los nueve años hice mis primeras presentaciones y muy pronto, junto con cuatro amigos, integré un grupo folclórico. Posteriormente, mis padres me regalaron una guitarra eléctrica. El siguiente paso fue un conjunto de baile y de allí hasta el presente… ¡No he parado de cantar!


¿Cómo fueron sus primeras presentaciones?
A la edad de 16 años me invitaron para que cantara en Buenos Aires y acepté el compromiso, aunque confieso que esto me produjo gran temor. La respuesta de la gente fue maravillosa, de ahí surgió el contrato que me llevó a recorrer el mundo de la mano de mi primera grabación, no sin antes haber pasado por momentos muy difíciles en donde más de una vez estuve tentado a dejarlo todo.

¿Por qué fueron difíciles esos momentos?
Por la dureza con que varias veces fui tratado. Hay que tener en cuenta que en esta profesión son muchos los que buscan encontrar el mismo camino para abrirse paso y llegar al estrellato; pero no todos resisten, porque no basta con tener talento y actitud para determinada carrera, también hay que tener aguante para esperar el momento en que las cosas empiezan a ocurrir, si es que ocurren.

Pienso entonces que nada es fácil. Como todo en esta profesión, hay que andar mucho para lograr abrir las puertas. No siempre suceden las cosas de la misma manera, no te regalan nada, lo que se lleva puesto siempre tiene un precio y digamos que viene con el paquete. Sin embargo, todo esto es bueno porque se aprende y se disfruta hasta de las cosas más pequeñas que van apareciendo durante el camino.

¿Cómo se convirtió Alberto Pedro González Quevedo en Jerónimo?
Cuando llegué por primera vez a un estudio de grabación, los productores empezaron a pensar en el nombre artístico que debería llevar, aquel que me acompañaría en adelante. Por ese tiempo había conocido a una jovencita muy linda, y fue ella quien sugirió el nombre: Jerónimo. A todos les pareció bien y fue aceptado de inmediato. Con el tiempo, ella se fue con sus padres; sus amigas me dijeron tiempo después que se la habían llevado porque a ellos no les parecía apropiada la amistad que tenía conmigo. ¡Cosas de la vida!

Y su primer trabajo discográfico...
Mi primer álbum, Jerónimo, grabado en Argentina, fue un trabajo novedoso en ese momento para un artista que apenas empezaba en el mundo de la discografía. Contó con un gran despliegue técnico y con los mejores músicos y productores de la época. Fue una apuesta fuerte y los resultados no se hicieron esperar. Dos que parecen uno fue el tema bandera que marcó el camino de lo que luego habría de venir.

Cuéntenos sobre esta canción...
Todo lo que he cantado es importante, pero, sin duda, hubo una primera canción exitosa, para que luego llegaran las otras. La más bella de todas esas canciones, la más sencilla, cargada de pasión y de poesía, es Dos que parecen uno. Fue grabada en Buenos Aires en 1974 con una orquesta de 50 músicos, en el mejor estudio de ese momento. En la grabación me dirigieron dos grandes maestros: Juan José García Caffi y Óscar Cardoso Ocampo. Guardo, de esa grabación, momentos inolvidables que por siempre me acompañarán. Ese primer instante, es decir, la primera emoción, nunca se olvida. Yo nací para la música con esta canción… ¡Para ser grande!

Para esta época inició su recorrido por el mundo de la mano de la primera grabación. ¿Cómo fueron sus primeros viajes fuera del país?
Mis primeros viajes al exterior fueron toda una aventura que no me dejaba dormir, no quería dormir por temor a despertar y que sólo fuera un sueño. Recuerdo mi primera llegada a Bogotá, los primeros programas en la televisión, el éxito inmediato. ¡No podía ni asomarme a la calle porque la gente me seguía a todas partes! La segunda visita fue algo irreal, todos querían verme, cantaba a toda hora y en todo lugar. Fui lo que hoy diríamos un boom.

¿Qué papel cumplió Colombia en el desarrollo de su carrera?
Colombia me recibió con los brazos abiertos cuando nadie me conocía y yo entregué a Colombia lo mejor de mi vida y de mi arte. Tal vez sea esta la razón por la que nos hemos llevado tan bien.

Continuemos con los viajes....
Visité, posteriormente, Puerto Rico, Estados Unidos (Miami) y México, con muy buenos resultados y, finalmente, España, país donde terminé viviendo casi 12 años. En este lugar fui premiado hasta la saciedad, me otorgaban reconocimientos todos los meses por una u otra cosa. ¡Esto era algo de no creer!

Pero, sin duda, había y hay todavía un talento natural en mí que ha resistido el paso del tiempo y aún sigue brillando como en los primeros días, porque mi entusiasmo jamás ha decaído y las ganas de hacer bien las cosas, tampoco. Por todo lo anterior, sigo siendo vigente entre la gente de varias generaciones.

¿Qué se necesitaba para ser buen baladista en Argentina?
Ganas, solamente ganas y anhelo de éxito, de escenarios, de aplausos, de superarse y de ser el mejor. Algunos lograron lo que buscaban, otros se quedaron en el camino, pero ayudaron a los que triunfaron, simplemente con estar y luchar por salir del anonimato. Todo esto, más una dosis de suerte, porque sin ella es casi imposible por más talento que se tenga, permitió que varias personas triunfaran en el mundo de la música romántica.

