Perdona Leonorcita. ¡Esa no eres tú!

Carmen Inés Cruz Betancourt

Cada artista es libre de expresarse de la forma como prefiera.
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Así, los pintores que usan telas, papeles, paredes, pinceles, la misma piel, brochas, agujas; todos, pintores, muralistas, grafiteros, caricaturistas, dibujantes, tienen licencia para representar las imágenes que deseen de la forma como les guste. Pero, si la imagen que representa la obra tiene como propósito rendir homenaje a un personaje y generar reconocimiento y recordación sobre el mismo, lo mínimo que se espera es que recoja algún rasgo que lo identifique. Mucho mejor, si al verlo pueden reconocerlo sin necesidad de que tenga un letrero. Nada de eso ocurre con la imagen de Leonor Buenaventura, poeta y música nacida en Ibagué en 1914 y fallecida en junio de 2007, cuya imagen fue incluida en un mural o grafiti recientemente pintado en el llamado “Eje Cultural de Ibagué”, en la calle 10 entre las carreras Cuarta y Quinta, justamente diagonal a la sede de la Secretaría de Cultura, un sector especial que no debería utilizarse de cualquier manera. Bien por la intención de apoyar el trabajo de los muralistas, grafiteros o artistas urbanos y rendir homenaje a insignes artistas. Pero, la pintura que allí aparece de Leonor Buenaventura, mejor conocida como ‘Leonorcita’, ha generado enorme rechazo. Inclusive, muchas personas lo han considerado una verdadera ofensa a alguien tan querido en el Tolima, a quien se llamó ‘La Novia de Ibagué’. Leonorcita fue un ser humano maravilloso, no solo como artista, pianista y compositora de cerca de 120 obras, algunas reconocidas como verdaderos himnos de la ciudad. Estudió en el Conservatorio del Tolima, vivió siempre en Ibagué y dedicó su vida a la enseñanza de la música en esa institución, especialmente a los niños. Fue participante destacada del renombrado Coro Ciudad Musical, que recorrió muchos países dando a conocer nuestra música en el exterior. Además, fue un ser humano que irradiaba dulzura, ternura, simpatía, generosidad, alegría y muchos más sentimientos maravillosos. Para completar, fue una persona de gran belleza física y unos preciosos ojos de color azul cielo que impactaban a primera vista. Pero, absolutamente ninguno de estos rasgos se vislumbra en dicho grafiti, ni siquiera los ojos azules porque prefirieron pintarlos de color negro. Ningún ibaguereño reconoce esa imagen y, cuando leen el nombre debajo del rostro, no pueden menos que expresar enorme disgusto, porque ni siquiera es una buena caricatura de ella. Así lo han expresado en las redes sociales. Y se dice que al joven grafitero que lo hizo no le importa porque su intención nada tiene que ver con la expectativa de la ciudadanía para un espacio tan especial como ese, llamado “Eje Cultural de Ibagué”, significa entonces que, además, se equivocó de lugar para plasmar su obra. En suma, tanto el artista como quien aportó a su obra, no solo perdieron el tiempo y el esfuerzo, sino que lograron que muchos ciudadanos se sientan ofendidos, hasta el punto de que hay quienes han propuesto que se borre esa imagen porque la consideran un agravio a alguien tan especial, tan querido y digno de gran reconocimiento. Alguien, cuyo legado es enorme por sus composiciones, por las generaciones de jóvenes que formó y por el mensaje que dejó para las mujeres músicas y compositoras que ven en ella un referente importante que les debe servir para emular su gran aporte.

Carmen Ines Cruz

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