Lo que dejó la visita de Santos a Estados Unidos

FOTOS COLPRENSA – EL NUEVO DÍA
Los tres días que duró la visita del presidente Juan Manuel Santos a los Estados Unidos fueron suficientes para enviar varios mensajes al pueblo colombiano.

Si bien, el interés principal del mandatario era ratificar el apoyo del país del norte al proceso de paz que se adelanta con la guerrilla de las Farc en La Habana (Cuba), la movida del jefe de estado tiene también varias lecturas.

Además del encuentro con el primer Mandatario estadounidense Barack Obama, el presidente Santos se reunió con los principales miembros de los organismos económicos multilaterales, con los afiliados de la Cámara de Comercio en Washington y los empresarios colombianos residentes en Miami, lo que indica el interés comercial de la gira.

Durante la misma se destacó, continuamente, la necesidad de fortalecer propuestas de integración económica regional como la Alianza del Pacífico e impulsar el Tratado de libre comercio con ese país.

Pero detrás de la paz, el fortalecimiento de las relaciones comerciales y las conversaciones que presuntamente sostuvo sobre su reelección en círculos privados, analistas consultados destacaron la importancia de la visita, el momento en el que se hizo y los otros mensajes que con ella estaba enviando al país.

El momento de la visita

Santos escogió un momento clave para hacer su visita a Estados Unidos. El Mandatario esperó que la mesa negociadora de paz de La Habana firmara el segundo de seis puntos cuyas discusiones llevarían a la finalización del conflicto armado.

Esto representa un avance significativo en el desarrollo de las conversaciones que por más de un año estuvieron ‘estancadas’ con acuerdos en el primer punto sobre la política agraria y la discusión del segundo que hacía referencia a la participación en política de la guerrilla.

Con este segundo punto ‘en el bolsillo’, Santos llegó a Washington con una agenda avanzada y con la mesa de negociación abordando el tema de los cultivos ilícitos, un asunto de interés para el gobierno de los Estados Unidos quien es el principal aliado de Colombia en la lucha contra el narcotráfico.

Pero además, Santos programó su viaje después de haber anunciado que buscaría la reelección y cuando ya era claro para el país que participaría en la campaña presidencial del 2014.

Cultivos ilícitos

Aunque durante la gira poco se dijo de la discusión que en La Habana se está adelantando sobre la política antinarcóticos y la erradicación de los cultivos ilícitos.

Para los analistas consultados es bastante probable que el tema estuviera incluido en la reunión que sostuvieron Santos y Obama.

De acuerdo con el internacionalista, doctor en Ciencia Política de Toulouse I en Francia y profesor de la Universidad del Rosario, Mauricio Jaramillo, Estados Unidos es el país que más ha invertido en política antidrogas, erradicación y sustitución de cultivos ilícitos en Colombia.

De ahí, la necesidad de contar con este país, y en general con la comunidad internacional, para redireccionar la política antinarcóticos.

Según explicó, la naturaleza del narcotráfico hace que este sea un problema trasnacional que transformó la dicotomía entre países consumidores y países productores para tener naciones como Colombia que tienen las dos condiciones.

De acuerdo con el experto, realizar cambios en la política antidrogas requerirá de acuerdos con las Naciones Unidas, Estados Unidos, México, Perú, Bolivia, Ecuador y Venezuela, entre otros.

Es por eso que, si por efecto de un acuerdo de paz con las Farc, Colombia se ve en la necesidad de modificar su política antidrogas, deberá hacerlo con el consenso de la comunidad internacional y, en especial, con su principal aliado en el tema: el gobierno de los Estados Unidos.

Una de las principales peticiones de las Farc sobre el tema de narcóticos ha sido detener la erradicación de cultivos ilícitos con fumigaciones aéreas. Una práctica que empezó durante el gobierno del expresidente Ernesto Samper (1994-1998) y que, desde el principio contó con el apoyo y financiación del gobierno de los Estados Unidos.

Práctica que después de 1999 se incrementó con la firma del Plan Colombia, un acuerdo entre los dos países que buscaba, fundamentalmente, combatir el narcotráfico y que hasta hoy continúa en firme.

Estas fumigaciones le han costado al país, además de tierras y mujeres infértiles, cultivos de otros productos arruinados y niños con quemaduras, según han indicado los campesinos de las zonas afectadas, una demanda de Ecuador ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) y la posterior multa por perjuicios a su población causados por dichas aspersiones. No obstante, hace pocos meses el vecino país retiró la demanda como muestra de hermandad y de buenas relaciones bilaterales.

Así que, por lo menos, una de las modificaciones que deberá hacer Colombia en su política antidrogas, si se firma un acuerdo de paz con la guerrilla de las Farc, es detener las aspersiones aéreas con glifosato. Decisión que no podrá tomar unilateralmente sin el consentimiento de los Estados Unidos.

