El paso por Soacha, una barrera que limita el turismo y afecta la economía

Carmen Inés Cruz Betancourt

Definitivamente el paso por Soacha constituye una gran barrera frente al propósito de estimular el flujo de turistas procedentes de Bogotá hacia el Tolima y el resto del Eje Cafetero.
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Veamos: El recorrido desde la calle 72 (Avenida Chile) con carrera 30 de Bogotá hasta pasar Soacha, que según Waze suman 25 kilómetros y en condiciones “normales” no debería tomar más de 50 minutos, a unos amigos que quisieron “huir despavoridos” del severo confinamiento impuesto en la capital como consecuencia del creciente contagio del Covid-19, el pasado fin de semana salieron de aquel sector rumbo a Ibagué a las 4:30 p.m. y les tomó cuatro  horas recorrer dicho trayecto como consecuencia de los sucesivos trancones que encontraron. Fue tiempo suficiente para discutir sobre la posibilidad de regresar y quedarse en casa pero el temor al encierro y la presión de los niños que clamaban por sol y piscina los mantuvo en la ruta. Y es previsible que el próximo fin de semana que Bogotá mantiene el riguroso confinamiento, sucederá algo similar. En otras ocasiones el recorrido puede llevar un poco menos, pero lo cierto es que el paso por Soacha representa un fenomenal cuello de botella para entrar y salir de Bogotá. 

Sobre Soacha hay que decir que es un municipio aledaño a Bogotá que crece en forma desbordada; hoy se estima que tiene más de 560 mil habitantes (algo más que Ibagué) y su infraestructura de vías y servicios son muy precarias pero sigue recibiendo gente, especialmente migrantes y desplazados procedentes de cualquier rincón del país, que se hacinan en vecindarios precarios donde son acogidos por sus paisanos de una y otra región y etnia. Llegan atraídos por la proximidad a Bogotá y porque allí los servicios públicos, el arriendo e impuestos son mucho menos costosos que en la capital. Así se ha convertido en una “ciudad dormitorio” donde residen muchas personas que trabajan en Bogotá, y cada día y noche viajan en transporte público, motocicletas, mototaxis y bicicletas que conforman un torbellino. A ello se agrega cientos de vendedores informales que hacen aún más dramático el paso por aquellas vías, las mismas por donde transita un gran flujo de vehículos que va y viene de Bogotá al centro y sur occidente del país, incluyendo grandes tractomulas, mulas, camiones y furgones que llevan y traen mercancía al, y del, puerto de Buenaventura, el más importante del país, y al resto de sectores en su recorrido.

La policía organiza contraflujos y suspende el paso a vehículos pesados durante ciertos días y horas, lo que constituyen un gran esfuerzo pero no resuelve el grave problema de movilidad en aquel corredor que, pasando Soacha, en general es un recorrido relativamente ágil por una buena vía.

No es exagerado entonces afirmar que el paso por Soacha desestimula el turismo hacia esta zona incluyendo a Ibagué, con el agravante de que cuando se trata de promover el turismo de grupos y familias, la opción del transporte aéreo no es válida porque sus costos son excesivamente altos, se ofrecen muy pocas frecuencias y son mínimas las opciones de conexión con otros destinos. Resolver aquel obstáculo no está a nuestro alcance y solo queda insistir para que las autoridades competentes lo hagan teniendo en cuenta el grave impacto sobre la movilidad y la economía de todo este entorno y del país, puesto que es obvio que cuando un recorrido que se puede hacer en tres horas toma ocho, se está multiplicando el costo de todo cuanto se transporta. Algo similar dirán quienes transitan por el corredor norte de Bogotá rumbo a Boyacá y los Santanderes, donde también encuentran que el paso por el entorno de Chía incluye un trancón monumental con los altos costos e incomodidad ya referidos. 

En suma, no solo por la pandemia Bogotá enfrenta un severo bloqueo en ambos accesos y las graves consecuencias no son solo para la capital. Surge entonces la pregunta: ¿Cómo es posible que nuestra gran capital y su vecina Soacha no hayan podido superar los conflictos políticos y de otro orden para resolver dicho problema? Es un reto que no han asumido con la debida responsabilidad y diligencia. Están en deuda con el país. 

CARMEN INÉS CRUZ

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