¿Qué vino después?
Afortunadamente, luego de aquel legendario Dos que me parecen uno, llegaron otras canciones exitosas que tomaron vuelo y permitieron continuar mi camino: Siempre te voy a querer, No te vayas nunca, Algún día volveré, Amor mío, Te desafío y Por ella yo sería, entre otras. Tal vez, por aquella época, los medios de comunicación eran mucho menos penetrantes e influyentes, que en la actualidad, por lo que no siempre trascendió, ampliamente, todo lo que hice. Los trofeos, los festivales que gané, como el de Benidorm en España, por ejemplo, no se comentaron debidamente. El marketing no era tan importante como lo es ahora; sin embargo, no me quejo, pude llegar adonde quería. Logré hacer feliz a mucha gente, más de una generación cantó y canta aún mis canciones.

Puedo decir que la vida ha sido muy buena y generosa conmigo; aunque, algunas veces, me ha visto llorar, pues no siempre el artista lo tiene todo. La parte humana posee, algunas veces, sus vacíos difíciles de llenar, pero, cuando uno elige ser lo que quiere ser, tiene que saber que las rosas poseen espinas y que el Sol no siempre alumbra de la misma manera, por más que uno lo vea salir, allá, a lo lejos y perderse en un horizonte de luces que tal vez no alumbren lo que uno quiere ver.

“AÚN LES DOY LAS GRACIAS”
Usted fue el ganador de uno de los Festivales más importantes de España, el de Benidorm. ¿Cómo fue esta experiencia?
Fui el ganador del Vigésimo Primer Festival de la Canción de Benidorm, en España, como autor e intérprete en 1980 con la canción Quisiera.

La letra del tema fue escrita por Eleuterio Sánchez Rodríguez, ‘El Lute’, un personaje casi mitológico de la sociedad española. La música es mía.

¿Cuántos trabajos discográficos ha grabado?
He grabado mucho, aunque no todo se ha publicado. Creo que son 25 álbumes, de los cuales he tenido algunos éxitos significativos, que le han dado solidez a mi carrera hasta estos días. Después de todos estos años, de tanta música, de esta gran cantidad de artistas, de tantas lunas, de idas y venidas, aún sigo dando gracias a esas grabaciones que caminaron delante mío abriendo senderos.

¿Qué palabras definen a Jerónimo?
Honestidad y respeto por la gente y por su trabajo.

Finalmente, ¿en qué proyectos está trabajando?
En la actualidad estoy trabajando en los temas de mi próxima grabación. Entre ellos los dos que escribí a mi hija, quien lamentablemente ya no está conmigo en este mundo. Partió con el Señor el 16 de diciembre pasado.

A todos los colombianos que alguna vez cantaron mis canciones o fueron a ver a algún concierto, mi agradecimiento más sincero, mi abrazo fraterno y los mejores deseos para sus vidas y sus familias. Que Dios los bendiga siempre. Los quiero mucho y los llevo en lo más profundo de mi corazón.

EL EJEMPLO
Cientos de sus seguidores lo recuerdan por canciones como Te desafío o Por ella yo sería. ¿Qué podría comentar sobre estos temas? 

“Te desafío, tú con tu amor, yo con el mío al todo o nada. En cualquier sitio aunque te duela es la verdad. Te desafío, atrévete, estoy convencido, tienes miedo. Conmigo tú supiste un día qué es amar…”. Esta es una gran canción con letra de Eduardo Paz, un excelente autor. Es uno de los temas que más recuerdan mis seguidores, una canción muy exitosa de mediados de los años 80.

Por ella yo sería es otra locura de canción de finales de los 80, de vuelos infinitos y de horizontes lejanos. De lunas trasnochadas que dibujan amaneceres interminables que jamás acabaron de pintarse para que no desaparecieran. Una canción de otro planeta, más humano, más próximo a la felicidad y a los sentimientos  verdaderamente puros. Es tan hermosa que nunca dejará de ser lo que es: una belleza. “Por ella yo sería capaz de alzar el vuelo, más lejos de las nubes y aún del mismo cielo. Por ella borraría mi ayer en un momento…”

Estas canciones tienen más de 20 años de haber sido grabadas. Y es muy gratificante saber que los temas tienen más de 200 mil visitas en YouTube. Creo que esa es una gran noticia acerca de lo que significa respetar y valorar una profesión, como esta de vivir cantando.


¿Qué siente cuando sabe que las nuevas generaciones escuchan su música?
La música fue creada por Dios para alegrarnos el alma, es un suspiro profundo que irradia grandeza. La música inspira, da fuerzas, cambia el color de la naturaleza y le pone matices nuevos al horizonte donde se refleja lo que somos y lo que deseamos ser, en un instante único e irrepetible.    

Sin música los árboles pierden su frescura, porque los pájaros no cantan. Si uno es parte de ese universo maravilloso no se puede sentir importante, se debe estar agradecido por haber sido elegido para que el concierto continúe. Estoy muy agradecido con la vida que me ha dado tanto. Siento que todavía hay esperanza de un mañana mejor y si los jóvenes buscan una luz más pura en sus caminos, esto quiere decir que no hemos trabajado en vano.


*Profesor de la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales de la Universidad de Ibagué.
Correo electrónico:
oscar.londono@unibague.edu.co
*Esta entrevista fue realizada por correo electrónico durante el mes de septiembre del año en curso.

Credito
EL NUEVO DÍA

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