Las palabras y la política

Alfonso Gómez Méndez

A propósito del prematuro comienzo del proceso de sucesión presidencial vuelven a oírse expresiones como “polarización”, centro, izquierda, centro izquierda, derecha o centro derecha, como si en realidad el país estuviera dividido por concepciones atadas a esas definiciones, a menudo citadas de manera general sólo para eludir la discusión política y filosófica.
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Es muy fácil repetir como loros que a Colombia le hace daño la “polarización” entendida como algo dañino. Pero en las controversias políticas no tiene por qué asustarnos ese término, esencial en la actividad partidista, al paso que el  unanimismo no es propiamente algo que pueda facilitar la vida democrática. 

Precisamente, los partidos políticos son   la vía para canalizar los inevitables conflictos en el manejo de la sociedad y el Estado. Así funcionan, donde hay partidos, las democracias maduras. Lo que ocurre es que, sobre todo a partir del 91 y con el auge del incesante voltearepismo, prácticamente terminamos con los partidos y hoy lo que tenemos son fábricas de avales, huecas de contenido ideológico, o personalismos alrededor de los cuales surgen las divisiones. 

Y es ahí –no sobre las ideas- donde se da la tal “polarización” por insultos, irrespetos, descalificaciones y aún denuncias penales,  llevando las peleas personales a los estrados judiciales. Y lo peor es que el pueblo ya no les cree pues tras insultarse hasta rabiar, días o meses después están de nuevo abrazándose como si nada hubiera ocurrido. Esa es la “polarización” que debe evitarse y sobre todo la que se canaliza a través de la lucha armada. Mucho avanzaríamos si volviéramos a un sistema democrático de partidos. 

Los conceptos de centro, izquierda o derecha deberían girar en torno a los grandes temas del Estado. Habría que preguntar a sus promotores si conocen plenamente la Constitución Política (CP)  y en qué difieren: ¿Acaso sobre el Estado social de derecho? ¿O sobre la democracia directa y participativa? ¿O sobre la supremacía de la CP? ¿O sobre la preeminencia de los derechos inalienables? ¿O sobre la diversidad étnica y cultural de la Nación? ¿O sobre la soberanía popular? ¿O sobre el respeto a la soberanía nacional como base de las relaciones exteriores? ¿O sobre la protección de las libertades públicas? ¿Acaso los partidarios de una u otra tendencia difieren sobre el manejo de la seguridad social o del régimen pensional? ¿O sobre lo esencial o fundamental de acuerdo con el concepto del inglés Harold Laski acerca de la propiedad privada?

Desde 1936, la CP contempla la protección de la iniciativa privada compatible con el concepto de que la dirección general de la economía está a cargo del Estado y que este puede intervenir en la producción, distribución y consumo de la riqueza. ¿Acaso quién está hablando de acabar con la propiedad privada? ¿O de acudir a los hoy desgastados instrumentos de expropiación o nacionalización? Si se lee bien la CP vigente se observa  que en materia económica se sustenta en los postulados de la social democracia, del respeto a la propiedad privada, a la economía social de mercado, al combate de la pobreza y a la equitativa distribución de la riqueza. 

¿Quién ha planteado desde el centro, la izquierda o la derecha alejarse de esos principios constitucionales? ¿Quién se opone a la protección del medio ambiente o de los recursos naturales?

ALFONSO GÓMEZ MÉNDEZ

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