De ahí que, para Jaramillo, es probable que éste haya sido un tema de discusión entre Santos y Obama. Según explicó, el mandatario estadounidense tiene una presión muy fuerte de una fracción de sus copartidarios que se oponen a las aspersiones aéreas y él, como Presidente demócrata “no es indiferente a esa presión”. Por lo tanto, considera que para Estados Unidos es una buena decisión continuar con la erradición de cultivos ilícitos pero abandonando la aspersión aérea.

“A Estados Unidos lo que le interesa es que haya erradicación de cultivos. ¿De qué forma? No importa, pero que haya erradicación y eso es probablemente lo que Colombia tendrá que negociar en el corto o mediano plazo con Estados Unidos. Pero la aspersión se va a acabar”, explicó.

Lo que quedó claro, luego de la visita de Santos a Estados Unidos es el apoyo contundente que recibió el proceso de paz de la administración de Obama.

Lo que no quedó claro es, si este apoyo incluye la posibilidad de redireccionar la política antidrogas. Una decisión que deberá tomar con cuidado pues, además de haber sido calificado por la oposición republicana como un Presidente débil, la política interna de Estados Unidos es minuciosa en el tema de drogas y tienen un margen muy cerrado de maniobra.

“Obama sabe que en el momento en que flexibilice, así sea tímidamente, el tema de la lucha contra las drogas, inmediatamente toda la oposición republicana le va a caer con todo”, explicó Jaramillo.

Sin embargo, para el presidente de la comisión que se dedica a asuntos internacionales, la Segunda del Senado de la República, Carlos Chavarro, habrá que esperar a que se conozcan los acuerdos sobre cultivos ilícitos para saber cuál será el apoyo del gobierno estadounidense y si lo convenido con las Farc interfiere o no con pactos internacionales vigentes.

“Habrá que esperar cuáles son los términos del acuerdo. El Estado colombiano debe esperarse pues tiene responsabilidades internas enmarcadas en la Constitución y en la ley pero también responsabilidades externas donde hay acuerdos internacionales”, declaró Chavarro.

Además de estos respaldos, para Jaramillo la visita también tiene implícita un mensaje para la oposición en tanto que, un proceso de paz respaldado por los Estados Unidos “no va a tener impunidad total”.

“Al uribismo le queda muy difícil calificar los diálogos de paz como un proceso que genera impunidad cuando Estados Unidos, que es el principal socio externo de Colombia, está apoyando el proceso”, explicó.

RELACIONES COMERCIALES

El segundo objetivo del Presidente con su visita era fortalecer las relaciones comerciales entre los dos países. Con una broma, el presidente Santos dijo que uno de los almuerzos que le ofrecieron tenía aguacate, un producto que con toda seguridad no era colombiano pues dentro del Tratado de libre comercio (TLC) entre los dos países éste no estaba incluido. De ahí, la necesidad de aumentar el intercambio comercial para que los aguacates colombianos y otros artículos agrícolas lleguen al país del ‘tío Sam’.

Para ello, el Presidente se reunió con varios sectores empresariales. Primero fueron los empresarios colombianos residentes en Miami, luego sostuvo una reunión con las más altas autoridades del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional y finalmente fue el turno para los afiliados a la Cámara de Comercio en Washington. En sus intervenciones el Mandatario colombiano hizo especial énfasis en impulsar la Alianza del Pacífico.

Según explicó, el director de finanzas y comercio internacional de la Universidad de La Salle, Marcel Hofstetter, lo que buscó el Presidente es hacer ajustes al TLC para impulsar aquellos productos que ya se han visto beneficiados por efecto de este acuerdo tanto en Colombia como en Estados Unidos.

Para él, los TLC crean tanto ventajas como desventajas pues considera que una cosa es la que se plantea en la negociación y, otra diferente, es el resultado que se obtiene.

Es decir, hay algunos productos que es necesario proteger por un tiempo más hasta que se vuelvan competitivos, mientras que otros ya han conseguido ventajas importantes.

“Esos son los ajustes que toca ir adecuando. Venimos de dos paros agrarios importantes y, en ese orden de ideas, el sector agrícola va a tener que renegociarse o mirar de qué manera se le da un tratamiento más adecuado pues las protestas agrarias le han minado la actividad política del presidente Santos. Y, esto (fortalecer los TLC) le permitiría tener una válvula de oxígeno de aquí a elecciones o de aquí a un año de tal forma que no vaya a tener un colapso en su labor de gobierno”, explicó Hofstetter.

Según dijo, el sector agrícola es uno de los que más ha salido afectado por los tratados de libre comercio. De ahí la necesidad que tienen el Presidente, si quiere asegurar su reelección, de evitar un nuevo paro agrario. Por eso, debe hacer uso de estrategias como la Alianza del Pacífico para fortalecer el agro colombiano y fortalecer los compromisos internacionales para cumplir con lo que prometió a los campesinos después del cese de actividades que adelantaron por casi dos meses.

Credito
COLPRENSA

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