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Esa década estuvo signada por varios hechos que impactaron al planeta: la guerra fría entre las dos potencias que reclamaron el triunfo en la segunda guerra mundial, la construcción del muro de Berlín, la consolidación de la revolución cubana, la invasión a Bahía Cochinos y la crisis de los misiles que por poco genera un incidente nuclear, el asesinato de Kennedy, la muerte del Che Guevara, la revolución cultural en China y el escalamiento de la guerra en Vietnam.
Pero, además de estos eventos violentos, también sucedieron logros esperanzadores como la llegada del primer ser humano a la luna y el surgimiento de líderes que apelaban a la no violencia como forma de lucha contra la desigualdad. Tal es el caso de Martin Luther King quien, con su famoso discurso I have a dream, inspiró a miles de jóvenes, no solo negros, a exigir el fin de la segregación racial. Nueve lustros después fueron nuevamente los jóvenes, sin distingo de color y etnia, quienes llevaron al poder al primer presidente negro de los Estados Unidos.
Los jóvenes también fueron protagonistas de la célebre revolución de mayo en París, del surgimiento del movimiento hippie, del emblemático concierto de Woodstock que catapultó la música rock y dio origen a una nueva cultura, y de la transformación de la música cubana en la “salsa” latinoamericana. En esa época nace en Liverpool The Beatles, cuya música influyó durante una década a la juventud de todos los continentes. Lennon, el compositor principal, decidió abandonar el grupo en 1970 y al año siguiente compuso Imagine, a partir de un poema escrito por su compañera Yoko Ono.
La canción, que este año cumple el medio siglo, es una oda a la igualdad, una invitación a imaginar un mundo unido, sin barreras religiosas o políticas y sin límites territoriales entre los países; un mundo en donde no haya motivos para morir o para matar, sino para vivir en una hermandad pacífica, de allí la similitud con el himno a la alegría. Estas letras, como el discurso de Martin Luther King, tienen la capacidad de inspirar y de unir, especialmente a una juventud cansada y sin esperanza.
Estamos viviendo una época similar, los jóvenes se rebelan y reclaman oportunidades de empleo y mejor educación. Tal vez necesitamos una nueva narrativa para encauzar, en un movimiento organizado, este clamor de millones de jóvenes por construir un país en donde no haya motivos para matar o morir prematuramente y la igualdad de oportunidades sea la base de toda política pública.
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