“Si un obispo dice que hay que reconciliarse, lo acusan de comunista”

suministrada- el nuevo día
Darío de Jesús Monsalve, arzobispo de Cali, asegura que a los excombatientes de las Farc los quieren convertir en leprosos de la sociedad.

Monseñor Darío de Jesús Monsalve, varios sacerdotes han desmentido esta semana que usted les haya ordenado votar por las Farc, pero no se conoce su versión, ¿qué tiene que decir sobre lo que pasó en la reunión del clero en Tuluá?

Ahora ya escuchan más hablar de mí y hablar por mí que hablar yo, porque estoy en una revaloración del silencio como respuesta a afirmaciones que ya son realmente irresponsables, es decir, que no hay posibilidades de responder, porque la calumnia, como decir que yo cobro ‘vacuna’ a los sacerdotes o que soy tan torpe o que los sacerdotes son tan torpes que se les pueda decir el adefesio que han difundido en las redes, son cosas que ya son irresponsables, es decir, que tampoco merecen una respuesta.

¿Qué lecciones le deja lo que pasó?

Muy triste, por la manera como se está cayendo en la mentira, en la calumnia; triste porque siempre estas versiones mentirosas tienen apoyo en el odio y de ese odio no nos escapamos ni los obispos ni ninguno de los que están en torno a nosotros.

También nosotros podemos odiar y tenemos que hacer limpieza del espíritu cada día para desalojar el odio de nuestras mentes, de nuestros corazones, de nuestra voluntad.

Y es posible que alguna persona de las que están en nuestras reuniones tenga esa infestación del odio y dio una versión irresponsable sobre cosas sencillas, como es que unas personas que están en un marco legal y de dejación de armas puedan ser atendidas, como puede ser atendida cualquier persona, sin ningún calificativo y de cualquier tendencia o línea política que me pida una reunión privada para hablar algún asunto de su interés o algún aspecto humanitario o incluso religioso.

Muchos no creyeron en el audio de Fernando Londoño, pero sí les molestó su foto “muy sonriente” al lado de ‘Timo’, ¿por qué el Arzobispo de Cali decide reunirse con él?

No es de ahora, tengo 25 años de obispo y 42 de sacerdote, y me he reunido con personas que tienen dificultades en la sociedad y lo hago con autorización del Gobierno cuando están al margen de la ley.

A estos señores los conocí en La Habana en una de las misiones de acompañamiento a víctimas, tienen legalmente el derecho a integrarse a la sociedad, a pasar de la actividad guerrillera y violenta a una actividad política democrática. Lo hago como un gesto desde mi fe en Jesucristo, que justo el domingo pasado nos decía que se acercó a un leproso, lo tocó y se puso a conversar con él venciendo todos los prejuicios.

Lo que se colige de allí no es que Jesús sanó a un leproso, sino que nos sana a nosotros de la lepra de la discriminación, de aislar personas por odio o cualquier otro motivo. A los excombatientes que están en transición los quieren convertir en los leprosos de la sociedad, razones del pasado habrá todas las que queramos, pero hay gente que está en altas esferas que también pueden estar sufriendo discriminación, como si fueran leprosos.

Soy sacerdote, cristiano, católico y entiendo que, en la medida de lo posible, debo hacer esos gestos, dar esos signos, así duelan y me cuesten.

Después de lo sucedido, ¿usted se siente querido y respaldado por todos los sacerdotes de Cali?

Yo no busco ser querido por ellos, busco quererlos, servirles y busco que quieran a Jesucristo, que amen la Iglesia y que respeten a sus fieles. Con eso me basta, pero tengo la alegría de saber que, de 250 sacerdotes 247 están conmigo, es decir que sobran los dedos de la mano para contar uno, dos o tres que no de ahora sino de hace tiempo están resentidos con esta Iglesia o tienen esa enfermedad interna de la cual hay que pedirle al Señor que los libere.

El año pasado desde el Centro Democrático le dijeron que se quitara la sotana y se pusiera las botas de guerrillero, y esta semana en las redes sociales también le dijeron cura comunista, ¿qué responde?

No tengo respuesta, porque realmente es un mal uso de las redes para desahogar y ofender, y me ha servido mucho el mensaje del papa Francisco sobre la lógica de la serpiente como la primera desinformadora en la humanidad, según el libro del Génesis, y esa lógica, esa astucia para camuflarse y tratar de presentar al otro como enemigo y volverlo un objeto de odio para hacer linchamiento de las personas está a la orden del día en nuestra sociedad.

Yo creo que hay que tomar distancia de las redes, no hacerles demasiado caso y si las redes tienen la astucia de la serpiente, tendremos que tener todos a nuestro alcance una dosis de suero antiofídico para que no nos envenenen.

Se dice que en su visita a Colombia el Papa regañó a los obispos por meterse en política y que les ordenó no mezclar política y religión, ¿qué dice al respecto?

Depende de lo que se entienda por política y de lo que se crea que el Papa entiende por política cuando nos pide que nos involucremos en lo que nos toque, así nos toque ser una iglesia accidentada y no una iglesia encerrada, pero muchos quieren encerrarnos en las sacristías.

