¿Preparados para recibir la vacuna?

Carmen Inés Cruz Betancourt

Mucho se ha dicho y cuestionado sobre la forma de contratación, el costo, la financiación, la logística y las fechas de aplicación de la vacuna contra el Covid-19, pero hay un aspecto que no se ha tratado y que invito a considerar.
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En reciente entrevista por el canal CNN al médico Joseph Varon, jefe de Personal del Hospital United Medical Center de Houston, Texas, en respuesta a la pregunta sobre por qué la vacunación en USA avanzaba tan lentamente, señaló que no era que el proceso fuera lento sino que muchas personas se negaban a ser vacunadas. Que inclusive era muy alta la proporción del personal sanitario de dicho Hospital que, a pesar de tener la primera prioridad para ser vacunados, se había negado a aceptarla.

Las razones que aducen tenían que ver con asuntos como: que para ellos la vacuna no era confiable porque había sido desarrollada con precipitud y sentían temor por las consecuencias secundarias adversas. Señaló que eso demostraba cómo, aún personas de aquel nivel habían asimilado las falsas noticias que circulan profusamente por las redes sociales, y le inquietaba el impacto que podía tener que funcionarios del sector salud las rechacen, puesto que otros podrán pensar que si ellos lo hacen “por algo será”.

Respecto a la idea de que son vacunas hechas con precipitud insistió en que es falso, pues ellas están precedidas de varias décadas de investigación científica muy seria, solo que por falta de financiación no habían avanzado sus fases finales, y solo ahora lograron que gobiernos y fundaciones aportaran importantes recursos, y ello permitió que un gran número de científicos y centros de investigación se dedicaran a sacar adelante las etapas pendientes.

Reiteró su plena confianza sobre la seriedad del trabajo realizado por científicos y laboratorios de reconocido prestigio, por lo cual no tenía duda alguna de la calidad de las vacunas e insistió en la importancia de hacer pedagogía para que las comunidades, mejor informadas, las acepten puesto que solo si un alto porcentaje de la población recibe la vacuna (cerca del 70% logra la llamada inmunidad de rebaño), se consigue el efecto buscado, de otro modo, quienes no lo hagan pondrán en riesgo al resto de la población.

La experiencia citada debe alertarnos porque si la mencionada comunidad en USA ha mostrado semejante actitud, no sería extraño que en nuestro medio suceda algo similar, con el agravante de que en este entorno subsisten altos niveles de fetichismo y creencias en procedimientos “caseros”, menjurjes y pócimas mágicas, con los que sustituyen inclusive productos que han superado pruebas científicas serias.

De hecho, con sorpresa he escuchado personas en mi entorno cercano que no están dispuestas a vacunarse porque “han oído” que tiene efectos secundarios peligrosos, algunos hasta repiten argumentos delirantes como que: con ellas les estarían inoculando productos que los pondrán en peligro de ser dominados por las potencias que las produjeron o que fueron diseñadas para crear dependencias perniciosas para enriquecer a los laboratorios que las producen. Son comentarios que desconocen la letalidad del virus, reflejan ignorancia y amenazan el éxito del proceso de vacunación. Y son tantas las falsas noticias que circulan en las redes que han dado lugar a la publicación de una “Guía para desmentir 24 noticias falsas sobre la vacuna de Covid-19” (anmdecolombia.org.co) que debemos conocer a fondo.

Es evidente, entonces,  que no basta con resolver la enorme financiación y la compleja logística que implica, ni con ocuparse de una adecuada priorización y programación para su aplicación, tiene máxima urgencia que se emprenda una campaña educativa intensa, que incluya múltiples estrategias y actores, para resolver las inquietudes y dudas que han sembrado las falsas noticias y se promueva la aceptación generalizada de la vacuna, como la mejor oportunidad para superar el flagelo que nos ha traído el devastador Covid-19.

CARMEN INÉS CRUZ

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