Aunque son tiempos difíciles, los pescadores tienen fe y creen en la sabiduría de la naturaleza, por lo que en esta época de subienda y en medio de un periodo de sequía, madrugan acompañados de sus redes y de la ilusión que este día será mejor que el anterior.
A diferencia de años anteriores, en donde los jóvenes seguían los pasos de sus padres y el Magdalena se convertía en su vida, ahora a las nuevas generaciones no les llama la atención subirse a una canoa desde la madrugada o en las noches y lanzar las redes.
Comentarios