No, el Papa no tiene esa visión de encierro, tiene la visión de una iglesia en salida, en riesgo, pero la política partidista sí hay que erradicarla. Ninguno de nosotros debe hacer partidismo; somos trabajadores de la unidad ética, moral, religiosa y social y aún política de nuestro pueblo.

Pero se siguen oyendo a pastores y laicos consagrados que abiertamente toman posiciones políticas...

Sí, si sale el jefe de una organización laical a votar por x candidato de la derecha o la ultraderecha, no es grave, pero si un obispo dice que hay que reconciliarse, es comunismo.

¿Y cuál es la directriz de la Conferencia Episcopal frente a las elecciones de este año?

Hay un mensaje muy bonito de la Conferencia Episcopal que nos invita a todos los colombianos a tener un compromiso en la construcción del país, en el logro de la reconciliación.

Lo estuvimos estudiando en la reunión (de Tuluá) mirando lo que eso significaba para nosotros en cuanto a la orientación pastoral que hemos de darle a la gente sobre sus conductas. Se llama ‘Construir juntos un país que sea patria y casa para todos’. Más claro que ese título no hay nada.

Buena parte de los señalamientos que le hacen se deben a su lucha por la paz, ¿se siente frustrado por lo que está pasando con el ELN?

Mucho. Creo que hay que decirle al ELN, con quienes tengo cercanía por el diálogo, que no sean los sepultureros de un proceso de salida negociada del conflicto que se comenzó en este Gobierno, porque sería imperdonable.

El ELN tiene esa grave responsabilidad, no solo de no escalar la guerra, sino de no degradar el proceso de paz. También que tiene que definirse si va a hacer una guerra infinita, es decir, guerra netamente metodológica y no programática, y por lo tanto va a caer en la paz como un instrumento táctico.

El ELN debe definirse internamente por el proceso de paz sin poner parámetros al horizonte, sin calculadora, con actitud honesta con el pueblo colombiano. Creo que habrá que pedirle que juegue un solo partido.

A propósito, ¿cómo ve lo que está pasando en la frontera?

Hay que agradecerles mucho a los obispos de la frontera, sobre todo en Cúcuta, que están haciendo un esfuerzo muy grande para acompañar al pueblo y a la Iglesia venezolana y hay que conminar a los gobernantes a que respeten la vocación natural de los dos pueblos.

Normalmente Colombia se vuelca hacia Venezuela cuando aquí las cosas son invivibles y Venezuela se volcó hacia Colombia cuando allá las cosas son invivibles.

El problema es que los dos estados deberían respetar la vida y el derecho a un territorio vivible de sus dos naciones. Lamentablemente, la visión almagrista (en alusión al Secretario de la OEA) de Venezuela está repitiendo lo mismo que se hizo hace más de 50 años con Cuba. Por dentro de un país hay una realidad que se va construyendo y por fuera de él hay una realidad distorsionada que se vende tratando de impedir correlación entre los pueblos, eso hace daño.

¿Y cómo ve la implementación del Acuerdo de Paz con las Farc?

Las Farc están cumpliendo, tal vez no a perfección, pero están cumpliendo.

Yo le decía a Rodrigo Londoño: ahora que usted es carne envuelta en huevo, porque así lo han puesto, pues siga para adelante, que no se deje provocar, que genere en el pueblo colombiano el espacio para que rompamos este círculo vicioso de que no todo es violencia, odio.

El Gobierno debe mantener el compromiso, el Congreso, las Cortes y hay que admirar la Fuerza Pública, el Ejército y la Policía por la manera como hoy custodian y protegen la vida de los que antes eran sus enemigos.

Usted ha insistido en que se negocie también con las bacrim, ¿cómo van esas gestiones?

Esperaría que el presidente Santos, en los meses que le quedan, alcanzara a direccionar recursos para dejar abierto ese panorama porque el ‘Clan del Golfo’ ha ofrecido erradicación voluntaria de los cultivos, entrega de rutas, decir la verdad de esa organización que tiene más de cinco mil efectivos armados y acogimiento a la Justicia, pero el marco jurídico del país está pegado, no sé si en la Fiscalía, el Congreso o si el Presidente no se atreve a hacer un decreto, pero este país necesita concitar voluntades dentro de una disciplina legal.

Como se tiene un marco de justicia especial para la subversión, hay que tener un marco jurídico para estas ilegalidades y no dejar que se afiance la ilegalidad, la criminalidad, la economía informal y el caos.

¿Y cómo ve el panorama para las próximas elecciones?

El panorama mundial es de desconfianzas y sospechas, la intervención posible de espionajes de países importantes, el manejo de las redes, la polarización, los temas migratorios y fronterizos, el dinero, la corrupción, los vicios de la democracia...

En el mundo hay un movimiento pendular entre los que pudiéramos decir los derechos y las derechas, y están ganando las derechas, pero también la gente se da cuenta que por ahí no buscamos sino armar guerras para vender armas.

Esperemos que eso no se logre ni en Corea del Norte, ni en Colombia y Venezuela, ni entre Israel y Palestina, ni en ninguna parte, porque los vendedores de armas buscan dónde pueden crear un fogón para vender sus arsenales.

La última, ¿alguna vez ha pensado en renunciar al Arzobispado?

Me piden mucho que renuncie, pero yo tengo que renunciar a mí mismo.

Credito
EL PAIS

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