Los nuevos paras rondan y amenazan pueblos del Atrato

Con la cólera reflejada en sus manos temblorosas, el encapuchado descargó su furia en la panga del pescador. Parado sobre los tablones de la pequeña embarcación blandió el machete hasta que los ocupantes tuvieron que lanzarse al agua, suplicando por sus vidas.

El negro José * recuerda esa escena como si fuera ayer, aunque sucedió hace un mes. Mientras pescaba con tres de sus compañeros en el río Atrato fue interceptado por un grupo de seis hombres que se movilizaban en lancha.

Aquel "mulato", como dice José, se identificó como integrante de "los Urabeños" y en ese momento el pescador sintió un temblor atacándole las piernas y su boca enmudeció ante la petición del agresor: "Se me secó la saliva. Nos dijeron que les entregáramos el pescado, los galones de gasolina, el motor y el billete".

Ante la negativa de los cuatro labriegos, quienes le respondieron que "se buscara lo suyo", el agresor enfureció y terminó "voliando machete" hasta que los integrantes terminaron en el agua. Nadaron hasta la otra orilla, mientras los atacantes les gritaban que si denunciaban "en la noche irían por ellos".

Credito
COLPRENSA

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