Los más pequeños fueron los protagonistas en los Vía Crucis

JORGE CUÉLLAR - EL NUEVO DÍA
Cientos de feligreses salieron el Viernes Santo a las principales calles de Guamo y Espinal. En estos municipios los niños y niñas fueron los encargados de dramatizar cada una de las estaciones.

Sin importar el Sol y la lluvia, los tolimenses demostraron que los actos litúrgicos de la Semana Santa se convierten en los escenarios perfectos para inculcar a los más pequeños la unión a Dios. 

Así quedó demostrado en Guamo y Espinal, donde fueron los niños los encargados de dar a conocer los pasos que dio Jesucristo ante de ser crucificado.

En Espinal, estuvieron presentes en cada una de las estaciones, donde más de mil personas salieron desde las 6 de la mañana al tradicional Vía Crucis, que duró alrededor de hora y media. 

Y pese a que la lluvia cayó cuando se culminaba el recorrido que llegaba a la Catedral, muchos de los asistentes señalaron que el agua no era impedimento para seguir el camino.   

En la segunda ciudad del Departamento, los niños fueron quienes usaron la vestimenta de la época y quienes se ubicaron en cada una de las casas, donde se improvisó una a una las estaciones. 

Pero allí, las personas aunque señalaron que en anteriores Vía Crucis el fervor era más grande, destacaron que muchos aún siguen asistiendo y, lo más importante, lo hacen en familia. 

“Ese amor hacia Dios no se puede perder, y por eso comparto que sean los niños los encargados de representar la vida de Jesús, porque así, ellos se volverán más temerosos de Dios”, contó Gloría Gómez. 

Como ella, cientos de mujeres y hombres participaron del recorrido que terminó con lluvia, pero, como ellos mismos comentan, convencidos y renovados del amor hacia Dios para la humanidad.

En el Guamo

El recorrido para los adultos inició a la madrugada del viernes, pero fue el Vía Crucis de los niños a las 9 de la mañana que motivó a más de un pequeño a salir de su casa para hacer parte de uno de los eventos litúrgicos más importantes de la Semana Mayor.

Fueron más de 20 pequeños que prepararon toda una dramatización que agradó a pobladores y turistas. 

En el Vía Crucis fueron ellos los encargados de mostrar a los más grandes paso a paso cada una de las estaciones, en algo que, según sus habitantes, ya es tradición en el municipio.  

Así lo explicó Luz Nailer Barreto, quien señaló que Guamo es un pueblo netamente católico, por lo que todas las actividades de está semana se viven con este fervor. 

“En nuestra parroquia se está trabajando con la misión continental, en la que se quiere que las personas se apeguen más a Dios, ya que este año es el denominado como el de la Fe. 

“Estamos haciendo un trabajo no solo para que la gente participe en las procesiones, sino que realmente se encuentre con Jesucristo”, comentó. 

Sobre la presencia de los niños en las actividades, indicó que ese interés por hacer parte del Vía Crucis, es de cada uno de los jóvenes. 

La preparación la hicieron días anteriores al Domingo de Ramos, con la participación de los niños que se están capacitando para la Primera Comunión y la Confirmación. 

“Los adultos también han participado, lo que ocurre es que la importancia de que un niño haga parte de estos eventos es que la infancia se forme en ese encuentro con Dios. 

“Por eso debemos animarlos a que tengan mucho respeto ante las cosas de la iglesia y así crecerán de la mano de Jesús, que es muy importante”, aseguró Luz.

Los pequeños 

Pese a que son los niños de quienes se pensaría terminarían más cansados el Vía Crucis, al parecer no fue así: ni el Sol, ni el sudor impidieron representar la vida de Jesús, de hecho algunos indicaron que se convierte en una oportunidad única y que con gusto lo repetirían. 

Andrés Felipe Sánchez, uno de los pequeños que participó en Guamo, dijo que es el primer año que está en la procesión y que si pudiera hacerlo el año siguiente lo haría. Esta consigna al parecer se repite en todos los menores, porque pese a la lluvia en Espinal, algunos con paraguas en mano siguieron el recorrido sin impedimento. 

Los padres de estos menores se convierten en los más orgullosos, ya que, según ellos, es la manera de poder inculcarles desde pequeños el amor hacia Dios y, sobre todo, la participación en los eventos litúrgicos de la Semana Santa, aspecto del que algunos indicaron que se ha perdido por la juventud. 

Productos religiosos

Pero en estos municipios no solo se vive el fervor de los católicos en estas fechas. En sus parques principales se han vuelto también costumbre los puestos de ventas de imágenes religiosas, cirios y crucifijos, entre otros artículos. 

Son estos los símbolos que las personas que salen a las calles no dejan de usar, aunque los vendedores argumentan que la religiosidad ha disminuido porque las ventas cada vez son más pocas. 

Ejemplo de ello es Guillermo Alfonso Pulido, un girardoteño que aprovecha la fecha para trabajar en Espinal, quien comentó que el cirio pascual, las cruces y las camándulas son los productos que más han pedido los feligreses en la Semana Mayor. 

“Siempre las personas piden descuento, y con el paso de los años los puestos que había en el parque eran más; antes existían más de 40, pero ahora solo se ven siete u ocho personas que venden artículos religiosos”, indicó. 

Entre tanto, Julio Vaque, un habitante de Espinal, otro de los vendedores que lleva 15 años produciendo mercancía para esta época, afirmó que las ventas han bajado por los cambios que se han presentando en las iglesias. 

Las veladoras, que se consiguen desde cinco mil pesos, y las camándulas, desde dos mil, son los artículos que más se venden en Semana Santa.


“La gente ya no asiste mucho a las iglesias como antes, por eso los que trabajamos con artículos religiosos nos estamos perjudicando”. Julio Vaque

Credito
CLAUDIA RESTREPO REDACCIÓN EL NUEVO DÍA

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