¿Cuál es el país que queremos?

A propósito del ya dilatado paro de las bases de la Rama Jurisdiccional del poder publico, originado por la situación de inequidad que gobierna a Colombia, rememoré la hipotética circunstancia descrita por el doctor en Filosofía Moral, estudioso de la Justicia, y profesor de Filosofía Política de la Universidad de Harvard, John Rawls.

A propósito del ya dilatado paro de las bases de la Rama Jurisdiccional del poder publico, originado por la situación de inequidad que gobierna a Colombia, rememoré la hipotética circunstancia descrita por el doctor en Filosofía Moral, estudioso de la Justicia, y profesor de Filosofía Política de la Universidad de Harvard, John Rawls, en su obra "La Teoría de la Justicia" en la que plantea el supuesto caso de una persona cualquiera, -que bien podríamos ser usted o yo-, a la que le brindan la oportunidad de diseñar el sistema social en el que va a tener que vivir en el futuro, con la única exigencia de que debe concluir tal tarea antes de que se sepa, cual será la posición que va a ocupar en él.

Y con base en tan irreal perspectiva, el autor afirma, que si al escogido para preestablecer y desarrollar la clase de sociedad en la que va a discurrir su existencia, ignora cual va a ser su circunstancia y el sitial que ocupará en ella, sin duda alguna va a querer estar dentro de una sociedad que ofrezca a todos por parejo, ricos y pobres, grandes y chicos, príncipes y mendigos, igualdad de oportunidades y las condiciones mas decorósamente posibles.

En la certidumbre de que, -salvo que se trate de un insensato al que poco le importe su vida porvenir-, si dedica sus mejores esfuerzos a lograr un esquema lo más consistente y estable posible, más garantías tendrá de que mejor le irá a él en ella.

Cosa que de seguro no ocurriría si el mismo sujeto ya conociera el lugar que va a ocupar en aquella comunidad en el mañana, puesto que de ser así, apenas sí pensaría en algunas reformas al sistema vigente y a la institucionalidad imperante, inspirado por el deseo de que aquellas le den eficiente y prioritaria respuesta a la solución de sus necesidades o le permitan conservar los privilegios y ventajas ya obtenidos.

De lo cual se puede concluir, que cuando alguien tiene certeza sobre el lugar que ocupa en la sociedad, encuentra dificultoso en grado sumo hallar el perfil adecuado de ella en la que todos puedan coincidir, pues cada quien piensa que la mejor colectividad es aquella en la que va a hallar mayores posibilidades de desenvolvimiento para sus potencialidades y mejores oportunidades para colmar sus ambiciones.

De esta manera, si realizáramos a manera de hipótesis, un ejercicio idéntico al del ciudadano del ejemplo propuesto, pero referido a nuestros descendientes, pensando que no tenemos noción sobre cuales irán a ser sus personales circunstancias en el país del futuro, ni cual el papel que les tocará desempeñar en él, seguro que construiríamos un escenario mas justo.

Pues no sabríamos aún, si van a ser varones, mujeres o gays; si blancos, negros o indios; sanos o enfermos; inteligentes o torpes; ricos o pobres; musulmanes, católicos, judios, protestantes o ateos; delincuentes u hombres de bien.

Por tanto, ¿cuál seriá el tipo de sociedad que escogeríamos para garantizarles igualdad de opciones a todos ellos sin exclusión? ¿Y qué clase de instituciones diseñaríamos, que de verdad protegieran de manera idéntica los derechos de unos y otros?

¿Un rampante liberalismo económico en el que los más hábiles y pragmáticos, triunfen, como el de los Estados Unidos?, ¿o un igualitarismo a ultranza en el que se castren la cretividad y la iniciativa privadas, como en Cuba?

¿O un solidarismo con altos impuestos, como en el modelo sueco?; ¿intensas y extenuantes jornadas laborales y bajas remuneraciones como en el sistema hindú?; ¿esquema laico como el francés o fanático religioso como en Iran?; ¿justicia sumaria y pena de muerte para los delincuentes o los que disientan del régimen como en la China, o impunidad rampante como en nuestro país?

¿O una mixtura de todos, con un poco de esto y algo de aquello, en donde las instituciones funcionen, se respete la igualdad dentro de la diversidad y haya reales libertades que no afecten los derechos de los demás, se premie el esfuerzo honrado, se respeten las creencias y se privilegien el trabajo y el adecuado empleo del capital?

¿No es tiempo de pensar en ello?
 

Credito
MANUEL JOSÉ ALVAREZ DIDYME- DôME

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