A los aguerridos luchadores sociales (I)

Alberto Bejarano Ávila

Recién END relató: “Ambientalistas del Tolima anuncian movilizaciones populares contra la decisión que cierra puerta para que la comunidad intervenga en proyectos extractivos”, y a posteriori reseñó: “La magistrada ponente (Corte Constitucional) aseguró que se debe tener en cuenta que el Estado es el propietario de los recursos del suelo y el subsuelo lo cual trasciende los intereses regionales y municipales”.

Ahora fue la CC, luego serán unas leyes o “la vista gorda” las que seguirán haciendo eterna y estéril la lucha social (medio ambiente, educación, género, paz, defensa de la tierra, etc.) y de allí que la fundamentación política de los aguerridos y sinceros luchadores sociales no resulte clara y contundente.

¿Sin política algo histórico, crucial y socialmente correcto sucederá en el Tolima? En verdad nada que no nazca de ideas, acuerdos y luchas políticas variará el rumbo regional; pero igual es cierto que la racionalidad política reinante nada cambiará y sí agravará el atraso crónico que ni un alelado niega.

Un refrán dice que “Quien siembra espinas no cosecha flores” y por ello que, como fuerzas centrípetas, dos falsos credos nos hundan cada vez más el atraso: a) que el añejo politiqueo propicia el desarrollo, b) que el desarrollo depende de los negocios porque sí.

Estos equívocos impiden ahondar una relación de causalidad para saber que el atraso regional incuba en el centralismo o el monopolio del Estado y por ello la lucha social (y la empresa raizal) difícilmente tendrá éxito sin autonomía regional y, por tanto, las ideas autonómicas deben emergen como objetivo general que viabiliza objetivos específicos.

Suele suceder que el activismo (de intrínseco carácter político) de quienes defienden el bien común reciban cínicamente, de politiqueros y despistados, el inri de “acciones politizadas”, inri al que a veces coadyuva el mismo activista, cuando se niega a comprender que su lucha específica y personal se da en una realidad sistémico-territorial que supone otras luchas o al usar su liderazgo e imagen para sumarse al electoralismo que cohonesta el subdesarrollo, sin pensar siquiera que la vía políticamente correcta para construir una nueva realidad en el Tolima empieza, ineludiblemente, en la lucha histórica por la autonomía territorial.

Un ejemplo aclarará esta tesis: La constitución española señala en su art. 137, que “el Estado se organiza territorialmente en municipios, en provincias y en las comunidades autónomas (nuestros departamentos) que se constituyan. Todas estas entidades gozan de autonomía para la gestión de sus respectivos intereses”. El art. 148 reza: “las comunidades autónomas podrán asumir competencias en las siguientes materias (5/22 numerales): 1. Organización de sus instituciones de autogobierno; 8. Los montes y aprovechamientos forestales; 9. La gestión en materia de protección del medio ambiente; 10. Los proyectos, construcción y explotación de los aprovechamientos hidráulicos… y regadíos de interés de la comunidad autónoma…; 17. El fomento de la cultura, de la investigación y, en su caso, de las enseñanzas de la lengua de la comunidad autónoma”.

Continúa…

Comentarios