La Visión del Tolima y el 18º camello

Alfonso Reyes Alvarado

Cuentan que a finales del siglo X, un peregrino que transitaba por las tierras cercanas al Nilo decidió acercarse a un grupo de tres hombres que discutía con vehemencia.
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 Al preguntarles por el motivo de la disputa, el mayor de ellos le respondió: “Nuestro padre murió hace un par de días y en su testamento nos dejó como única herencia 17 camellos. El problema es que en su último deseo él quiso que a mí me correspondiera la mitad, a mi hermano la tercera parte y al menor de nosotros la novena parte. Como usted puede ver, no hemos podido, después de dos días de discusión, encontrar una forma de dividir el lote de camellos sin que tengamos que partir a alguno en pequeños pedazos”.

El peregrino, luego de meditarlo por un breve momento, le dijo al hermano mayor: “Te propongo algo, toma mi camello y resuelve tu problema”; “cómo así, respondió el hijo mayor incrédulo”. “Mira”, continuó el peregrino, “con mi camello ahora tienen 18 animales. Según el testamento de tu padre a ti te corresponden 9, a tu hermano la tercera parte, que son 6, y al menor la novena parte que son 2. Ahora bien, si sumamos 9, más 6, más 2, obtenemos 17, que son los camellos que tenía tu padre. El que sobra, el número 18, es, por supuesto, el mío”. Y tomando de nuevo su camello, el peregrino se marchó dejando a cada hermano con la herencia precisa según la última voluntad del padre. 

Leí esta bella historia cuando tuve el honor de presentar la Visión del Tolima 2025, el 29 de noviembre del 2005, es decir, hace un poco más de 15 años, durante el V Encuentro de Tolimenses organizado por la Asociación para el Desarrollo del Tolima (ADT). Volví a recordarla 12 años después, cuando suscribimos en la Universidad de Ibagué un convenio con 40 instituciones de la región para actualizarla. Afirmé, en ese momento, y lo reitero ahora, que a veces necesitamos, temporalmente, traer a la mano algo nuevo para resolver algún problema complejo. En este caso, el problema es el desarrollo futuro de nuestro Departamento y lo nuevo es su Visión compartida.

La Visión 2025 identificó cuatro apuestas productivas: la agroindustria con valor agregado, la logística, el turismo y la industria cultural. El mercado potencial más importante, a quienes dirigir estos bienes y servicios, es Bogotá, mientras que la educación y el fortalecimiento de la ciencia, la tecnología y la innovación se propusieron como ejes transversales, necesarios para catalizar este desarrollo. Un desarrollo centrado en las personas, equilibrado entre lo rural y lo urbano, y sostenible. La Visión también sugería como eje axiológico el cultivo de tres valores que esperábamos inculcar en las nuevas generaciones de tolimenses: un espíritu emprendedor, la solidaridad y el ejercicio de la ciudadanía.

Me parece que tanto el fin como los valores siguen siendo válidos, así como las cuatro ideas fuerza; hoy en día a la industria cultural se la llama “economía naranja”. Sin embargo, el escenario de un Tolima en Paz, la emergencia de la bioeconomía regional y la generación de energía limpia (como la solar), deben ser tenidos en cuenta, así como los efectos que ha dejado la pandemia que estamos viviendo. Se ha hablado de impulsar un ejercicio de reflexión colectiva en razón a los 160 años de nuestra Constitución como Estado; podría unirse esta idea con la necesidad de revisar la Visión Tolima 2025, actualizarla y ponerla a tono con las nuevas realidades que viviremos en las próximas décadas.   

Es fundamental que este proceso de revisión sea hecho de manera mancomunada entre todos los actores interesados en el desarrollo del Tolima, impulsado por la Gobernación. Retomando la historia con la que inicié estas palabras, los tolimenses somos los hermanos en disputa por nuestra herencia y la Visión compartida es el 18º camello. Pongámonos manos a la obra.

ALFONSO REYES ALVARADO

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